♠ La Semilla del Mal ♠

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Narisa enmudeció por completo. No sabía qué decir, miró a David que se aproximaba y él notó la angustia en la mirada de su madre, por lo que aceleró su paso. Alissa volteó a mirarlo con los ojos llenos de lágrimas.

—¡Madre! —gritó David, haciéndole señas para que retuviera a Alissa. Era el momento justo para capturarla y esperar a que Anneke regresara con la piedra de luz.

Alissa retrocedió unos pasos. Narisa tomó su mano en un intento por reconfortarla y que no se fuera de su lado.

—¿Te sientes bien?

Alissa no respondió. Se liberó de la mano cálida que la sujetaba mientras todo su cuerpo temblaba. No podía quedarse en ese lugar y echó a volar.

David corrió tratando de alcanzarla, pero no lo consiguió. Regresó junto a su madre, quien lloraba mientras su cuerpo se sacudía por los nervios.

—¿Qué pasó? ¿Por qué no la retuviste?

—Hay algo de bondad dentro de ella, lo sé. Pude verlo en sus ojos, todavía vive en algún rincón de su ser. Todavía no es una bestia.

—Con mayor razón debiste detenerla.

—No pude, lo siento.

—No importa —David abrazó a su madre, entendía lo fuerte que fue para ella el hecho de que Alissa la reconociera a distancia, aun cuando ellos no se habían percatado de su presencia—. Hallaremos el modo de traerla de vuelta al clan de los buenos.

David trató de buscar palabras reconfortantes para su madre, pero por dentro temía fracasar y perderla para siempre.



Alissa voló hasta el cementerio del castillo para corroborar una vez más que la tumba de su madre no estaba. Así fue, solo la tumba de sir Patrick Van der Vaart yacía en la tierra fría. Buscó a su alrededor y no halló nada. Ahora comenzó a dudar si estaba con Tadeus por voluntad propia. Todo podía tener sentido, tal vez Leonardo no era el asesino de su familia. Pero cómo saberlo si esos eran los recuerdos que más pesaban en su memoria mientras frágiles imágenes le recordaban que una vez amó a otro hombre.

Regresó confundida al que ahora era su hogar. Sus ojos brillaban como consecuencia de las lágrimas que se acumulaban. Intentó ser fuerte, pero los recuerdos borrosos de otro lejano amor la debilitaban, la perturbaban. ¿Cómo podía ser capaz de mirar a su marido si la acechaban recuerdos de otro hombre, de otros besos, de otras caricias? Y no era cualquiera, era aquel ser que todo el inframundo señalaba como el asesino de sus padres. ¿Cómo enfrentarse a ello?

Se detuvo en uno de los pasillos, no soportaba la angustia que la consumía. Se sentó a llorar en un rincón. Se sentía vulnerable ante las emociones que la embargaban. Escondió su cabeza entre sus brazos y simplemente se desahogó. Una mano fría se posó con dulzura en su hombro, era Tadeus que se sentaba junto a ella. La rodeó con sus brazos, pero la mujer no le correspondió el gesto.

—¿Qué sucede, querida?

—Si te digo me creerás loca.

—¿Por qué dices algo así?

Los ojos llorosos de Alissa se clavaron en los de Tadeus, quien tenía una expresión fría a pesar de las dulces palabras que le regalaba.

—Vi a una mujer idéntica a mi madre.

El silencio de Tadeus incomodó a la joven. Él se limitó a mirar a otro lado, buscando alguna mentira creíble, mientras la rabia brotaba por dentro como un manantial sin poder demostrárselo a su esposa. No debía exponer sus planes. Alissa frunció el ceño ante la reacción de su marido.

Alissa ✔️Where stories live. Discover now