Clarisse nos da el empujón que necesitábamos y yo me canso de ser bueno

299 31 238
                                    

POV Percy

Los Campos de Asfódelos se habían acabado, al menos pequeña sección que tuvimos que cruzar. El suelo era roca dura y lisa, algún risco y piedra suelta similar a la isla de Lamia sin su hechizo. Todo tonos negros y grises por la poca luz, pero la sombra del gran palacio de enfrente le daba un toque aún más siniestro a esta planada rocosa. Me fue imposible no pensar que aquí es donde se refería Perséfone que lucharíamos si el tiempo se nos acababa.

-Quiero que Annabeth venga y me mate. No ofreceré resistencia - anunció Katie. - Cualquier cosa menos entrar ahí.

-Normal, es feísimo. Qué poco gusto - concordó Silena.

Tenían al igual que todos el cuello inclinado hacia arriba viendo el gran e inmenso palacio que se encontraba justo enfrente de nosotros. Ni siquiera habíamos llegado a la puerta, estaba rodeado de un gran abismo, una caída libre directa a un gran lago de fuego, por el que pasaba parcialmente el Lete sin verse impedido; sucesos extraños que solo pasaban aquí.

-Hasta en el Inframundo, que es bajo tierra, hay putas alturas y precipicios - se quejó Thalia asomándose parcialmente al borde rocoso con Jason que más bien la acompañó por si se caía, no por curiosidad.

-Al menos hay un puente - señalé tratando de ser positivo.

Me recordaba a Eolia, donde residía Éolo. Lo que en vez de ser un puente colgante ascendente, solo era casi horizontal y la escasez de una mínima ráfaga de viento lo hacía menos peligroso, cosa que agradecíamos. Ahora solo faltaría que no fuese una trampa para vivos porque pesábamos considerablemente más que un alma cualquiera.

A diferencia de cada vez que íbamos en fila, esta vez Thalia no se peleó conmigo cuando insistí en ir delante, me ofreció el lugar con falsa modestia tratando de ocultar la impresión que le daba la altura.

-Esto es humillante - escuché a Thalia y miré sobre mi hombro viendo cómo caminaba poco a poco con Jason y Reyna a sus extremos, más pegados a ella que el resto de nosotros, vigilando cada uno de sus movimientos.

-Convivir con vosotros ya es humillante - se metió Clarisse en la conversación.

Aún no había decidido si prefería el puente colgante de Eolia o este. En el otro recuerdo que no veía el fondo, solo era una niebla que me aseguraba una gran caída, aquí sin embargo podía ver toda la extensión de fuego ardiente, moviéndose con lentitud como si estuviese aguardando para que alguno de nosotros cayese.

La cuerda no quemaba, pero se sentía el calor cada vez que posaba mis manos, pero nada comparable con el sofoco que recibíamos directamente del fuego. Podría fácilmente compararlo con la comida que Frank mete en la cacerola cuando cocina, así que ahora éramos trozos de carne esperando a ser cocinados. Era incómodo respirar, cada vez que aspiraba sentía como si tragase humo, yendo directamente a los pulmones como si fuese un fumador nato.

Cada vez que nos acercábamos más, los gritos procedentes del Tártaro iban disminuyendo, seguramente a Hades no le haría gracia escucharles cada día de su perpetua e inmortal vida. Eso, junto con los insultos que soltaba Thalia por las alturas y Clarisse porque íbamos lento, opacaba cualquier rastro de las voces que solíamos escuchar. Yo mismo notaba que cada vez íbamos más lentos, por mi culpa en parte porque reducía el ritmo de mis pasos. No es que el puente colgante fuese inestable, extrañamente parecía en muy buenas condiciones y no sería un problema, sino que el palacio imponía cada vez más y ciertamente, no quería llegar.

Los nervios se me acumularon en la boca del estómago, revolviéndolo cuando estuvimos justo en la gran puerta de bronce del palacio de Hades, decorada con un medio arco de calaveras negras y grises, con la boca alargada como si estuviesen gritando. Si Cerbero me pareció alto, esto simplemente no se puede explicar con palabras, el perro parecería una hormiga al lado del palacio y nosotros simple motas de polvo. Seguramente sería unos catorce Cerberos de alto, puestos uno encima de otro, no conseguía ver con claridad el final.

Lost at sea: CollapseWhere stories live. Discover now