LoveFiction

10. Atrapada

Trixie's POV:

—Preciosa, ¿te puedo robar un segundo? —Lucas me preguntó, interrumpiendo mi charla con Harry y mi prima.

Le di una mirada al ojiverde. No quería dejarlo solo en un lugar que no conocía a nadie. De un momento a otro mis preocupaciones fueron escuchadas, ya que Ray apareció en el patio anunciando a todo pulmón su llegada con cervezas en la mano. Mi familia lo saludó, como siempre, muy animadamente

—¿Y este? —me quejé señalándolo.

Mi mejor amigo me identificó y se abrió paso a nosotros con una gran sonrisa en su rostro.

—¿Tú no escarmientas? —le reclamé—. Ya deja de tomar. Demasiado alcohol en un fin de semana. ¿Quién te invitó aquí?

—Tu papá me escribió. Sabe que soy el alma de la fiesta, perra. —Sonrió ahora posando sus ojos en Styles—. No sabía que Harry también vendría. Me hubiese puesto algo mejor para verme más guapo.

Harry rió quedito mirando al italiano.

—Ya estás guapo, Ray, no te preocupes —le dijo.

Ahora, más tranquila y sabiendo que Harry podría quedarse con Ray, me dejé guiar por mi novio al interior de la casa. No nos quedamos en la sala y subimos al segundo piso, a la oficina de mi padre. No sabía de qué querría hablar, pero si me había traído hasta aquí era porque no quería que nadie nos escuchase.

—¿Planeas matarme o algo así? —bromeé.

Lucas sonrió un poquito cerrando la puerta detrás de él para luego apoyar su espalda contra ella. Me le acerqué despacio a la vez que estiraba mis brazos en su dirección, buscando un abrazo.

—Te extrañé —murmuré escondida en su cuello.

Sus brazos me apretaron contra su pecho desde mi cintura.

—Me viste ayer, amor —contestó entre risitas—. Pero no te culpo, yo igual a ti.

Era raro no pasar días seguidos con él. La mayoría de mis días me las pasaba en su apartamento o me quedaba a dormir porque mi trabajo quedaba más cerca desde su hogar. Raramente me quedaba en mi casa.

—¿Y para qué me trajiste aquí? ¿Vas a hacerme algo en la oficina de mi papá? Eso es sucio, Lucas —jugué.

Mi novio hizo una mueca y rió negando con la cabeza.

—Necesito conversar contigo —dijo—. Es sobre ayer.

El corazón se me detuvo. Volveríamos a tocar ese tema y terminaríamos peleando de nuevo.

—Bebé, ya te dije que Harry...

—No. Es sobre después —interrumpió—. Cuando te fuiste.

Esto sí debía de escucharlo, así que me separé de él, retrocedí unos pasos, me quedé callada y lo dejé hablar.

—Hace unas horas después de mensajearnos y decirme que estabas bien, me fui a mi apartamento —contó—. Yo ya estaba por echarme a dormir cuando recibí una llamada de tu mamá.

Él hizo una pausa. La música animada que se oía abajo no iba para nada con el ambiente misterioso e incómodo que se había formado aquí.

—Ella me preguntó si estaba contigo, que no le respondías los mensajes —continuó.

Maldita sea. Estaba muy cagada.

—Le dije que sí estabas conmigo y que por eso no habías llegado a casa. Que no se preocupase —agregó, serio.