Act. 10. Indicios

1.5K 208 128
                                    

—Nos dimos la libertad de pintarlo rosa. Creímos que sería el color indicado.

Angel da una pequeña vuelta dentro del vagón. De tamaño estándar, una cama grande, clóset, mesa de noche, iluminación bien colocada y un tocador de espejo gigante rodeado de pequeños bombillos. Aún sobra mucho espacio y por cómo ha podido apreciar en otros, es para que arregle el lugar como la habitación que es. Da una risita. No es lo mismo que su antigua habitación ni por asomo, pero es linda, cómoda, privada y espaciosa. Todo lo que puede esperarse de una habitación.

Alastor lo ve dar algunas vueltas revisando. A pesar de haber sido hecho con prisa, es tan bien acabado como los demás. Sin dar impresión de que es un espacio para los arrimados del viaje, sino para un integrante más del circo.

—Es lindo. Me gusta.

—Hablando de otras cosas, Mon ange-

—Para ser alguien que trata con tanta gente deberías saber que a una mujer como yo no puedes ir con tan directo—repone con gesto pucheroso y voz melosa—. Al menos sedúceme un poco a ver si-

Alastor se aparta de forma fluida y apenas perceptible para ella. Sigue sin entender por qué Alastor huye de ese modo. Ha visto que la gente ni siquiera lo toca. Se mantiene distante con todo aquel que cruce su camino y por obvias razones eso la incluye directamente. Diría que es con quién más se hace marcada está actitud.

—Lo siento, my dear, prefiero ser directo en esta clase de cosas—informa con una distancia prudencial—. Es un tema muy importante.

— Que cruel. No suficiente con hablar así, insistes en esa actitud pseudo seria que sabemos es irrelevante—Se arregla el cabello y Alastor da constantes toques a su bastón, impaciente—. No he cambiado de opinión.

—A pesar de todo...

—Nunca he sido buena lidiando con la soledad.

— ¿Solo eso?

—Podría reconsiderar si te acercas un poco. No muerdo.

Es la primera vez que Alastor con semejante cara de pánico. No llega a tocarlo, pues no lo intenta al notar lo incomodo que está. Qué a pesar de ello, está sonriente. Es escalofriante. Angel hace un puchero y deja de prestarle atención. Alastor bufa y sale del vagón.

— ¿Aún nada?

—Más necia que una mula. —responde Alastor.

—Bueno—Charlie junta las manos—. Aún va poco tiempo. Quizá si le damos un poco más de espacio dirá que sí. Vamos a un lugar de estadía contundente. Un rato de participar y quizá sí quiera. —Propone Charlie con deje esperanzado. Alastor rueda los ojos. No queda de otra en realidad.

Cuando todo estuvo subido al tren se anunció su retirada. Angel se mantuvo en su vagón. Cerrado y acomodando alguna que otra cosa a su gusto. El tren inicia movimiento y ella no hace más que quedarse acostada en la cama. Con repentinos escalofríos y la necesidad de retorcerse en la cama. Sollozando hasta el punto de ponerse a gritar. Tan alto que Husk es capaz de escucharla cuando lo hace, deteniendo un instante la partida de póker que tiene con Vaggie, Loona, Blitzo y un par de personas más.

— ¿Otra vez?

—Es la sexta vez esta semana.

—Parece que está loca.

—No lo sé—Loona acomoda sus cartas—. A veces cuando dormía o hablábamos de repente se ponía a sudar frío y lloraba por nada.

— Dormir—ríe Blitzo—. Siempre andaba caminando por ahí por la noche. Parece que no duerme nunca.

More Inside Us || RadioDustWhere stories live. Discover now