Capítulo 1

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—¡Ey! ¡Empollona! —Intentó llamar mi atención, mientras se sentaba sobre mi mesa. —Te estoy hablando a ti, Sullivan. —Dijo de mala gana, y me quitaba el bolígrafo para dejar de escribir y prestarle atención.

—¿Qué quieres Dayana? —Alcé la mirada para ver a la rubia de ojos azules.

—Que hagas mis tareas ¿No es obvio? —Contestó, observando sus uñas bien pintadas de color rosa.

—Tienes dos extremidades llamadas manos, con las que puedes escribir, así que hazlas tu misma. —Dije con una voz tranquila.

—Mis finas y suaves manos no son para escribir, además, esta noche me voy a una fiesta. —Se echó el cabello a un lado. —Entonces, ¿Vas ha hacerme las tareas o no? —Preguntó, a lo que yo alce una ceja.

—Todos los días me lo preguntas, y todos los días te doy la misma respuesta, así que ya sabes cual es mi contestación. —Me miró con odio, como de costumbre.

—Entonces ya sabes lo que te espera a la salida. —Dijo amenazantemente y dejó el bolígrafo encima de mi pupitre.

—Ya terminó el descanso del cambio de clase, vuelvan a sus pupitres correspondientes. —Ordenó la profesora de literatura, Adalía.

Todos se fueron a su pupitre correspondiente a excepción de Dayana, quién seguía sentada sobre mi pupitre, mirándome con odio e intentando "intimidarme" con la mirada.

—Señorita Evans, sientese en su pupitre. —Dijo la profesora Adalía.

—Está bien profesora Adalía. —Dijo Dayana con voz de niña buena e infantil. Se levantó de mi pupitre y se fue al suyo, antes de sentarse en su silla volvió a dirigirme una mirada de odio, y posteriormente se sentó.

Sinceramente no me importa Dayana, ni sus amenazas. Ya estoy acostumbrada a las amenazas de los demás, esta solo era una más de cientas. La gran mayoría de compañeros de clase eran las típicas pijas, algunos que otros matones, dos o tres mujeriegos, las estudiantes que le hacían las tareas a las pijas, el grupo de matonas que cambiaban más de novio que de calcetines... Y yo. Yo soy la atenta y callada, la estudiante que no le hace las tareas a las pijas o matonas, la antisocial a la que le hacen bullying. Soy la que mejor nota tengo de toda la clase, aún que las pijas no hacen las tareas por si mismas, sacan buenas notas en los exámenes gracias a que le hacen mucho la pelota a los profesores, a diferencia de mi.

(...)

Sonó el timbre de las 15:00. Al fin termina la clase, no es que odie la clase, pero es que las tareas, los exámenes, las explicaciones de los profesores... Todo es muy fácil, o al menos para mi. Guardé los cuadernos, libros y mi estuche en mi mochila, la cual me colgué. Iba a salir por la puerta de la universidad por la que salían los estudiantes, pero antes de salir escuché la irritante voz de Dayana detrás de mi.

—¿Qué te creías? ¿Qué te ibas a ir así como así? —Escuché su borde voz.

—Que sea rápido, tengo mejores cosas que hacer. —Me giré para ver a Dayana Evans y su grupo de amigas.

(...)

Después de la golpiza que me dieron Dayana y sus amigas fui al baño de un restaurante cercano a mi casa, no quiero que mi madre sepa que sufro bullying. Entré al baño del restaurante y me aseé un poco, al parecer no se notaba. Salí del restaurante y llegué a mi casa, llamé al timbre y no se tardó en escuchar la dulce voz de mi madre contestando con un «Ya voy» y seguidamente me abrió la puerta.

—Hola cariño. —Me hizo espacio en la puerta para pasar, y entré.

—Hola mamá. —Ella cerró la puerta y le di un beso en la mejilla.

—La comida está en la mesa. —Me fui a la cocina y me senté. —Hoy has llegado más tarde de lo normal. —Se sentó frente a mi.

—Si, es que estuve copiando unos apuntes, perdón por preocuparte.

—No pasa nada.

(...)

—Gracias mamá, estaba todo muy rico. —Me levanté, recogí la mesa y me iba a ir a mi habitación.

—¿Ya vas ha estudiar? —Me preguntó antes de que saliera de la cocina.

—Sí, por la tarde iré a correr, y si no bajaré a cenar. —Salí de la cocina.

—Está bien, pero no te esfuerces tanto. —Me gritó desde la cocina ya que yo estaba subiendo por las escaleras.

Entré a mi habitación, me descolgué la mochila que cogí antes de subir por las escaleras, y saqué los libros para hacer las tareas. Me senté en mi escritorio y empecé ha hacerlas.
Las tareas son demasiado fáciles, no se tardan ni 1 hora en terminarlas. Así que ya que no tengo nada mejor que hacer, por lo que mejor sigo leyendo uno de mis libros favoritos.
Comencé a leer, ya llevaba 1 hora aproximadamente leyendo y el sueño me iba ganando, aún que yo no suelo dormir por las tardes, decidí acostarme en mi cama. Sin darme cuenta me dormí.

(...)

Me desperté por que llamaron a la puerta de mi habitación.

—¿Quién es? —Pregunté incorporándome en mi cama.

—Soy mamá, ¿Quiéres merendar? —Miré el despertador que estaba sobre mi mesita de noche. Eran las 18:00.

—No mamá, iré a correr. —Le contesté.

—Está bien. —Sentí los pasos de mi madre alejándose de mi habitación. Me levanté y sustituí la ropa que llevaba puesta, por una deportiva. Bajé con rapidez las escaleras y me dirigí a la puerta.

—No llegues muy tarde. —Dijo mi madre desde el salón.

—Vale, adiós mamá. —Salí a la calle, y empecé a correr.

Correr me ayuda a olvidar mis problemas, o al menos unos pocos. Siento como una mezcla de relajación y odio. Relajación al olvidar algunos problemas, pero odio al ver a algunas personas detestables de la sociedad. Mientras corro veo a ancianos sentados en unos bancos quejándose de su edad, adolescentes metiéndose con otros, algún que otro borracho, chicas pijas con un montón de bolsas de haber comprado ropa, conductores que van a demasiada velocidad, etc. Es decir, personas mayores que no agradecen a ver tenido la suerte de llegar a esa edad, adolescentes infelices que intentan hacer más infelices a otros para sentirse mejor, borrachos que no aprecian su salud, chicas que creen que el dinero les dará la felicidad, conductores que no aprecian su vida ni la de los demás.

Empezó a oscurecer así que me fui a casa, me di una ducha, bajé a la cocina, me preparé algo de cenar y me despedí de mis padres. Subí las escaleras, cuando iba a entrar a mi habitación sentí las ganas de entrar a la habitación de al lado, pero las aguanté. Entré a mi habitación, me puse mi pijama y me acosté.

Revenge for love (Homicidal Liu y tu)Where stories live. Discover now