6. TERGNOMIDON

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 6.TERGNÓMIDON

 Norte de Gallendia,14 de xunetu del 520 p.F.

 Con las primeras luces del sol estaban de nuevo en camino; dirección poniente, con la Cordillera del Firmamento siempre a su diestra. Recorrían una zona conocida como los Páramos de Berdain; y el nombre resultaba muy adecuado. Una región relativamente accidentada y salvaje, totalmente inhabitada. Las rutas comerciales que habían promovido la nueva red de carreteras del continente de Geadia preferían rodear aquella zona por varios motivos. El primero era la escasez de poblaciones en las que descansar y el segundo la escasez de poblaciones en las que vender. Mientel no había dado muchos datos sobre su destino; sólo la dirección que debían seguir y una estatua como única referencia para reconocerlo.

 Durante dos días atravesaron bosques y colinas llenos de alimento para un cazador experto como Leth. La caminata fue dura, pero tuvieron la suerte de dar con una antigua carretera que les llevaba en la dirección correcta y hacía la travesía más sencilla. El estado de la calzada no era bueno; los siglos y los elementos habían no la habían tratado bien, así que debían tener cuidado para no tropezar o meter el pie en un socavón. La vegetación aprovechaba la más mínima grieta para emerger a la superficie, hasta tal punto que en cierto momento se vieron obligados a rodear un enorme roble que había crecido abriéndose camino entre el duro asfalto. Además, de vez en cuando, la senda desaparecía durante largos tramos cubierta por pastos, derrumbes, aluviones y riachuelos, solo para reaparecer varios metros por delante. Y así fue hasta salvar un pequeño barranco. El puente hacía mucho que había sido arrastrado río abajo, por lo que tuvieron que descender a la cañada y cruzar con el agua a la altura de las pantorrillas. Al ascender al otro lado, no había rastro de la carretera. Tuvieron que abrirse camino campo a través.

 En la tarde del tercer día, cuando Leth se planteaba la posibilidad de tener que dar la vuelta, vio lo que buscaban. Acababan de escalar una pequeña colina y ante ellos se extendía una amplia llanura. Allí reencontraron la calzada que habían seguido: llegaba desde el noreste y se internaba entre los edificios derruidos que ocupaban la parte occidental de la planicie. Por la altura de las construcciones, de dos o tres plantas, y la extensión del perímetro, se podía deducir que en su día había sido un pequeño pueblo de unos cuantos miles de habitantes. Y en la plaza central estaba lo que buscaban. Sobresaliendo por encima de las otras construcciones se alzaba un soldado gigante, vigilante sobre las ruinas. Un hombre con un fusil al que le faltaba la punta. Ese era el único detalle que lo identificaba como militar a ojos de los compañeros pues no portaba armadura, sólo una especie de chaleco y un casco similar a un orinal.

 —Bueno, parece que aquí estamos, chico —dijo Leth, soltando las correas de su macuto para posarlo en el suelo—. En esa ciudad estará el hombre que buscamos.

 —¿Qué sabes de ese hombre? —preguntó Árzak, angustiado. Había intentado sonsacárselo varias veces durante el viaje y la negativa del cazador a dar respuestas le ponía nervioso.

 —Ya no hay marcha atrás, y a estas alturas no decirlo carece de sentido. Donde dije hombre, tal vez debí haber dicho demonio.

 —¿Mi padre quería que fuese con un demonio? —preguntó con los ojos muy abiertos, al tiempo que tragaba saliva imaginando a una criatura similar a un faester de mirada cruel, viviendo en una mazmorra ensangrentada.

 —Así es. Quiero creer que aunque no lo entendamos, Sallen y Mientel tenían sus motivos para dejarte aquí. ¡Seguro que estás bien! —añadió, palmeando al crío en el hombro.

 —Entonces, ¿a qué esperamos? —dijo Árzak, señalando la mochila del suelo.

 —Chico, yo no seguiré contigo —Árzak miró asustado a Leth, aterrado ante la perspectiva de adentrarse solo en las ruinas—. Si te quedas más tranquilo, esperaré aquí un día por si vuelves. No hay que descartar la opción de que el lugar esté desierto.

DEVAFONTE: LOS DIARIOS DEL FALSO DIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora