Perder y recuperar

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En la mente de Yin, un recuerdo se hace presente con fuerza. Está sentado en una silla con un bebé en las manos y un niño muy pequeño jugando a sus pies. Una ola de amor y cariño hacia esos dos niños le recorre por dentro, sabiendo que haría todo por ellos, aun sin recordar exactamente quienes son. Por los sentimientos que provocan deben ser familia, pero es incapaz de recordar cual es el lazo que los une... ¿serán hermanos, primos, hijos?

Nekoel y Meena se miran, viendo cómo los dos humanos permanecen en completo silencio, intentando asimilar los recientes recuerdos, con la mirada perdida, hasta que Yin murmura en voz baja

̶ ¿Mi familia?

̶ ¿Qué? – pregunta Meena confundida ante la reacción.

̶ He visto...he recordado a alguien de mi famillia, pero no recuerdo quién es exactamente...

̶ ¿Sólo has podido recordar eso? – le pregunta intrigada, mientras escanea mentalmente, confirmando lo que le ha dicho el humano, intentando que no se le note.

Sabiendo que Yin ha recuperado su memoria, escanea a su vez a Arius, quien permanece en shock tras recordar su orfanato. Meena lanza un suspiro al ser incapaz de relacionar esos recuerdos con el motivo de su llegada a la isla, al mismo tiempo que han descubierto cómo se han distribuido los recuerdos y cómo funcionan los recipientes que los guardan.

̶ Así que tendrán que recuperar todos los objetos para recordar toda su vida... bueno, al menos ya sabemos cómo funciona todo – comenta Meena en voz alta.

̶ Y, ¿no hay nada dentro del cofre? – pregunta Nekoel intrigada, viendo que el mismo sigue en las manos de Yin.

̶ No...no me fijé después del destello – comenta este volviendo a abrir el cofre, que había cerrado para evitar la luz.

En el interior una joya color ámbar reluce tenuemente. Como por un impulso, Yin la agarra, para notar cómo esta empieza a cambiar su forma, convirtiéndose en un extraño báculo, que el humano observa extrañado.

̶ ¿Qué es esto? ¿Para qué sirve? – pregunta dándole vueltas

̶ ¿Puedo? – le contesta Nekoel con otra pregunta, extendiendo las manos para agarrarlo.

Yin empieza a agitarlo y hacer movimientos bruscos, lo que hace que Nekoel se eche hacia atrás.

̶ Cuidado, si es lo que creo, deberías dejar de hacer eso.

̶ ¿eh? – pregunta este parando.

̶ ¿Es uno de vuestros palitos mágicos, no Reki? – inquiere Meena mirando a Nekoel.

̶ ¿Palitos? – pregunta el humano extrañado, esperando una explicación.

̶ Así que la joya del cofre es un artefacto detector...interesante... así que esto – dice señalando al báculo – dice mucho de ti, Yin

̶ ¿eh?

̶ No son palitos Meena, agradecería que dejases de llamarles así, son báculos catalizadores – riñe mientras agarra la llave que lleva al cuello y la transforma en otro báculo.

̶ Palitos – repite Meena

̶ Es un catalizador de magia Yin – empieza a explicar Nekoel – a través de él puedes hacer que tus hechizos sean un poco más fuerte. Como la joya detectora se ha transformado en eso, supongo que es porque posees algún tipo de magia innata.

̶ Vaya... ¿quién me diría a mi que soy mago? – pregunta sorprendido mirando al báculo

̶ ¿Cualquiera que te conozca de antes de la isla? – le replica Meena llena de sarcasmo.

̶ Me pregunto si antes habrias desarrollado tus poderes o si tu primera vez será aquí. Que ilusión, tendré un nuevo aprendiz después de tanto – comenta Nekoel ilusionada.

Dicho esto, la neko empieza a explicarle la teoría de la magia, así como un sencillo hechizo de parálisis, rectificando repetidas veces las poses del humano, corrigiéndole la pronunciación y utilizando a los maniquís de la sala de entrenamiento como blanco. Mientras ellos practican su magia, Meena escanea las mentes de los que están fuera, para comprobar que ninguno de ellos ha recuperado los recuerdos, únicamente Arius y Yin, quienes estaban cuando la joya ambarina brilló y comunicándoselo a Ixchel , quien no tarda en apuntar los datos en uno de los muchos papeles, tachando algunas de las teorías que había empezado a generar y reforzando otras.

