♠ La Semilla del Mal ♠

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Alissa se preparaba para una nueva noche. Su instinto de cazadora estaba latente, lo que la tenía sedienta. Se asomó al balcón de la alcoba, cerró sus ojos y extendió sus brazos, recordando que solía relajarla cuando era humana. Pero esta vez pudo desplegar sus "alas" y pronto levitaba sobre la ciudad.

Bajó sobre una calle desierta en busca de su próxima víctima. Caminó disfrutando del brillo de la luna a lo lejos. Algunas nubes intentaban taparla, pero al final asomaba para mostrar su belleza. Unas gotas comenzaron a caer sobre el pálido rostro de Alissa. Se detuvo a sentir la lluvia y le fue inevitable evocar la historia que Tadeus le contó acerca de la noche en que murieron sus padres, aun así, no evitó que se sintiera llena de placer.

A lo lejos un aroma la envolvió, era dulce e irresistible. Caminó en dirección hacia donde sus instintos la guiaban. Afuera de un bar un joven fumaba su cigarro, notando que alguien lo observaba, por lo que volteó de inmediato a mirar hacia Alissa. Ella le sonrió con dulzura en un intento de coqueteo. Caminó contorneando las caderas para atraer aún más la atención del joven.

—¿Quieres uno? —le ofreció un cigarro.

—¿Cómo te llamas? —Alissa aceptó el cigarro y el joven le extendió un cerillo para que pudiera encenderlo. Dio la primera pitada e hizo círculo con el humo al expulsarlo.

—Leo —respondió sonriente y sus ojos marrones parecían brillar en la oscuridad de la noche.

Alissa sintió una punzada en el pecho. Leonardo, como el nombre del asesino de sus padres. Tuvo un deseo imperioso de acabar con él en ese mismo segundo, pero se contuvo, allí estaría muy expuesta. Debía llevarlo a un lugar más "privado".

—Alissa —continuó con el coqueteo susurrando su nombre sobre sus labios.

La invitó a tomar una copa y ella aceptó. No tenía mucho interés en conocer al joven, pero debía continuar con su juego para obtener lo que buscaba. Al cabo de una hora salieron para ir al apartamento de él, pero ella lo apartó en un callejón oscuro, instándolo de manera sensual a tener una noche de aventuras. Leo la siguió de inmediato, no podía negarse.

Alissa lo atracó contra la pared y lo besó, preparando a su víctima. Pero algo sucedió. Recordó las noches estrelladas bajo el viejo árbol en el jardín del castillo Van der Vaart. Recordó acariciar el cabello ondulado y largo de un hombre, el cual no era Tadeus. Recordó el rostro del hombre, cuya descripción concordaba con la del asesino. ¿Acaso había tenido un amorío con el enemigo?

Se apartó del joven, pero esta vez no dejó que las emociones se antepusieran. Sus filosos colmillos asomaron, sus ojos habían adquirido un color rojizo, las venas se marcaron en su rostro: estaba lista para atacar a su presa. Se abalanzó sobre Leo y le absorbió toda la sangre que corría por sus venas. Luego de que el cuerpo sin vida cayera al suelo, Alissa se tambaleó y se apoyó contra una de las paredes del solitario callejón. Observó el cadáver y se alejó sosteniéndose de lo que podía. Llegó hasta la plaza principal y se sentó en uno de los bancos, secó la sangre de sus labios con su manga y observó el cielo. No sabía qué pasaba con esas imágenes que iban y venían sin control.

Tuvo el impulso de llorar sin consuelo. Se sintió indefensa en ese momento. Otro recuerdo vino a ella, esta vez estaba sentada en la cocina del castillo hablando con Leonardo, robándole un beso. Abrió sus ojos tratando de borrar aquella imagen de su memoria y a lo lejos alcanzó a reconocer una silueta.

Se puso de pie y caminó con sigilo, dudaba en ir hacia esa persona, pero algo dentro le decía que debía hacerlo. Tocó el hombro con suavidad y Narisa volteó a verla. Su expresión fue de horror, recordaba que su madre estaba muerta, Leonardo la había matado. Un hombre caminaba hacia aquella mujer que se parecía mucho a su madre.

Alissa ✔️Where stories live. Discover now