Nico vive su peor pesadilla hecha realidad

Comenzar desde el principio
                                    

-¿Y si nos unimos a Océano? Seguro que no tendremos tantos problemas - carcajeó Thalia mirándome - Mira Prometeo, nos da la brasa unos meses y luego de vacaciones.

-¿Dónde hay que apuntarse?

-Engendro gótico - llamó Reyna atrayendo su atención e hice una cara triste exagerada al privarnos ya de la diversión. - Concéntrate de una vez y deja de decir tonterías ¿bien?

-Yo hago lo que tu quieras - respondió rápidamente Thalia mirándome de reojo con gracia antes de volver a centrar su atención en Reyna - ¿Quieres una cama nueva? Yo le quito a cualquiera una ¿quieres que mate a alguno? Solo dime un nombre ¿quieres un barco nuevo? Yo exploto a Leo y Charles - ofreció con rapidez tratando de aguantar la risa, al contrario de mí que estaba casi sufriendo un ataque a su lado. - Tu pide por esa boquita, yo te doy todos los caprichos mi doña perfecta.

Podría pedirle un camarote nuevo, quizás me lo daba a mí también.

La falsa seriedad de Thalia se desvaneció cuando yo solté una gran carcajada que terminó rompiendo su mala actuación, uniéndose a mí mientras Reyna aún sonrojada nos miraba con ganas de matarnos, sobretodo a Thalia.

-Puedo solucionarlo rápido con una hostia para cada uno - advirtió Clarisse. - Solo necesito que me confirméis que no tendré que hacer tareas extra por pegarles.

-Hoy limpias los cañones - la señalé - y por dentro.

-Quiero que brillen, quiero verme reflejada - añadió Thalia sin dejar de reír.

Antes de que reparase en la intromisión de una mano sujetándome un lado de la cara, sentí el fuerte golpe al otro lado de mi cabeza. Mi vista se nubló unos segundos antes de ver a Thalia con el mismo problema y sujetándose la cabeza quejándose del golpe que se había dado contra mí. Detrás nuestra Piper se sacudía las manos sin cortarse un pelo al haber sido ella quien nos había hecho chocar.

-Siempre pensé que estabas hueco - me susurró Thalia sobándose el golpe. - Qué sorpresa me he llevado, tienes la cabeza dura.

-Me lo suelen decir.

-¿Quieren otra? - preguntó Piper y sentí un escalofrío cuando posó una de sus manos en mi hombro. No, no quería otro golpe.

-Están así desde que hablaron con Hades - explicó con más calma Charles a Reyna. - Estaba con Leo en cubierta pero no escuchamos la conversación, pero no parecía que dijese nada gracioso.

-No si no lo dijo, puedo confirmártelo - comenté.

Por supuesto que no dijo nada bueno, eso era lo más gracioso, que nunca nos salía nada bien.

Parecíamos siameses o quizás dos figuras idénticas al menos en la posición. Thalia y yo teníamos los pies en la mesa y los brazos cruzados en el pecho mientras mirábamos al techo del camarote. Todo era un desastre fuera, quejas por el cambio de rumbo, otros confiando en que Annabeth estaba bien y el resto llamándoles ilusos.

Al principio costó, pero luego de veinte minutos mirando el techo, había conseguido un grado de concentración alucinante y ya ni escuchaba sus voces, solo mi propia respiración a la vez que contaba los pequeños agujeros de colmillos en el techo, aquellos que Leo no pudo dar a basto de arreglar pero tampoco lo necesitábamos.

-El que faltaba - la voz de Thalia me sacó de mi estado de relajación - El inútil número uno.

-Cuidado con tus palabras, sigo siendo capaz de mandarte al Tártaro con un chasquido - amenazó el dios.

Ni siquiera sé si era un mensaje de Iris, no lo parecía, estaba Hades casi de cuerpo entero en nuestro camarote. La imagen era mucho más borrosa que a lo que estábamos acostumbrados pero servía para reconocer que al igual que nosotros no estaba contento.

Lost at sea: CollapseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora