CAPITULO 85: Happier

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Miriel despertó por el sonido de una voz desconocida que la hizo ponerse en alerta no sin antes darse cuenta por lo bien iluminado que estaba su alrededor se había quedado dormido la noche entera en lugar de por pequeños periodos como acostumbraba, en su rostro aun había rastros de lágrimas de la noche anterior. Miriel saco su daga poniéndose de pie despacio cuando volvió a escuchar aquella voz murmurando sin parar además del sonido de múltiples pisadas. Se dio cuenta de que el sonido provenía de detrás de los arbustos que estaban frente a ella, despacio se acercó hasta que pudo ver entre ellos, distinguió entonces una figura humana no muy alta bastante andrajosa y que caminaba de un lado a otro hablándole a los animales que lo rodeaban, Miriel guardo su arma aliviada. Camino hasta ellos esperando no asustar a nadie, pero igualmente los animales retrocedieron ante la presencia del intruso.

-¿Radagast?- el mago miro hacia todos lados como si no supiera de donde venía el sonido, incluso cuando Miriel estaba a metro y medio de él- Radagast, soy Miriel- lo llamo moviendo la mano para llamar su atención.

-Oh tu- le dijo cuando al fin noto su presencia- ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?- Radagast parecía preocupado como si pudiera sentir lo mal que se encontraba ella.

-Estoy bien, gracias, solo un poco cansada.

-Oh pobre criatura, ven conmigo podrás descansar a salvo aquí dentro.

Radagast invito a Miriel a entrar a su choza, donde amablemente le ofreció un lugar para descansar y una taza de té que sabía algo extraño pero que al beberlo Miriel pudo sentirse un poco mejor.

-Dime ¿por qué deambulas por el bosque tu sola?

-Estoy en camino al reino de los elfos, pero ya que tuve la fortuna de encontrarme con usted debo advertirle también, todo el bosque está en grave peligro.

-¿Los hombres del norte?- murmuro él como si ya supiera la respuesta.

-El rey Aragorn y los jinetes de Rohan trataran de detenerlos pero no sé qué tanto puedan hacer... Debe resguardarse, al igual que todas las criaturas que lo habitan... aunque debo confesarle que no es lo único que me preocupa, hay algo diferente, temo que el mundo entero esté en riesgo.

-Esto de horroriza profundamente ¿no es así?

-Es extraño- contesto ella frunciendo el ceño, mientras más prestaba atención de la nada surgía dentro de ella una extraña sensación sofocante- se siente como si agonizara.

Radagast no dijo una palabra simplemente la miro extrañado en un principio, hasta que sus ojos fijos en ella se hicieron grandes completamente pasmado, a Miriel le pareció más extraño de lo que usualmente se comportaba pero no dijo nada, después de algunos instante Radagast pareció salir de aquel repentino trance y por primera vez desde que lo conoció Miriel pudo ver en él una expresión de completa y absoluta lucidez. Radagast cruzo el lugar hasta sentarse junto a Miriel.

-Los hombres han reclamado la tierra como si fuera simple suelo inerte, se olvidan que la vida se extiende y manifiesta en ella, nadie puede ser dueño de eso... siempre está escuchando, y tiene formas curiosas de detener una pelea.

Miriel sintió como si todo se hubiera detenido escuchando esas palabras repetirse en eco como si la atravesaran de un lado a otro, fue confuso hasta que en un parpadeo todo había vuelto a la normalidad incluso Radagast tenía esa mirada distraída nuevamente.

-Bueno, le agradezco enormemente su hospitalidad pero me temo que no tengo mucho tiempo, debería continuar mi camino- dijo ella poniéndose de pie- si me doy prisa llegare a las puertas de Mirkwood antes del anochecer.

-Jamás podrás entrar por las puertas, están selladas... el rey las cerro, nadie ha salido o entrado.

-Debe haber una forma de entrar- dijo Miriel consternada pero pronto se dio cuenta de que Radagast ya no estaba prestándole atención en su lugar daba vueltas de un lado a otro murmurando para sí mismo, ella soltó un suspiro contemplando la idea de tomar otro camino incluso si eso significaba correr el riesgo de perderse en el oscuro bosque.

Born to Die (Terminada)Where stories live. Discover now