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20. Salvaje

*¡Advertencia! Capítulo con contenido explícito. Leer bajo su propia responsabilidad. X

Cuando mi familia se enteró de dónde y con quién estaba realmente, casi muero a través del teléfono.

Las noticias se hicieron virales, por supuesto. Un día después de que mi universidad se había enterado del tema, mis padres también lo hicieron por medio de mis chismosos compañeros de clase.

Mamá estaba furiosa. Algo emocionada por ser Harry Styles, pero sobre todo enojada por la mentira. Mi papá quería matar al oji verde, y mi hermano mayor celebraba que "por fin logré conocerlo y que vivía con él".

Ahora, a sólo dos días de volver a nuestra "realidad", tenía el teléfono reventando en llamadas y notificaciones. Harry había apagado el suyo diciendo que no quería que nadie lo jodiese, que ya se encargaría de eso al llegar a California.

—Es tu mamá —Styles objetaba—. Deberías responderle.

Sujetaba mi cabeza entre mis manos con los codos apoyados en la mesa. Todo el día había estado llamándome exigiéndome hablar con Harry para pedirle explicaciones, pero yo obviamente no quería que eso sucediese.

—¿Estás listo para decirle a Emma Bauer y Antonio Beckett que me llevaste a Jamaica contigo a escondidas porque te atropellé y te hice perder la memoria? —reté.

Una de sus cejas se alzó mientras su mano con un trapo dejaba de fregar la mesa, limpiándola de nuestra cena express de hace un rato: pizza congelada.

—Bueno, podemos saltarnos las partes trágicas —argumentó.

El celular sobre la mesa dejó de vibrar. Otra llamada perdida más agregada a la lista. En pocos segundos volvería a sonar.

—¿Cómo le digo a mis papás que hace tres semanas empecé a salir con una celebridad y ahora me beso con él?

—Les dices que empezaste a salir con un chico que te gusta y por eso lo besas —corrigió con suavidad.

Le di una una mirada sin alzar la cabeza. Él tenía razón, solo que no era suficientemente valiente para enfrentar lo que dirá mi familia y cómo se lo tomarán.

El celular volvió a vibrar por vigésima vez en la última hora. Harry me hizo un ademán con su cabeza incitándome a tomarlo y yo, con un resoplido, tomé el aparato y contesté la videollamada.

Mamá estaba ahí. Su cabello rubio y lacio seguía intacto como siempre. Sus ojos azules ahora no brillaban con su típico cariño, brillaban llenos de molestia. Sabía que quería arrancarme la cabeza.

—Hola, mami. —Sonreí de oreja a oreja.

—¿Y el susodicho?

Era inútil intentar mentir.

—Limpiando la mesa.

—Ah, entonces lo tienes de esclavo.

No separé los labios, no intenté hacer una mueca, procuré incluso no respirar para no hacer algo que le molestase más.

—¿No vas a presentármelo?  —mamá insistió.

Le di una mirada de soslayo a Harry. Él ya había escuchado y acomodaba su cabello hacia atrás, tratando de lucir mejor de lo que ya se veía.

—Ay, pero si ya lo conoces...

Una de las cejas delgadas de mamá se alzó, retándome. Solo suspiré girando un poco mi celular a mi izquierda, ahí, alzando el mentón e inflando el pecho, se sentó Harry en la silla a mi lado y se presenció frente a la cámara.