Los días siguientes pasan con tranquilidad, mientras piensan en el equipo que necesitarán para volver a embarcarse en la búsqueda de sus memorias, pues a ninguno de ellos les gustó tener que dejar a Yin a solas, aunque al final no saliese mal. Es por esto por lo que la cocina está prácticamente desierta, únicamente ocupada por la pequeña elemental, quien disfruta de una gran taza de café.

̶ Buenos días pequeña – la saluda Nekoel al entrar.

̶ Buenos días – le responde dándole un beso en la mejilla, a lo que la neko responde acariciándole con cariño la cabeza – ¿qué tal dormiste?

̶ Un poco mal...tengo demasiadas cosas en la cabeza – dice mientras toma un poco de leche.

̶ ¿Qué cosas? – pregunta levantando las cejas de manera pícara, haciendo reir a Nekoel.

̶ Nada de eso, tonta... ya sabes, la familia y además, estos chicos son extraños. Ixchel y yo hemos estado rastreando sus objetos... hemos encontrado uno en condiciones inusuales, como si estuviese en constante movimiento por toda la isla... pero no parece que sigan con la búsqueda, apenas les veo motivación

̶ Supongo que en parte es normal, perder tus recuerdos debe ser desconcertante. Quizás no quieran recuperarlos y prefieren crearlos de cero, como si esta fuese una segunda oportunidad en la vida – filosofa la elemental antes de quedarse pensativa un momento y negar con la cabeza – nah, no puede ser eso, no los veo tan profundos.

̶ No sé, también deberían tener la conciencia de preocuparse por si alguien les está buscando, o si ellos buscaban a alguien... Solo el tiempo dirá qué pasará, aunque esto es mucho desgaste mágico tanto para Ixchel como para mí, el estar rastreando la isla completa a diario.

̶ Lamento no poder ayudarles en eso – responde Meena agachando la cabeza, apenada – no se me dan bien esas cosas de las palabrejas que utilizan... es... es demasiado antinatural para mi.

̶ No te preocupes pequeña – le sonríe – tú ya haces bastante siendo quien revisa y chequea los bordes de la barrera.

̶ Meh, al final eso ya se ha convertido en rutina y puede llegar a ser entretenido cuando tengo compañía – sonríe recordando los juegos con algunos de los sirenos de la zona.

̶ Rutina... cuando creí que por fin saldríamos de una rutina... – comenta recordando los meses antes de que el nuevo grupo llegase – parece que no es tan distinto... estos chicos no parecen demasiado activos.

̶ Hablando de eso... creo que algunos de ellos están enfermos Reki – le comenta Meena mientras toma otro trago al café – Ayaki, Hoshi, Kai y Litzy parecen más débiles de lo habitual para sus respectivas razas, incluso sus pensamientos a veces recuerdan más a jirones de sueño que a un pensamiento racional y activo... quizás Ixchel debería echarles un ojo...

̶ Sí, debería, le avisaré luego. Habrá que cuidar de los nuevos... – dice con un suspiro, sintiéndose una mamá otra vez.

Con los días lo que había comentado Meena se fue haciendo más evidente. Al principio, simplemente se las veía más cansadas, se levantaban más tarde, se dormían en cualquier lado... Pero poco a poco fue yendo a peor, hasta que un día, Ixchel decidió que era conveniente mantenerlas suspendidas en un sueño inducido, pues ninguna sabía por qué estaba ocurriendo, más allá de la suposición de que sus cuerpos no estaban sobreponiéndose a la falta de recuerdos. Con esto, se guardó a las tres chicas en otra habitación donde no ser molestadas y a la que iban Nekoel y Meena todos los días para cuidarlas. Eso pareció reavivar al resto, en parte preocupados por sus compañeras, en parte para que no les sucediese a ellos, con lo que planeaban cuidadosamente la siguiente aventura, aunque era complicado, puesto que esta vez el objeto parece moverse.

Lo que encierra AdalariWhere stories live. Discover now