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Duncan le había pedido a una de las enfermeras que lo ayudara para acomodarse bien en la cama. Selene no había llegado aún y él ya quería verla; había estado pensando toda la noche y parte de ese día sobre lo que Matías le había dicho, él quería dejarla entrar en su vida por completo pero estaba asustado. Asustado por lo que ella pudiese pensar de él.

— ¿Te subo un poco más la almohada, cariño? —le preguntó ella, Duncan asintió y se acomodó un poco para que ella pudiese ayudarlo—. ¿Mejor? —él asintió y ella le sonrió—. Me dices si necesitas algo más, ¿vale? Estaré en los pasillos, tú solo llama.

La enfermera estaba por salir de la habitación cuando él la interrumpió.

—Eh...—ella volteó a verlo—. Selene...ella, pues, ¿ya llegó? —la enfermera le dio una dulce sonrisa y vio la hora en su reloj.

—Debe estar por llegar, ¿quieres que le diga que venga a verte?

— ¿Se puede?

—Le diré entonces—Duncan intentó no mostrar tanto su emoción y sólo asintió pareciendo casual. La enfermera se marchó de la habitación.

Sacó su teléfono y buscó rápido la conversación que tenía con Charlie para avisarle que se estaba muriendo de los nervios por ver a la castaña. Charlie sólo se respondió burlándose de él para luego mandarle una nota de voz diciéndole que no tenía por qué hacer tanto drama si sólo era Selene, la misma chica que veía siempre.

Y sí, era cierto. No tenía por qué ponerse nervioso, no iba a hacer nada malo.

Selene llegó veinte minutos luego, llevaba la bata blanca de siempre y Duncan pudo apreciar debajo de ella que llevaba una camisa color vinotinto que resaltaba con su tono de piel. Se acercó a él y le entregó unos caramelos que había sacado del bolsillo de su bata y se sentó en la esquina de la cama esperando que él dijese algo, pero Duncan no sabía qué decirle.

—Elina me dijo que me estabas llamando, ¿qué pasó? —le preguntó ella, Duncan abrió uno de los caramelos y se lo llevó a la boca. Sintió el dulce sabor de la fresa y la observó, ¿los labios de Selene también sabrían a fresa?

—No sé mucho sobre ti—mencionó, ella lo miró interesada.

— ¿Qué quieres saber de mí?

—No sé, ¿tienes hermanos? —ella asintió.

—Dos y ambos son mayores, Jane me lleva casi ocho años y Damián diez—le dijo—. También tengo una sobrina de dos años, es hija de Damián y es una lindura, debes conocerla algún día—él sonrió imaginándose conociendo a la familia de la chica—. ¿Tú tienes hermanos?

—Una, se llama Jossie—mencionó—. También tengo un sobrino, Jose. Se pronuncia con el acento en la o—se rió—. Ella vive en otra ciudad hace como cinco años desde que se casó, nos visita en navidades y fechas importantes pero la extraño un poco, a veces me escribe para saber cómo estoy y es lindo.

—Con Damián es igual, ahora está casado y con una bebé y pues, no puede estar tan pendiente de nosotros, Jane se mudó hace varios años de casa y quedé sólo yo con mis padres, aunque paso los fines de semana en su casa, vive con su novio y él es agradable.

—Eso es lo malo de ser los menores, cuando tus hermanos crecen y forman su vida con alguien más, tú te quedas solo—ella asintió estando de acuerdo con su comentario.

—Pero siempre tienes cosas que contar, y aprendes de sus errores amorosos—se rió—. Jane siempre nombra a su amor de la secundaria como el famoso, nunca lo llama por su nombre y es un tanto gracioso.

— ¿Por qué el famoso? —preguntó curioso y abrió otro caramelo para llevárselo a la boca. Ese era de piña, ¿a Selene le gustaba la piña?

—No sé—se encogió de hombros—, dice que terminaron porque tuvo que irse de la ciudad. No le gusta hablar mucho sobre la historia en sí pero siempre lo usa como ejemplo para darme algún consejo amoroso.

— ¿Le pides mucho los consejos amorosos?

—Cuando comencé a salir con Matías, no soy una experta en temas de amor—le comentó—. Él es el primer chico que me ha gustado, gustado en realidad.

Él suspiró y sintió un cierto dolor en su pecho, ¿justo así se sentía una punzada en el corazón? No era por los problemas que éste sufría, el dolor era emocional, sabía que era por ella y por lo mucho que le gustaría ser el chico que tuviese su atención. No como la tenía en ese momento, él no quería ser sólo un paciente en su vida.

Pero no podía lanzarse a la intemperie como si nada, necesitaba un plan de respaldo, algo que pudiese asegurarle que no saldría herido de todo esto y ese era el problema, porque en el amor nada es seguro y puede doler como al mismo tiempo cautivarte.

¿Por qué él debía ser débil y caer ante sus encantos? ¿Por qué?


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Holas, estoy publicando esto en medio de mi break de estudio gg. Estaré un poco más aliviada luego del miércoles y veré si puedo hacer un capítulo para ustedes.

Respondan esta pregunta con cuidado, su respuesta puede valer la próxima actualización ahsdka

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