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Act. 21. Desnudez

— Alastor, amore ¿Estás bien?

Sus orejas no están del todo arriba. Delata que algo sucede. Alastor deja la copa vacía junto a la botella de igual estatus. Rasca su cabeza y exhala con la sonrisa en el rostro. Angel toma asiento junto a él y Alastor demora apenas segundos para acurrucarse en él.

Acopla al cuerpo de Angel cómo acostumbra hacerlo. Huele mucho a vino y la mujer considera que puede estar borracho. Evento poco común, pero cuando subió al vagón ya había terminado dos botellas de vino extra. La posibilidad está ahí.

Alastor exhala, medio dormido y con sus orejas directamente apoyadas en Angel. Escucha su latido. Lento y tranquilo. Las caricias a su cabello le generan más sueño y Angel se las ingenia para recostar lo en la cama. Tararea al mismo tiempo que lo acurruca con cariño. Alastor no piensa en nada. Dedicado a enfocarse en el cariño que recibe, en el corazón tranquilo a pesar de la cercanía. A pesar de la amenaza que representa.

Recibe besos constantes y una pequeña sonrisa acaba por brotar entre la casi inconciencia —Mamá—. Angel se muestra sorprendida ante ese llamado suave. Nunca sucedió esto antes. También por la conversación que escuchó de Charlie y Vaggie, creía que Alastor no tenía el mejor de los aprecios a su progenitora. No obstante, que salga en un momento así en el tono en que lo hizo dice lo contrario. Continúa con sus atenciones todo el camino recorrido ese día.

Con Alastor profundamente dormido.

~ * * * ~

Llegar a New Orleans resultó en algo pintoresco. Los recibieron de muy buena manera. Incluso a los nuevos en el circo. Casi todos quejándose de que no fueron el año pasado. El verdadero plato fuerte sucede cuando van a la casa que ocupan los Magne en esta época del año. Alastor actúa como siempre. Diría que está normal, pero la realidad es que está taciturno y un poco distraído. Cuando llegan a la enorme mansión el matrimonio no demora en recibirlos. Con Angel sufriendo un pequeño instante de sorpresa por la naturaleza de la pareja.

La mujer alta, de aspecto dominante y tranquilo; el hombre bajo en comparación, sonrisa permanente y una aparente actitud bromista. Despide la misma sensación que Alastor. Alguien que podría reírse de tu desgracia hasta el punto de llorar de diversión. Tampoco lo sorprende que Charlie saliera como lo hizo. Es un balance perfecto y exacto de sus progenitores.

— ¡Viniste a visitarnos cariño! —exclama Lilith, va y abraza a Charlie con fuerza—. Dos años enteros de no ver ni tu sombra.

—Los periódicos fueron bastante ilustrativos de que hacías —Agrega Lucifer. El hombre entorna la mirada hacia Alastor—. O bueno, hacían.

— ¡Bonjour Monsieur Magne! —saluda grandilocuente—. Nos tendrán que perdonar. La vuelta que acabamos por dar impidió que nos acercaremos a este lugar. Una pena en realidad. —Se hace el triste con una mano en el pecho y Lucifer niega con la cabeza.

—Tan cínico como de costumbre. Parece que muchas cosas no han cambiado. Ni siquiera Vaggie babeando sin parar en la alfombra solo por Charlie cerca—Vaggie enrojece viendo a otro lado. Angel da por confirmada su impresión: Alastor y Lucifer son demasiado parecidos—. ¿Ummm? ¿Qué hay por aquí? —Acerca hacia Angel. Lilith hace lo mismo—. ¿Una nueva inquilina del circo?

—Sí. Una de ellas. —responde Charlie.

—Es un placer co-

Charlie se lleva una mano a la cara y Alastor no aguanta reír por el susto de Angel. Lilith llegó por la espalda y le agarra el busto con ambas manos en tanto que Lucifer tienta entre las piernas. La albina se pone de mil colores, sin saber si darle un golpe a Lucifer al menos o pedir ayuda.