Nueva incorporación

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No tardan mucho en llegar las dos rezagadas, comentando la extraña conducta de las quimeras.

- Quizás deberíamos darles algún arma, no siempre podremos estar de niñeras, además, no me fio de que los protejas si estás a solas con ellos, seguro te pones de parte de las quimeras – comenta mentalmente Nekoel.

Meena sonríe hacia la gata, divertida ante la posibilidad.

- No es mala idea, pero sí, habrá que darles algo. Creo que en la sala de artefactos aún quedan algunas armas. Pero mejor dejemos eso para mañana – contesta la elemental mientras bosteza – hazte la cena si quieres mientras voy a ver a los despiertos... ahora vengo – le da un beso en la cabeza antes de entrar al templo.

Una vez dentro mira alrededor, buscando a los nuevos habitantes del templo. No es que esté preocupada por ellos, como si pudiesen importarle unos asquerosos humanos, aunque no todos sean humanos. Quizás si, quizás está preocupada justamente por esos otros, por Kai y Ayaki, jamás por el resto. No tarda mucho en encontrarles en la habitación de invitados, ya todos dormidos, así que viendo que todo está bien, se da media vuelta y vuelve a la cocina, desde donde se oye a Nekoel cocinar.

La noche pasa tranquila y al alba, como lleva siendo costumbre desde hace catorce días, Meena se despierta, adquiere forma humanoide y se dirige a la sala central, donde todavía duermen la kitsune de pelo negro y el tiefling. Curiosamente, Ixchel no está esta mañana "supongo que estará cansada todavía de lo de ayer" piensa mientras se encoge de hombros. Como todos los días, revisa que no estén heridos y, aprovechando la falta de vigilancia de la ancestral, se sienta frente al tiefling. Suspira recordando los días que pasó con las gentes de esa raza, días que quedan muy atrás, en algo que parece otra vida. Aparta la añoranza agitando la cabeza hacia los lados, antes de empezar a tantear la mente del semidemonio. No es diferente del resto, la barrera que encierra los recuerdos está ahí, como con el resto, pero por algún motivo él no ha despertado, algo que inquieta ligeramente a Meena. Tantea la barrera intentando entender y susurra mentalmente, más para sí que para él:

- ¿ Y tú, por qué no despiertas?

Como respondiendo a su pregunta, la mente del joven va despertando lentamente. Asustada ante la reacción que ha desencadenado, retira su consciencia hasta su propio cuerpo, desde donde observa al tiefling despertar, rogando internamente que no se haya dado cuenta de que ella había entrado, pues todavía recuerda las discusiones con Eric con respecto a ese tema.

Poco a poco el tiefling va despertando y lentamente va abriendo los ojos, pero se incorpora rápidamente al ser incapaz de reconocer el lugar en el que está.

- ¿Eh? ¿Qué... qué es esto? – pregunta confundido observando a su alrededor, sin entender bien qué está sucediendo.

- Buenos días dormilón – le saluda Meena sonriendo, sentada frente a él - Soy Meena ¿y tú?

- Soy...yo... yo soy Saerys – le contesta haciendo una leve reverencia con la cabeza.

Ante tal gesto la elemental alza una ceja, preguntándose de dónde puede venir un mestizo como él teniendo esos modales, pero responde inclinando la cabeza.

- ¿Eres capaz de recordar algo, además de tu nombre? – le pregunta amablemente, una vez ya hechas las presentaciones

- ¿Eh? – extraña pregunta, es lo primero que se le viene a la cabeza pero poco después intenta forzar su mente para recordar algo más allá de su propio nombre, pero nada, su mente está completamente vacía, apenas es capaz de saber su nombre y edad – no...no recuerdo nada.

Meena asiente ligeramente con la cabeza.

- Me lo imaginaba... ¿vamos a desayunar y te cuento lo que sé por ahora? – pregunta mientras le llega el olor a café y tostadas desde la cocina, deben de haberse despertado el resto.Dicho esto se levanta con intención de dirigirse a la cocina.

Saerys la mira, poco convencido ante la idea y sospechando de la pequeña, que parece querer irse de la sala, pero no dice nada, ni se mueve de la cama, mientras intenta ordenar sus pensamientos.

- ¿Prefieres quedarte aquí? – pregunta Meena al ver la reticencia del tiflin a moverse – Como desees – dice mientras vuelve a sentarse con los pies cruzados.

- Preferiría que me explicaras eso que sabes primero... -una risa emerge de su garganta, pero se apaga al poco tiempo- Esto es muy extraño, no entiendo nada.

La pequeña le sonríe, entendiendo lo complicado del momento y empieza a explicarle sin hacer pausas para respirar

- Por lo que sabemos, algunas personas entre las que te incluyes veníais en un barco pero os echaron un hechizo para eliminar parcialmente la memoria, pero interfirió con la barrera mágica de la isla y esta borró prácticamente todos vuestros recuerdos.

Un escalofrío de desagrado recorre la espalda de Saerys al escuchar la palabra hechizo y permanece en silencio, intentando entender el acelerado mensaje. Meena, viendo que él no habla, continúa con su monólogo explicativo:

- Algunos de los afectados ya están despiertos – dice señalando a las camas ya vacías- solo falta la otra kitsune, no sé por qué estais tardando más en despertar.

- Ya veo...así que ¿hay más personas involucradas?

- Como mínimo los cinco que, según parece, están por la cocina – dice al escuchar el estruendo de un plato caer al suelo.

- ¿Y qué sugieres que hagamos ahora? ¿cómo recuperamos nuestros recuerdos?

- Por ahora no lo sé, yo no me encargo de esas cosas de abracadabra – responde encogiéndose de hombros – para ello están Ixchel y Reki.

- Ixchel...Reki... - mira a su alrededor buscándolas, pero no hay nadie más despierto - ¿Y tú? ¿Cuál es tu nombre?

- Ya te lo dije... ¿también te falla la memoria a corto plazo? – bromea Meena sonriéndole – soy Meena.

- Perdona, supongo que fue el shock inicial – sonríe avergonzado - ¿Puedo hablar con las otras habitantes del templo? Si tú no tienes respuestas, quizás pueda hacer algo si les pregunto a ellas directamente.

- Será lo más fácil – dice mientras asiente con la cabeza y se pone en pie – Ixchel debe seguir descansando, pero me parece haber escuchado a Reki maullar en la coci... - el ruido del rugir de su estómago le corta la frase – ups... - ligeramente avergonzada mira a Saerys y luego señala dirección a la cocina – te dije que era buena idea ir a por el desayuno...

- ¿Maullar? – susurra el tiflin extrañado – De acuerdo, te sigo. 

Lo que encierra AdalariWhere stories live. Discover now