7

5.9K 834 104
                                    

Duncan despertó esa mañana y notó a su padre dormido en el sillón de la habitación, se paró de su cama y tomó una de las sábanas que estaban en la silla para abrirla y colocársela. Luego fue al baño y se quitó toda la ropa para bañarse.

Al salir se cepilló los dientes y buscó algo de ropa, quería verse bien por si Selene llegaba temprano —¿Te echaste colonia?—dijo su padre despertándose.

—No.

—Yo huelo a colonia—le dio una sonrisa cómplice—. Ya lo vi todo, es la enfermera.

—¿Cuál enfermera?

—Pues la chica esa que te gusta.

—No me gusta Selene—su padre se rió.

—Ajá pero sabías que hablaba de ella—lo señaló burlón, el castaño negó—. Caíste en mi trampa.

—Charlie viene a visitarme, por eso me eché colonia, tampoco es que oleré feo, él es muy cuidadoso con eso de la higiene—su padre lo miró curioso, no le creía del todo pero no continuaría con la conversación.

—Iré a buscar tu desayuno—le dijo para salir de la habitación. Duncan encendió el televisor y se puso a ver la película que estaban dando en FOX.

Selene llegó a la habitación minutos más tarde con la bandeja de comida en la mano—. Tu papá manda esto—le entregó la bandeja y Duncan notó que había una pequeña flor en ella—. La flor es de mí parte, quería ver si te sonrojabas—el castaño sonrió—, veo que funcionó.

—El chico es el que suele darle flores a la chica—comentó, Selene negó.

—Hay que salirse del cliché Duncan—comentó—, quiero que disfrutes tu vida, puedes darle la flor a la Señorita Arlen, así la conquistas campeón —el castaño le dio un leve empujón a su amiga.

—Me la quiero quedar—sonrió y la colocó en la mesa al lado de su cama.

—Que bonito, mi novio no haría eso—y ahí estaba otra vez esa palabra. Novio. ¿Ella tenía uno? Se atrevió a preguntarle esta vez.

—Selene—ella lo miró esperando que continuará—. Tú...¿tienes novio?

—Oh—se sonrojó—. Sí, digo no. Me gusta alguien, se llama Matías—confesó—, te mostraré una foto, tengo una en mi celular—dijo y lo sacó, Duncan suspiró, no tenía novio pero sí había un chico—. Mira, es él; aquí estamos en su cumpleaños —le mostró la foto, era ella con un chico, se fijó en él, ojos oscuros, cabello oscuro, piel clara y una sonrisa muy amplia. Era un chico promedio pero se sintió incómodo por un momento. Miró rápido a Selene y notó la forma en que ella observaba la pantalla, sí que le gustaba ese chico.

—Se ven lindos juntos—ella volteó a verlo y sonrió.

—¿De verdad lo crees?

—Si, yo...sí, se ven bien—suspiró y Selene sonrió.

—Gracias Duncan—respondió—. Ahora, es hora de desayunar que ya se harán las diez y luego no te dará hambre—el cinco se rió y se acomodó en su cama dándole un espacio a Selene, ella se sentó a su lado—. ¿Te gustan los gofres?

—Puedo comerlo sin resistencia —se encogió de hombros—. Mañana temprano me harán unos exámenes otra vez, ¿puedes estar conmigo?

—No creo cariño, estaré en clases pero intentaré salir temprano para acompañarte.

—Me gustaría que estuvieras ahí —dijo y comió un poco de la comida, Selene suspiró, ella también quería pero no podía sobreponer el hospital antes que las clases, se lo había prometido a su padre, sino debía dejarlo.

Duncan terminó de comer su desayuno cuando la puerta se abrió y de ella apareció un chico más bajo que él, de pelo oscuro y mejillas rosadas—Charles querido amigo—dijo el chico levantándose de la cama, Charlie recibió su abrazo extrañado.

—¿Y a ti qué te pasa? ¿Estás enfermo?—Selene se rió —, Vale mal chiste—Duncan le dio un pequeño golpe típico de amigos—; la última vez que te vi estabas molesto con el mundo, Ahora hasta te ríes. ¿Ese cambio es por esa chica? —susurró lo último, Duncan se alejó de él.

—Selene, él es Charlie—los presentó ignorando lo que su amigo le había preguntado —, somos amigos desde muy pequeños pero nunca estudiamos juntos, nos conocíamos por las clases de matemáticas.

Ella asintió y se acercó al chico—. Un gusto, Charlie—el chico le sonrió.

—Tú eres la causa de que Duncan sonría, debo agradecerte por eso. Antes no quería ver a nadie y ahora parece estar feliz de que viniera a verlo.

—Él es un poco gruñón pero uno hace su intento—respondió.

—No hablen de mí como si no estuviera aquí—rodó los ojos y tomó a Selene de los hombros—, Charlie y yo necesitamos hablar.

—Claro claro—dijo ella—, yo iré a atender al Señor de la habitación 34, nos vemos chicos—comentó y se despidió dejando solos a los de chicos.

—Es agradable —dijo Charlie—, se ve alguien interesante de conocer.

—Lo es—suspiró—, ella realmente lo es.

Positivamente NoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora