5. Sobre sexo

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¿Qué se supone que diga ahora?

"¡No le contestes, arruina nuestro momento!"

Sí, eso quisiera decirle. Estaba claro que me daba pánico que una hermosa modelo como Camille, que ya es su novia aunque no la recuerde, hable con Harry y pueda hacerlo caer en sus redes. Otra vez.

—Me ha llamado toda la mañana. Esta es la tercera vez —avisó nervioso.

—Respóndele y dile que estabas durmiendo.

—No, si se supone que estoy hablando de negocios contigo.

—Entonces dile que estás ocupado y le hablas más tarde.

—Tú contesta —escupió lanzándome el celular.

—¡¿Qué?! ¡Es tu novia! —chillé devolviéndoselo.

—¡Pero se va a poner a hablar y yo no voy a saber qué decirle! —Me lo tiró de nuevo.

—¡Inventa algo, tú eres el actor! —Lo lancé a su regazo.

—¡¿Actor?!

—¡Ay, contesta, luego te explico!

Me arrimé lo más lejos de Harry posible sin bajarme de la camilla y él contestó la llamada. Ahí estaba Camille, sonriéndole ligeramente a la pantalla.

Ahí estás —ella le dijo con suavidad y con su típico acento algo marcado—, ¿cómo te sientes, cariño?

Harry me miró de soslayo.

—Estoy genial, hablando de negocios con una compañera de trabajo.

Oh, bueno, tu mamá me lo comentó. Solo quería ver si te encontrabas bien después de... nuestra pequeña discusión.

¡Oh, mierda, ahora hay una historia incompleta que descifrar!

—Tranquila, Camille, no te preocupes por eso —él le sonrió sin mostrar sus dientes.

La rubia intentó mantener su sonrisa, mas su gesto confundido la delató.

¿Por qué actúas como si fueras tú el molesto?

¿Por qué piensas eso?

Bueno, solo me dices Camille cuando peleamos.

Harry exhaló.

—Cariño, estoy bien, solo algo estresado. Lo siento.

Ay, mi corazoncito. ¿Lo oyeron romperse?

—Está bien. Sé que saldrás esta tarde, así que te veo en casa.

Harry tragó saliva y sus pies se movieron nerviosos debajo de la sábana.

—Claro.

Y, Harry, ¿podremos hablar de lo que pasó? De verdad quiero que todo esto vaya bien.

Valimos. Empecemos a correr en círculos.

—Sí —Harry titubeó al responder.

Ok. Te dejo para que sigas trabajando. Te amo.

El oji verde volvió a mirarme nervioso.

—Yo también. Adiós.

Y así cortó la llamada, seguido de un suspiro lleno de alivio.

—Oh, Dios, ¿en qué me metí? —cerró sus ojos respirando profundamente.

—Te dije —canturreé regresando a mi puesto a su lado.

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