Pecadores Pt.2

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—¿Hacia dónde nos dirigimos ahora?

—Llegaremos a Hizuru en pocos días —respondió Kiyomi a un lado de Annie. Ambas estaban en la cubierta del barco, tratando de distraer sus pensamientos con la vista del mar—. No puedo creer que Mikasa está tratando de detener el retumbar. Dudo que Hizuru esté destruido.

—Supongo que sólo comeré pescado por un tiempo —suspiró Annie, tratando de hacer una broma, pero su estado de ánimo sólo la hizo sonar patética.

—La comida del mar de Hizuru es un manjar —rezongó Kiyomi.

—Eso está bien... ah, podría comer aves ahora —resopló Annie, sintiendo un hueco en el estómago, ya que era obvio que moría de hambre, pero no era la única inquietud que alojaba su cuerpo.

—Ayudé a que Zeke y Eren se encontraran —comenzó Kiyomi, cerrando los ojos, sintiéndose avergonzada y culpable—. Es probable que no haya manera de reparar esta matanza.

—Entonces, si Hizuru sobrevive a esto... ¿fingirás ignorancia sobre Paradis? —preguntó Annie, recargándose sobre el barandal.

—El tiempo no borrará nuestros pecados, pero... no puedo sentarme en mis remordimientos. Un futuro para Eldia... haré todo lo posible eso —aseguró, alzando el rostro—. Viví priorizando la prosperidad del clan y la familia por sobre todo —una lágrima rodó por su mejilla, sintiendo todo el peso de sus decisiones, esas que la habían llevado hasta ese momento... y al mundo también—. Extraño, no lo notamos hasta que se pierde... que... más importante que las ganancias o pérdidas es el respeto por otros...

Las palabras de Kiyomi comenzaban a inundar la mente de Annie, llenándola de imágenes de su padre, sus compañeros soldados de Marley, los de la Legión de Reconocimiento... Armin...

Amistad.

Familia.

Amor.

—Pero... ya es muy tarde —suspiró cerrando los ojos, sin notar que Falco yacía a sus espaldas y había escuchado todo lo que habían dicho.

—Señorita, Annie, yo... tuve un sueño —comenzó Falco, con cierto nerviosismo.

—¿Un sueño? ¿Sobre Galliard? —preguntó Annie casi con aburrimiento. No tenía ganas ni ánimos de escuchar a ese niño.

—Un sueño de Zeke... o una memoria —comenzó Falco, alzando el rostro. Debía mostrarse seguro si quería que lo tomaran en serio como un soldado, y ahora un Titán—. Mencionaste que el Titán Hembra puede imitar el poder de otro... al comer un parte de él, ¿no?

—Bueno, el Titán Hembra no tenía realmente algo especial... así que experimentamos mucho ¿por qué? —soltó Annie sin prestarle demasiada importancia al niño, ya tenía demasiado en qué pensar.

—¡Sí! Entonces... tal vez entonces... ¡Podría funcionar! —gritó Falco emocionado, haciendo que Annie se girara a mirarlo extrañada.

—¡Cállate! ¡Mueve carbón si no tienes nada que hacer!

—¡Eek! —chilló Falco, encogiéndose sobre sí mismo al ver molesta a Annie, quien seguida frunció el ceño.

—Espera, ¿viste las memorias de Zeke? —preguntó sorprendida.

—Sí, me volví un Titán con el fluido espinal de Zeke... así que pude haber heredado alguna característica del Titán Bestia.

—Ok, ¿y qué?

—La memoria que mejor recuerdo es... volar sobre las nubes... y... creo que también puedo hacerlo, lo siento en mi interior.

—¿Qué es lo que dices? —preguntó Kiyomi, bastante intrigada.

𝑩𝒓𝒐𝒌𝒆𝒏 𝑾𝒊𝒏𝒈𝒔 • SNKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora