CAPITULO 89: So let the light guide your way

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Entre calladas lágrimas Miriel se había quedado profundamente dormida poco rato después de que por fin pudo recostarse. Descansaba plácidamente hasta que una suave briza la despertó, abriendo los ojos lentamente se dio cuenta de que se encontraba recostada sobre césped. Se vio en el medio de la oscuridad de un espacio abierto, en cualquier dirección solo podía distinguirse el cielo oscuro sin estrellas o luna y la hierba. Confundida camino con la esperanza de encontrar el campamento o a alguien, sin embargo le daba la impresión de que por más que caminaba no parecía avanzar.

-¡¿Hola?!- grito con fuerza, sin obtener respuesta alguna que no fuera el eco de su propia voz.

De pronto el césped frente a ella se volvió más claro por una luz a sus espaldas, al darse la vuelta pudo ver en el cielo grandes luces azules que ondeaban, nunca había visto algo así, era precioso. Se extendían por el inmenso cielo sobre ella, parecían tan cercanas como si para alcanzarlas solo bastara con estirar la mano. Miriel entonces pudo distinguir que de entre ellas surgía una silueta blanca que caminaba hacia ella. Emanaba una luz tan brillante que cuando estuvo frente a ella Miriel tuvo que apartar la mirada hasta que sus ojos se habituaran a aquel resplandor. Cuando al fin pudo mirar sus ojos se llenaron de lágrimas y una débil sonrisa apareció en sus labios, aquella misteriosa figura era su hermano, Haleth. Él la miró con cariño sonriéndole tranquilamente, se abrazaron con fuerza.

-Lo siento- dijo Haleth, su voz tenía un efecto de eco extraño y su piel irradiaba luz blanca- lo siento por todo.

-No lo entiendo ¿dónde estamos?- murmuro Miriel mirándolo con el ceño fruncido.

-Necesitaba verte antes de irme, disculparme - contesto él, esas palabras le rompieron el corazón a Miriel.

-No hay nada que perdonar Haleth- contesto afligida, él le sonrió dulcemente.

-Has sido muy valiente hermana, ahora más que nunca estás cerca del final- le dijo acariciando el cabello de ella.

-Me asusta descubrir como acabara todo.

-No tengas miedo... nada malo va a pasarte, vas a estar bien.

-¿Y qué hay de ti? ¿Vas a estar bien?

-No tienes que preocuparte por mí- le aseguro- ahora que tengo tu perdón puedo partir en paz.

-Espera, no te vayas- lo detuvo suplicando, y el dolor que sentía se asomó en los ojos castaños de Haleth, iguales a los de ella.

-No sabes cómo desearía haberme quedado a tu lado cuando tuve oportunidad.

-Por favor- Miriel le rogo- quédate conmigo un poco más.

-Fue un lindo sueño Miriel- le dijo Haleth dándole un beso en la frente- pero debes despertar.

Abrió los ojos, y como si de un parpadeo se tratara estaba de nuevo en la tienda. Estaba llorando, se sentía incompleta como si una parte de ella acabara de dejarla, trato de no hacer mucho ruido no quería despertar a Legolas quien dormía en el catre junto al suyo. De alguna manera verlo ahí la hizo sentir mejor, la hizo sentir menos herida. "No voy a detenerme, no voy a rendirme ahora... voy a terminarlo todo" pensó. Con cuidado y sin hacer un solo sonido se levantó y salió de la tienda, podía verse que el sol comenzaba a salir entre las nubes grises en el cielo, donde aún podían observarse esas extrañas líneas de un color morado oscuro. Todo estaba en silencio pero a Miriel le parecía que aun podía percibirse el eco de todo lo que había acontecido ahí apenas unas cuantas horas atrás. Entró a una de las tiendas y se acercó hasta uno de los catres.

-¿Cómo te sientes?- le susurro a Eothain, quien abrió los ojos despacio cuando la escucho.

-Mucho mejor- contesto con la voz adormilada aun- todo gracias a sus cuidados Mi lady.

Born to Die (Terminada)Where stories live. Discover now