Positivamente No

14

—Selene—dijo Duncan sentado a su lado mientras comían un pedazo de pastel que ella había traído —, cuando muera yo...

—No vas a morir Duncan—interrumpió—. Deja de pensar en eso, cariño.

—Me gustaría no hacerlo pero es lo más cercano que tengo— respondió—. Tú y yo sabemos que no estoy bien del corazón, no importa lo mucho que me digan que sí.

—Pero aun si eso sea cierto, pensar tanto en algo te rompe el corazón—comentó—. Por favor, deja de hacerlo. Verás que así las cosas son más bonitas; ¿no has escuchado el dicho que dice cambia el modo de ver las cosas y las cosas cambiarán? Es real, si ves todo desde otra perspectiva, podrás solucionar cosas nuevas y esas soluciones te traerán alegría a tu vida.

—Pero ¿qué sucede cuando por mucho que intentes cambiar tu forma de ver las cosas, las cosas no cambian si quiera un poco? Si dejo de pensar en que estoy enfermo no me voy a curar mágicamente, no existe un mesías que me salve de mi enfermedad.

—Pero sí un médico que te ayude a hacerlo—respondió, Duncan negó.

—Debo hacerme un trasplante de corazón y todavía sigo en la lista de espera para un donante—explicó—. No es tan fácil como mucha gente cree que es, muchas personas mueren esperando uno. No quiero ser como esas personas pero como las cosas van, creo que terminaré igual a ellos.

Selene lo abrazó sin decir más nada sobre el tema, el castaño se sorprendió al momento pero le devolvió el gesto y no quiso soltarla, mentiría si dijese que no se encontraba seguro entre sus brazos, de una u otra manera, el hecho de morir no lo veía tan feo si moría en sus brazos.

—No quiero que sigas pensando en estas cosas, vamos a darle una vuelta al hospital propuso—. Podemos irnos en la silla de ruedas y bajar por la rampa sin que nos vean. ¿Qué dices?

—Digo que por estas cosas es que me gusta pasar tiempo contigo—se rió—. Mientras que no nos volvamos ilegales todo estará bien—continuó.

—Ya te dije Duncan, si algo nos sucede, yo conozco a un buen abogado que nos saque de estos líos en los que te meto—respondió y fue al armario para buscar la silla de ruedas que estaba guardada dentro—. Debes ponerte el pijama.

—No es un pijama, es una bata médica.

—Mientras que tú te lo creas puede ser lo que sea—sonrió y armó la silla de ruedas. Una vez lista, le dio una palmada al asiento—. Su trono señor Snow.

— ¿Qué? —preguntó terminando de colocarse la bata.

—Nada—se rió—. Sólo estaba bromeando—sonrió y esperó a que Duncan se sentara en la silla para llevarlo.

~•~

— ¿Recuerdas cuando te dije en todo el camino hasta aquí que esto iba a ser divertido? —preguntó Duncan observando la rampa que estaba en el jardín del hospital. Selene respondió con un simple Ajá—. Pues me equivoqué, esto no me va a gustar. Cambio de planes, vayamos a otro lugar.

—Oh por dios, ¡no seas aburrido! —respondió ella—. Esto lo bajan siempre las personas, no hay nada de qué preocuparse. Sólo está un poco inclinado, es lo normal.

— ¿Es lo normal que te mates por esa cosa? ¡No me voy a tirar! —Selene rodó los ojos por la manera en que Duncan estaba actuando.

— ¿Quieres que me lance contigo? —preguntó—. Así nos matamos los dos y ninguno se queda solo.

— ¡Ni soñando! —le respondió, Selene hizo caso omiso a lo que dijo y se sentó en las piernas del castaño—. Selene bájate—pidió, ella tomó aire y empezó a acercarse a la punta de la rampa—. Selene por favor.

—No seas gallina, hasta mi abuela baja esto riendo—le dijo y terminó de acercarse para lanzarse por la rampa junto a Duncan.

La rampa no era realmente alta pero sí lo suficiente como para disfrutar de la bajada, claro que Duncan lo menos que hizo era disfrutarlo ya que se la pasó los veinte segundos de caída gritando. Selene tomó ambas manos del chico para intentar tranquilizarlo y quizás hubiese funcionado pero el tiempo pasó tan rápido que ya estaban en el otro lado de la rampa.

La chica se bajó de las piernas de Duncan y dio un pequeño salto de la emoción.

— ¡Eso fue lo máximo! —exclamó emocionada—. Vamos a hacerlo otra vez.

— ¡Ni en tus más locos sueños!

—Eso dijiste hace unos minutos y mira que nos lanzamos—le sonrió—. Por favor, ¿me vas a decir que no te gustó ni un poco?

—No.

— ¿Ni siquiera la parte en la que me senté en tus piernas? —le sonrió pícara intentando molestarlo un poco, Duncan frunció el ceño.

—No es divertido—respondió y se cruzó de brazos—. Pude haber muerto.

—Eres la persona más exagerada que conozco—confesó—. No ibas a morir, nadie muere por pasear por la rampa.

—Siempre hay una oportunidad para todo—ella rodó los ojos.

—Eres la persona más negativa que conozco—Duncan sonrió.

—Positivamente pude haber muerto en ese momento.

— ¿Sabías que decir positivamente y luego lanzar una de tus frases negativas no lo hace positivo? —preguntó, él se encogió de hombros.

—Al menos lo intenté—Selene se colocó detrás de él para llevarlo hasta una de las mesas del jardín—. A pesar de casi morir en esa rampa, creo que me divertí un poco—confesó un poco tímido. Ella dejó de caminar.

— ¿Lo dices en serio o quieres hacerme sentir mejor?

—Depende, ¿te hizo sentir mejor?

—Un poco.

—Entonces lo dije en serio—ella se rió y continuó caminando. Llegó a la mesa y Duncan se paró de la silla para sentarse con ella en los bancos que estaban con ella—. Tengo la esperanza de verte convertirte en médico, sé que serás una de las mejores; no sólo por tu inteligencia sino también porque tu corazón es grande, son pocas las personas que se preocuparían pasar su día con alguien que quizás no valga la pena.

—Tú vales la pena, Duncan. No debes denigrarte de esa forma, me gusta pasar tiempo contigo, esto ya no es un trabajo. Se trata más de una amistad.

— ¿Somos amigos? —ella le sonrió y tomó su mano.

—Claro que lo somos. Es más—se acercó a él y le susurró—, eres el que mejor me cae aquí.

—Pues tu eres mi casi médico favorita—le sonrió y vio la hora en el reloj de la chica—. Ya va a acabar tu hora de trabajo, ¿vendrás mañana a verme?

—Siempre vendré a verte, Duncan. Eso es seguro.

N/A: Feliz año a todos! Espero que la hayan pasado muy bien <3 También espero que les guste el capítulo, saludos <3