Act. 22. Malas visiones

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—Fue un encanto de espectáculo.

—No hay duda de ello.

Charlie salta de emoción. Normalmente, sus padres –su papá más específicamente-, no suelen venir a la parte trasera para decirle si les gustó o no el espectáculo. Que tal estuvo, etc. Que lo hicieran hoy la alegra muchísimo. Lucifer levanta la mirada, hallando pronto a Angel que se está quitando el traje de acróbata que estuvo usando. Deja a su hija y a su esposa hablando para ir con la albina.

Angel habla con Cherri hasta que lo ve venir. Levanta de su lugar, pidiendo a Cherri un momento.

— ¿Necesita algo? —pregunta extrañada. Por lo que entendió de Vaggie, lucifer tiene menos que un sentimiento de burla hacia el circo. Su cercanía a esta zona y venir directamente a su persona le causa extrañeza.

— ¿Podemos hablar a solas en un lugar más privado?

Alastor los ve alejarse. Levanta una ceja, con el mismo sentimiento de extrañeza. Acaba el trago que le hizo Husk y toma su bastón para dirigirse a donde sea que el noble y Angel estén. Escuchar su conversación no viene mal. Angel puede caer en cualquier manipulación y tal como su nombre lo ayuda, Lucifer es bueno en tentaciones y tretas.

—A decir verdad, tu capacidad vocal me impresionó—Angel se muestra con una expresión creída y triunfante—. Esperaba menos de alguien como tú. Sin embargo, aquí está. Una presentación limpia, perfecta y llena de expresión. —detiene el andar y Angel se acomoda el cabello, ruborizada por los elogios.

—Gracias, señor Magne.

—Por otro lado, me di cuenta de que conseguiste ablandar una piedra. Cosa que no pensé que podría pasar. No en un hombre como Alastor—admite ladeando la cabeza—. A final de cuentas, tiene mucho de demonio en él. Es curioso—opina Lucifer—. Hace tratos, esconde todo de sí para no ser débil ante otros demonios como él... y acaba cayendo enamorado de un contratista cualquiera.

Angel ve a otro lado, que forma de comprar tan peculiar.

—Por ello quiero ofrecerte un trato.

Ohno.

—Tengo una fiesta pronto y quisiera que fueses de invitada y entretenimiento. Sé que serás un buen espectáculo—Angel arruga la cara, desconfiada—. No se trata de nada extraño. tan solo te quiero allí como cantante. Sabes opera, eso dijo Charlie y no dudo que puedes dar mucho espectáculo solo tú.

—Sí puedo. Soy un espectáculo viviente. Lo que sucede es que me confunde un poco. —admite Angel y lucifer da una risita, apoyándose con ambas manos en el bastón.

— ¿Por qué?

—No es algo que esperara de usted.

—Mi hija es igual de blanca que la leche y le salen cuernos de la cabeza. La gente la está acostumbrada a las rarezas en mi familia—indica lucifer con varias y divertidas risas—. Una cantante hermafrodita de cuatro brazos será lo de menos. Incluso si vieran este corazón. —Angel lo manotea para que no vea el corazón en su pecho.

—Hay algo más ¿Cierto? —pregunta tímida.

—Tal vez sí, tal vez no, te enterarás si vas. Será el viernes. Coincidiendo con el día libre que tienen. Una casualidad ¿Verdad? —Sonríe amplio y Angel no hace sino hallar mil semejanzas más Alastor en este hombre—. Esta es la invitación. —Saca de su traje la carta en perfectas condiciones. Angel la toma, dudosa.

—Oh... Bu-bueno, tal vez si vaya... será... bueno, supongo-

— ¡Bien! —exclama complacido—. Enviaré lo que te pondrás y también un transporte. Tu paga será después del show. No dudo que será bueno, así que tampoco te asuste por ello.

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