Otra nueva pista que me confirma que doy asco ligando

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POV Percy

Hades ni siquiera hizo el amago de hacernos aparecer en el castillo hasta que Annabeth despertase, quizás fue un castigo por ser tan estúpidos, pero nos hizo caminar hasta su palacio y yo con Annabeth en brazos.

Llegué a pensar que tenía fiebre, notaba el cuerpo caliente hasta que me fijé que el calor solo lo desprendía aquella marca que se borraba poco a poco como si la estuviesen quemando. Según Nico eso dolía bastante así que me consolaba que estuviese desmayada, mucho mejor.

Apenas pude mirarla en todo el camino, mi atención estaba en Thalia a ver cómo se encontraba y no abrió la boca en ningún segundo, tampoco volteó a mirarnos, estaba totalmente en silencio. Por mi mente surcaba una y otra vez la imagen de los tres hermanos abrazados, sabía que era la última vez que les vería así en un muy largo tiempo, pero me alegraba por Thalia y sobretodo por Annabeth. Al fin y al cabo su héroe de la infancia, ese referente que tenía, había sido el único capaz de salvarla.

-¡Visitas! - exclamó Perséfone entrando en la sala principal. - Venid, os voy a enseñar mi pequeño vivero.

Titubeé viendo a Annabeth sobre un pequeño sofá rojo que tenía pinta de ser de decoración y no haberse usado en la vida, pero tampoco quería llevarle la contraria a Perséfone y que se enfadase. Ya había tenido suficiente con diosas furiosas.

-Ve, yo me quedo con ella - me animó Nico sentando en el suelo a su lado.

En otras circunstancias no hubiese cedido, pero ahora me sentía agobiado con todo lo que se vendría con su vuelta. Estaba contento, feliz incluso como hace tiempo no lo había estado, pero también nervioso y saturado. Una mezcla de emociones que solo me agobiaba y esperaba que se me fuese escuchando a Perséfone hablar de sus plantas.

Quizás Perséfone no sabía el significado de "pequeño" o para los dioses las medidas son diferentes, pero eso de pequeño tiene poco. Me confirmaba que el castillo era mucho más grande y robusto de lo que parecía por dentro, había abierto la puerta de lo que pensé que sería una pequeña sala solo para encontrarnos otra aún mayor, mucho más grande que todas las habitaciones juntas de nuestro barco.

-¿No está esto demasiado iluminado? - preguntó Leo con los ojos entrecerrados como nosotros.

No es que fuese algo alucinante como un gran día de sol de verano, pero para nosotros que nos habíamos acostumbrado a la luz justa para ver en el Inframundo, esto molestaba bastante a la vista. Es muy parecido al jardín, también de su propiedad, que habíamos visitado al llegar, solo que aquí no había árboles y si muchas mesas mesas y plantas por doquier. Y flores, muchas flores de intensos colores.

-Las flores necesitan luz natural - explicó como si fuese obvio. - Volumen dos del libro que he escrito con mi madre - cogió uno de una mesa lanzándoselo a Leo.

Me asomé como buen cotilla, quizás las imágenes se movían y no por mi dislexia, al ser un libro de dioses tendría que tener algo especial, pero no. La cubierta era verde con una planta atada por raíces, eso sería lo único especial, el resto un libro normal.

-La emocionante odisea para que tu vivero quede florifantástico - leí en alto el título. - Muy... original.

-¿Verdad? Yo lo sugerí, tiene gancho - celebró la diosa.

Me parecía un título espantoso pero ni muerto se lo diría, aún recuerdo a Nico como un diente de león.

-¿Puedo llevármelo? - preguntó Leo alzando el libro y la diosa se acercó a una velocidad impresionante a él cogiéndole la cara entre las manos - Uh... sé qué soy caliente pero...

-¿Quieres llevarte mi libro? - preguntó emocionada comenzando a dar saltitos de alegría mientras llenaba de besos el pelo rizado de Leo - ¡Eres mi segundo cliente! Voy a firmártelo.

Lost at sea: CollapseWhere stories live. Discover now