Una cutre historia de miedo que provoca pesadillas

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POV Annabeth

La información era poca, por no decir insuficiente. Había perdido la cuenta de librerías, bibliotecas, archivos, etc. que habíamos robado, pero todos los apuntes, cualquier libro que hablase sobre la fórmula para traer de vuelta a la vida, estaba incompleto o solo era el primer volumen de la investigación. Para mi desgracia, todas las veces me había encontrado con la misma respuesta <<Octavian I, gobernador del Reino Español, ha requisado todos los documentos>>. No sabía qué me daba más rabia, si no encontrar nada o que ese inútil se me hubiese adelantado.

-¡Oh por la mierda! - dijo Thalia tapándose los ojos al entrar en el camarote.

-Thalia me has visto infinidad de veces sin camiseta - bufé terminando de vestirme - Ya puedes mirar.

-Pero ahora soy pingüino emparejado - dijo con la mano en el pecho - No hay excepciones porque seas mi hermana. Mierda ¿esto se considera cuernos?

-Voy a empezar a vigilar qué comes, algo no funciona en tu cabeza - bromeé viendo su cara ofendida - ¿A qué viniste? No es que me moleste ya sabes, pero... es por la mañana, tu no deberías estar despierta.

-Eso mismo le dije al inútil de Charles cuando nos despertó - bufó sentándose con las piernas en mi mesa - Ya llegamos a la isla donde haremos una fiesta de pijamas.

-Solo vamos a pasar la noche ahí mientras Charles arregla el barco Thals - corregí viendo cómo rodaba los ojos - Puedes contar historias de miedo con Clarisse para asustar a Silena y Miranda - ofrecí viendo cómo sonreía con ilusión por hacer alguna maldad.

-¿Te he dicho ya hoy que te quiero y estás más guapa? El rubio resalta tu mirada - subió y bajó las cenas con coquetería fingida - ¿Puedo asustarlas mientras duermen?

-En la medida de lo normal - avisé y parece que se quedó satisfecha - Y yo también te quiero, siempre y cuando no me asustes a mí.

No es que me hiciese ilusión pasar la noche en una isla al azar, pero no nos quedaba otra. Este era el tercer barco que robábamos y al igual que el resto había sufrido algunos desperfectos en nuestra huída del reino francés al robar más información que cómo no, estaba incompleta por culpa de Octavian.

Iba muy lento, el timón giraba fatal y el ancla se trababa cada vez que atracábamos en una isla, así que a Charles le esperaba una larga noche de arreglos, lo suficientes como para alcanzar otra isla habitable y conseguir otro barco. Esta vez esperaba agenciarme un buque de guerra y no uno de mercancías, ahora entendía por qué todo llegaba tan lento. Este navío parecía que pesaba el doble que el resto y tenía una aerodinámica desastrosa.

-¿Cuánto falta para volver? Ya llevamos cuatro meses fuera- preguntó Thalia ojeando los papeles como si entendiese algo de todo eso - Esto parece mandarín, ¿qué idioma de mierda es este?

-Latín, es latín - dije e hizo una cara de susto - No le diré nada a Reyna - prometí viendo cómo se relajaba - Y pronto, espero. Después de las keres, tenemos que ir a España.

-Por fin nos entendemos, me encanta la comida de allí. - dijo animada - ¿Qué haremos allí?

Todos los documentos coincidían en una cosa, acaban en una visita a las Keres. Había leído sobre ellas, son los espíritus de la muerte violenta, no especialmente agradables, así que debíamos estar entrenados para verlas. Si conseguíamos salir vivos, esperaba que ya supiese cuál era el siguiente paso y si no conseguía nada útil, no me quedaba otra que ir a robarle a Octavian. No había nada más que me repudiase más que verle de nuevo la cara a ese rubio teñido y egocéntrico. Su soberbia me daban ganas de vomitar cada minuto que pasaba en su presencia.

Lost at sea: CollapseWhere stories live. Discover now