Una cutre historia de miedo que provoca pesadillas

Start from the beginning
                                    

-Robarle a Octavian, te necesitaré. Seguramente nos encarcelen un rato - expliqué y se encogió de hombros como si eso no fuese nada. Ciertamente para nosotras no lo era - Luego volveremos, no será más de un mes más.

-Eso espero, Reyna me va a cortar la cabeza y va a hacer una barbacoa con ella como tarde más.

Nada me había alegrado más desde nuestra partida que saber que Reyna la esperaría aunque no supiese nuestro destino, aunque sinceramente sospechaba que Thalia le habría comentado algo. El caso es que me gustaba ver a Thalia sonreír totalmente enamorada y deseosa de terminar, se lo merecía, nos lo merecíamos. Tanto tiempo llorando por la partida de nuestro hermano y ahora le tendríamos de vuelta y en adición, volvería a estar con Reyna.

Cada vez que hablábamos de ella, mi mente no podía evitar volar hasta Percy. Lo echaba irremediablemente de menos, tanto que las gamas de mandar todo a la mierda y volver a por él eran demasiadas, pero ni era lo correcto, ni solucionaría nada. Había decidido dejarle, aunque fuese lo que jamás se me hubiese ocurrido, era lo correcto, aunque no sea lo que quería.

Esperaba que estuviese bien, en el caso de que la siguiente misión para el último talismán hubiese empezado, confiaba en que Percy y sus amigos eran lo suficientemente hábiles para salvar el mundo mientras nosotros nos salvábamos a nosotros mismos. Muchas veces me sentí culpable por dejarle, a él y específicamente a la búsqueda que también se me había encomendado a mí, pero no estaba en condiciones de seguir, no cuando me encontraba muerta en vida y sin fuerzas para seguir. Solo era un lastre.

Ahora tenia mis energías falsamente recuperadas, no había superado ninguna muerte, al igual que cada uno que estaba aquí, pero las esperanzas de volver a recuperarles eran el suficiente incentivo para que resurgiésemos de nuestra propia oscuridad. El que más me sorprendió fue Travis Stoll, jamás había estado bajo mi mando totalmente, sin Percy, pero aún así es totalmente leal y muy trabajador, aunque sus continuas bromas con Chris Rodriguez a veces me sacaban de quicio. Sin embargo, verlo sonreír como pocas veces lo hizo tras la partida de Connor, era un soplo de aire fresco que necesitábamos.

No todo era color de rosas, seguíamos inestables, muchas veces era Clarisse la que quería lanzarse por la borda cuando la tristeza grupal nos inundaba y al contrario que Charles o Silena que intentaban recomponernos y darnos más ánimos, la morena solo nos gritaba diciendo que como oyese un llanto más comenzaría a arrancar cabezas.

Con quien más me había unido era con Nico Di Angelo, todo se fortaleció desde que se atrevió a hablarme de cómo fue la atrocidad que cometió Prometeo y su esporádica y efímera relación con Will Solace. Esto último no me cayó en sorpresa. Aún así se mantuvo en su línea, no hablaba con nadie más que conmigo, y con él me permitía ser un poco más yo sin aparentar tanta templeza, con él podía demostrar cuánto de destruida estaba sin que eso repercutiese en su ánimo. Todos los ánimos por nuestra misión eran estupendos, pero ocultar el dolor para no perjudicarnos unos a otros, eso sí que era un agotamiento psicológico brutal y más yo, que aunque no me obligase nadie, no me permití volver a llorar frente a ellos.

-¿Listo? - le pregunté a Nico en cubierta nada más encallamos el barco en la playa.

-¿Para dormir a la intemperie con una panda de desquiciados destruidos emocionalmente? ¿En vez de la comodidad de una litera roída que huele a pescado? Estoy emocionado - respondió con tanto falso positivismo y sarcasmo que me recordó a Percy, solo que un poco más siniestro, el toque de Nico.

-¿Seguro que no necesitas ayuda? - pregunté viendo a Charles que ya empezaba a subir a cubierta todas sus herramientas y materiales junto a Chris y Travis.

Lost at sea: CollapseWhere stories live. Discover now