Ponerse al día

5 0 0
                                    

En la cocina están todos ya sentados en la mesa tomando el desayuno y giran la cabeza al escuchar abrir la puerta. Ayaki, con la boca llena de cereales les saluda con la mano mientras el resto les saludan antes de volver a su conversación.

Saerys se queda en la puerta, observando al variopinto grupo

- Chicos, él es Saerys, Saerys, bueno... que se presenten ellos.

Saerys realiza una nueva reverencia hacia el grupo mientras ellos van indicando sus nombres.

- No es necesaria la reverencia Saerys, con un hola vale – le dice Yin, ligeramente incómodo ante las formalidades del tiefling.

Nekoel se acerca al recién despierto y le olfatea curiosa, mientras Meena niega con la cabeza cuando sus ojos se encuentran, indicándole que él tampoco recuerda nada más.

- Ella es Reki, ¿no querías hablar con alguna de las del templo? Aquí la tienes, adelante – Meena le sonríe y se agacha para acariciar a la neko en la cabeza.

- Ah, un ¿gato? – susurra extrañado.

- Si... vamos a decir que es una gata – sonríe lanzándole una mirada cómplice a Nekoel, quien parece disfrutar del hecho de que el resto no sepan de su naturaleza.

Tras coger ellos también algo para desayunar de los estantes, se sientan en la mesa, mientras escuchan a Ayaki:

- Bueno chicos, ¿os digo lo que me dijo Ixchel?

- Cuenta – le contesta Yin, secundado por los cabeceos afirmativos del resto.

- Ixchel me dijo que si tenemos algún objeto que perteneciese a la persona que realizó el hechizo se podría hacer algo para saber quién es el culpable de nuestra falta de memoria y dónde está, así que si podéis, mirad a ver si tenéis algo en los bolsillos que nos pueda servir de pista.

Ante estas palabras todos empiezan a rebuscar en los bolsillos mientras Meena se sienta en la mesa junto con Nekoel y le susurra a esta:

- ¿No se dan cuenta de que durante estas dos semanas hemos tenido que cambiarles de ropa y por tanto, ya hemos revisado los bolsillos?

Nekoel los mira a todos mientras están buscando cualquier pista y se gira hacia la pequeña, haciendo un amago de sonrisa sarcástica.

Algunos voltean sus bolsillos, mostrando que están vacíos mientras otros simplemente niegan con la cabeza.

- Entiendo... puede que se perdiesen las cosas durante el naufragio. Supongo que eso lo hace todo más complicado – comenta Ayaki.

- Quizás debería haber comentado que toda su ropa ha sido lavada por nosotras y que ya sabíamos que no tenían nada – comenta Meena burlona mientras se ríe.

Todos se giran mirando a la pequeña

- Eso se dice antes Meena – le reprocha Yin.

- ¿Acaso alguien me preguntó? – levanta las manos en pose de rendición mientras sonríe, aguantándose la risa del momento.

- Espera... eso implica... eso quiere decir que nos has desnudado – dice Yin cayendo en la cuenta, mientras sus mejillas empiezan a sonrojarse.

- Espero no haberte causado muchos problemas estos días Meena – se disculpa Saerys con una ligera inclinación de cabeza.

- No, esto es más entretenido de lo que hay por aquí de normal desde que Anne se marchó – les sonríe.

- Espera a que estemos todos entonces... -susurra

- Bueno, yo voy a ir a dar un paseo por la playa – dice Yin levantándose del asiento – ¿alguien me acompaña?

- Voy contigo Yin, quizás haya suerte y recuerde algo – responde Saerys levantándose.

Los dos se dirigen a la puerta cuando Nekoel salta desde donde estaba y se planta delante de la puerta, impidiéndoles el paso. Viendo que ya tiene la atención de ambos empieza a darles un discurso sobre los peligros que pueden encontrarse en el camino y la irresponsabilidad que supone ir desarmados. Ninguno de los presentes en la sala, a excepción de Meena son capaces de entenderla, sino que únicamente escuchan los maullidos de la neko. Esta, viendo las caras de desconocimiento de todos, empieza a ponerse nerviosa y mira a Meena pidiéndole ayuda.

- Tienes razón Reki, no es la mejor idea volver hacia allí en vistas a lo que ocurrió ayer, es posible que sigan cerca. – dice Meena mientras se coloca a su lado.

- ¿Ayer? ¿Cuánto tiempo estuve dormido? - pregunta Saerys

- Nos estáis ocultando algo – inquiere Yin, molesto.

Meena levanta una ceja ante la acusación de Yin pero le hace caso omiso, dirigiéndose directamente a Saerys.

- Habeis estado durmiendo dos semanas. Los que están aquí despertaron ayer, solo faltabais la otra kitsune y tú.

- Meena, vengo en un momento, voy a por las armas antes de que todos decidan ir a ser aperitivo de quimeras – comenta Nekoel, dirigiéndose a la salida.

- Okey, no tardes – le responde asintiendo con la cabeza.

- ¿Qué ha dicho? – pregunta Yin, sin haber entendido los maullidos.

- Bueno, como sabéis – dice sentándose en la mesa, donde el resto continúa desayunando – ayer fuimos atacados por quimeras en el camino, mientras volvíamos.

- Ajam... - dice Ayaki con la boca llena de cereales, incitándola a seguir.

- Así que Reki ha propuesto que no os dejemos salir desarmados por ahí, a no ser...que queráis morir a la primera de cambio – insinúa con una sonrisa de oreja a oreja – nunca sabes lo que acecha en la isla – hace una pequeña pausa mirando a los de su alrededor para ver si lo entienden. Al ver que todos asienten continúa – así que Reki acaba de ir a buscar las armas.

Como invocada por el cariñoso apodo, Nekoel regresa a la sala, con un pequeño cofre de madera tallada que flota un par de centímetros por encima de su lomo. Meena al verla entrar extiende las manos y la caja flota hasta ella con delicadeza. Una vez la sostiene segura, Nekoel salta, quedando en su regazo.

Viendo que tiene la atención de todos e intentando reprimir sus ganas de marcharse al darse cuenta de que los humanos se acercan a ella, Meena abre la tapa, de donde empieza a surgir una ligera luz, emitida por unas esferas de colores cambiantes sobre un fondo de tela blanca aterciopelada. Deja el cofre abierto en el centro de una mesa y, con la mano, les incita a que cada uno agarre uno de los brillantes orbes, mientras se aparta.

Lo que encierra AdalariWhere stories live. Discover now