Si hablo, la fastidio. Y si no, también.

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POV Percy

Creo que lo que más dolía era no poder llorar su muerte con calma. Nos estábamos convirtiendo en números que descendían con el paso de los días, me cabreaba pensar que solo éramos peones que se eliminaban del tablero tan fácilmente mientras el resto tenemos que continuar la partida sin mirar atrás.

Un funeral donde la mitad de la tripulación rendía homenaje a mi mejor amigo mientras elevaba el ancla e izaba las velas, sintiendo la presión del tiempo interfiriendo con nuestra despedida. No puedo superarlo si ni siquiera tengo espacio para aceptar que ya no va a estar aquí más.

El dolor que sentí con la supuesta muerte de Leo volvía a estar presente en mí, pero de alguna forma no me descontrolaba, no lloraba y no sentía la necesidad de gritar para liberarme. En cambio solo notaba una soga atada a mi cuello, que tiraba de mí para que siguiese caminando abandonando tanto a Jason, como a toda la pena.

Eso solía cabrearme, pero tampoco lo demostraba, seguramente porque ni yo mismo le veía sentido a lo que tenía ¿me cabreaba no perder el control? Así estaba, me daba rabia estar sereno. Cuando muere alguien con quien has pasado la mayor parte de tu vida tienes que llorar, gritar, no aceptarlo, cualquier cosa menos pasearte por el barco a ver si todos estaban en su puesto.

-Deberías descansar, Frank - dije entrando de nuevo en la cocina - Te lo dije, aunque sean unas horas.

El que más mostraba lo afectado que estaba era Frank, no me gustaba entrar a la cocina porque me temía que saldría llorando yo también. Había intentado que descansase un poco pero se negaba a dejar de lado sus obligaciones en el barco y cocinaba llorando, literalmente.

-Todos están en sus puestos, no voy a ser menos - respondió con la voz ahogada. - Estaré bien, esto me distrae.

No creo que fuese verdad. Varias lágrimas circulaban por su cara mientras soltaba pequeños sollozos mirando lo que sea que tuviese dentro de aquel caldero. Antes estuve aquí cuando como cada mañana Leo venía a encenderle el fuego y por poco terminamos el moreno y yo llorando como él.

-No sé por qué lloro - susurró con una pequeña sonrisa. - Vamos a ganar aunque no esté Jason, volveremos a verle en los Elíseos. Lo conseguiremos.

-Lo sé, me prometió no beber del Lete - sonreí recordando su promesa. - Solo tenemos que tener paciencia.

-Jason nos enseñó bastante, nadie tenía tanta como él.

El juramento que nos hizo Hades, aunque fuese obligado, nos había ayudado bastante, muchísimo. Veía la vida de otra manera, yo mismo me repetía que ahora no estaba nada perdido, ganaríamos y volveríamos a estar todos juntos. De una manera indirecta había repartido un positivismo bastante necesario en el barco. Yo no me hundía por eso, tenía algo por lo que luchar.

Mi preocupación principal era ahora el cómo haría para que Annabeth volviese y luchase a nuestro lado contra Océano, consiguiendo así su pase a los Elíseos. El pensamiento más repartido en el barco era que en pocos días o quizás ya, estuviese fuera del efecto de Némesis y ciertamente es la teoría con más sentido que teníamos. Estaba encerrada junto a Nakamura en el palacio de Hades, su juego había acabado, como dijo Nico, ya no le sería útil a Némesis y le quitaría todo el control que tuviese sobre ella.

-Aún se ve el humo del barco de Annabeth - dijo Leo llegando hasta mi esquivando un barril con el que acababa de chocar Travis Stoll en cubierta - Le freímos bastante.

Nada más llegar al Argo II vimos el barco de Annabeth justo al lado del nuestro. Seguramente fue el enfado o también el miedo, sea lo que sea, Thalia ordenó que todos fuésemos a los cañones y en menos de cinco minutos, lo habíamos destruido y quemado con la ayuda de Leo. Si había alguien dentro, otro pequeño grupo de soldados, también son historia como el resto. Nos habíamos librado de ser perseguidos por fin.

Lost at sea: CollapseWhere stories live. Discover now