La calma, esta vez, tras la tempestad

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- ¿Me acompañarás al templo o todavía quieres jugar en el mar? Tengo que darle las gracias a alguien...

- ¿Jugar? – pregunta pensando en distintos tipos de "juegos" - ¿sola?

Ante la velada insinuación, Saerys levanta una ceja, mirándola a los ojos, con lo que se inicia un intercambio de miradas en completo silencio, uno sin saber qué responder exactamente, creyendo que ese tono de insinuación es solo fruto de su imaginación y no es el verdadero significado de la pequeña, quien sigue esperando una respuesta.

- Podría entrar en tu mente, pero también puedes hablar y decir sí o no, la verdad – le reprocha, desafiante.

- ¿Prefieres la compañía? – pregunta el aludido, desviando la mirada hacia el mar.

- Todo depende del acompañante – sonríe recordando los momentos con Rilmak poco antes, sabiendo que él todavía está dando vueltas cerca, por si pasase cualquier cosa – pero por lo visto quieres ir al templo así que, vayamos.

Tras un pequeño instante de duda, que no pasa desapercibido para Saerys, agarra la mano de este y, del mismo modo que hizo para ir al mercado, tira de él hacia el templo.

Saerys sonríe, al ver sus manos entrelazadas:

- Supongo que ya sabes quién me dijo lo del café...

- Sí, Ixchel siempre metiéndose por medio. Yo también tengo que hablar con ella – refunfuña apretando los labios en una mueca.

- No quisiera ser Ixchel en estos momentos – murmura divertido.

- ¿Qué es eso de ir contando los gustos de otras personas por ahí? – se queja Meena inflando los mofletes, apretando el paso para llegar antes al templo, tirando de la mano de Saerys.

No tardan en llegar hasta el templo, donde Nekoel está sentada en la puerta, disfrutando de la quietud y la calma que se respiran ahora que el mar está más tranquilo. Les ve acercarse, todavía con las manos unidas y sonríe.

- Nekoel ¿sabes dónde está Ixchel? – pregunta Saerys deteniéndose junto a ella, sin soltar la mano de Meena.

- Vaya vaya...sigan sin preocuparse por mi... Ixchel andaba por ahí, como siempre con una taza de té y vigilando los alrededores – les responde con una felina sonrisa en los labios.

- Mira quien se queja...la que ni se ha acercado a ver como estaba – le devuelve Meena el reproche.

Nekoel les mira de arriba abajo y sonríe fijando los ojos en Meena para después guiñarle un ojo a Saerys, y acercarse a darle una palmada en los hombros a la primera.

- No era a mi a quien realmente querías ver en ese momento, lo sabía igual que tú ¿habría sido decepcionante, no? Te conozco – dice justo antes de alejarse, dejando sola a la parejita y escondiéndose en su habitación, a la espera de lo que pueda pasar.

- Maldita pelusa metomentodo... - refunfuña rodando los ojos.

- Así que estabas esperándome... - dice Saerys sonriendo de lado mientras observa a Meena.

- Sí que estaba pensando en ti, pero eso no quiere decir que sean pensamientos agradables – le responde con una sonrisa maquiavélica.

- Te hacías la difícil – dice entornando los ojos, ampliando más su sonrisa.

- Aja, no tiene nada que ver con descubrir que eres un brujo, ni todo lo que ello implica, no que va – responde sarcástica rodando los ojos.

- No, claro que no

- Anda, vamos a por la segunda metomentodo – dice Meena tirando de su mano mientras rueda los ojos al ver la reacción del tiefling. Este sonríe mientras la sigue, sabiendo que no todo está perdido para ellos.

No tardan en encontrarla dando vueltas por el jardín, sonriéndoles al verles acercarse.

- Ixchel – le llaman los dos a la vez.

- Al parecer te encuentras mucho mejor – comenta la ancestral escondiendo una sonrisa tras la taza de té al ver sus manos, todavía unidas.

- Gracias – le sonríe Saerys, sabiendo que ella entiende a lo que se refiere.

- Supongo que debo agradecerte yo a ti, todo lo has hecho tú solo. Las cosas siempre pasan por algo

- Claro, tu no has hecho nada ¿no? – le recrimina Meena.

- Solo soy un medio – responde Ixchel con una sonrisa – además hay factores pero no funcionan si no existen las condiciones correctas.

Saerys sonríe al ver a la pequeña molesta, con lo que suelta su mano para posarla sobre la cabeza de Meena, con una fuerza gentil.

- Supongo que estás enfadada, de nuevo... - comenta divertido ante la infantil reacción de la elemental.

- Jum, y además de buscar que te chiven las cosas que me gustan ¿qué harías si fuese así?

- Yo no le pedí consejo – dice arqueando una ceja.

- Eso no contesta la pregunta – le responde sacándole la lengua.

- Te invitaría a otro café – responde mientras empieza a pensar en otras opciones, viendo que no es demasiado complicado molestar a Meena.

Viéndoles tan entretenidos, Ixchel se ríe un poco antes de despedirse:

- Me parece que todo está bajo control por aquí, si me disculpáis... - dice girándose para seguir su camino.

- Ixchel, ¿alguna novedad mientras no estuve? – le pregunta Meena, cayendo en la cuenta de que ha pasado más tiempo del que ella pensaba inicialmente.

Ixchel detiene el paso y le responde sin mirarle:

- Ya habrá tiempo para contarte más tarde, por ahora me parece que hay otras cosas en las que debes pensar. Por cierto, también espero saber tus novedades – dice antes de reemprender su camino, alejándose de la pareja. 

Lo que encierra AdalariWhere stories live. Discover now