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Al día siguiente, Duncan se despertó justo cuando sus padres estaban saliendo de la habitación para irse a trabajar como solían hacer todos los días, ninguno hizo algún comentario acerca de él y Charlie escapándose a la cafetería por lo que había tomado aquella misión como todo un éxito. Se felicitó a él mismo por eso y se dirigió al baño para cepillarse los dientes y darse una ducha rápida.

Al salir y luego de alistarse por completo, tomó una revista que su padre le había traído sobre ciencias y se dispuso a desayunar sentado en la cama.

Leía un artículo sobre las teorías de la evolución humana—que ya conocía al pié de la letra—cuando su atención fue desviada a la puerta que se había abierto, sonrió al ver que Selene había sido la causa de tal acción.

— ¡Llegó por quién llorabas! —dijo Selene haciendo una pose en el toda la puerta para luego acercarse al chico, Duncan dejó la revista a un lado y terminó de tomarse el jugo de manzana que le habían dejado.

— ¿Cómo supiste que lloraba por ti? —siguió su juego.

—Mera intuición, tengo ese don—se rió y se acercó a él para acostarse a su lado en la cama—. Me chismearon por ahí que te escapaste a la cafetería ayer.

— ¿Charlie te dijo? —ella negó, Duncan frunció el ceño—. Nadie nos descubrió.

—Eso es lo que tú crees—respondió—, pero te olvidaste del hecho que era la hora libre de los estudiantes que hacen pasantía. Y conozco a una chica que siempre me mantiene informada sobre los pacientes con los que trato.

—Me tienes vigilado.

—Claro, así no cometes una locura como salir sin mí o sin ningún personal autorizado de tu habitación—se cruzó de brazos y mostró un gesto serio que Duncan no había visto antes.

¿Selene estaba molesta? No por completo pero estaba lo suficientemente seria como para hacerle creer a Duncan que sí lo estaba. Su inquietud se debía a que él estaba solo, claro, estaba acompañado de su mejor amigo pero siendo él un paciente que necesitaba atención médica y que por eso seguía internado en aquel hospital, debía permanecer al lado de algún especialista, estudiante de pasantía o cualquier persona autorizada—como lo era ella—para cuidar casos médicos.

Por su mente sólo pasaba la idea de que podía haberle sucedido algo y nadie se hubiese enterado porque estaba sólo, con compañía pero sólo. Charlie a pesar de ser su amigo y estar quizás atento a lo que necesitaba no podría ayudarlo en una situación de riesgo; Duncan en todo el tiempo que llevaba internado, había sufrido de varias bajas de azúcar, tensión y taquicardia nocturna. Por eso ella estaba preocupada porque sólo pensaba en que pudo haberle pasado una vez más, alguna de esas cosas.

— ¿Estás molesta conmigo? —Duncan la miró e hizo un gesto de disculpa—. DE verdad no pensé que podría haber sido tan grave, siempre salía contigo de la habitación.

—Pero yo estoy autorizada de sacarte.

—Disculpa Selene, yo sólo quería salir. Tenía la esperanza de verte en la cafetería con algún paciente y que me saludaras como siempre lo haces—confesó—. Yo sólo te extrañaba.

Selene tocó su mano y la acarició, los gestos de disculpa de Duncan le parecían medianamente tiernos.

—Oye, no estoy molesta—respondió—. Sólo me preocupaba que algo te pasara, ¿vale? Me importas mucho, no como un paciente sino como un amigo—él sonrió.

—Iba a preguntarte si te puedo abrazar pero la verdad es que no me importa si quieres que lo haga, igual voy a abrazarte—respondió y la rodeó con sus brazos.

Selene sólo sonrió y le devolvió el abrazo. Dicen por ahí que los abrazos son la forma más sincera de mostrar el cariño que uno guarda por la otra persona, Selene lo consideraba de esa forma, por eso solía abrazar siempre a las personas que amaba, a las que eran importante para ella y Duncan era una de esas.

—Selene, sé que te lo he dicho mucho pero la verdad es que si no estuvieras aquí yo sería una persona aburrida viviendo en mi mundo pesimista.

—Te dije que te iba a dar una buena razón para vivir, aun no te enseño la más grande pero Duncan, todo lo que está a tu alrededor, tus amigos, tu familia...son tu razón se seguir—expresó luego de dejar de abrazarlo—. ¿Vamos a conocer los lugares más recónditos de este hospital? Dicen que tiene hasta una leyenda fantasmal y misteriosa.

Él lo pensó un poco, quería estar con Selene pero los mitos y las leyendas de fantasmas no era precisamente lo suyo, ¿debía igual ir? De todas formas no era como si esos cuentos fuesen ciertos, él ya se habría dado cuenta o hubiese sentido o visto algo extraño.

— ¿Estarás ahí para que no me haga pipí en los pantalones? —ella se rió.

—Siempre estaré cubriendo tus espaldas, campeón.

Positivamente NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora