8.Elijah I: El Amo del Bosque

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  • Dedicado a Mariko Cabrera
                                    

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"No hay duda. Tras analizar metódicamente varias muestras de agua del río Llyr, nuestros sabios alquimistas han llegado a la conclusión de que el río fue envenenado con polvo de sombra de Kelpie. Se trata de un veneno único que sólo se manufactura y comercia en la caótica Siddhran. Numerosos testigos aseguran que vieron al tirano Kra Dereth por las calles de Siddhran unos días antes a la catástrofe de Llyr. Ropas más oscuras que una caverna de trolls, chepa, andares sospechosos... Todo encaja.

Por concluyente, el que envenenó el río Llyr no fue otro que el infame elfo oscuro."

Parte científico dado por el clan de alquimistas Ojos de Sapo. Archivado en la carpeta 5487.

 ZONA MALDITA. GUARIDA SECRETA DEL AMO DEL BOSQUE. 20:50

ELIJAH

Observaba todo desde mi desafortunada posición, en busca de una apertura por la que poder escapar. Aunque había perdido la noción del paso del tiempo atrapado en esta incesante oscuridad que no parecía tener fin, aún no me había rendido. La clave estaba en recordar quién era. Yo era Elijah Wolf, Capitán de la Guardia Real, y mi deber consistía en proteger a la princesa Rosalie aún a costa de mi propia vida, hecho en el que había fracasado estrepitosamente al dejarme derrotar por una humana loca.

Me sentía sumamente avergonzado conmigo mismo y sabía que nunca podría perdonármelo. Esos tipos parecían sin duda muy peligrosos y dejar a la Princesa con el príncipe cara-de-niña no me tranquilizaba en absoluto. Seguro que salía corriendo y llorando para salvar su "hermoso" rostro de sufrir alguna herida y yo no debía de tener estos pensamientos respecto a un miembro de la Familia Real, pero no podía evitarlo. No soportaba al príncipe Idril en absoluto, reunía en una sola persona las cualidades que más despreciaba.

Resoplé, y las cadenas que me estrangulaban se hundieron más en mi piel. Pensar en el principito bocazas me ponía de mal humor. No había visto al Amo del Bosque ni a Stephany en muchas horas y no estaba seguro de si eso me desanimaba o si me aliviaba, porque ambos eran realmente insoportables. En comparación, escuchar la poesía barata de Idril se hacía más tolerable... bueno, quizás no tanto, pero se aproximaba.

De pronto, un gran estruendo hizo retumbar toda la caverna y los murciélagos que dormían  en el techo fundidos con la oscuridad salieron volando en una nube negruzca de colmillos y alas membranosas.

Tum.

El Amo se acercaba.

Tum, tum.

La roca se erizó. El Amo estaba cada vez más cerca. Su hedor llegó hasta mí haciéndome rechinar los dientes y arrugar la nariz. Era la hediondez de su propia alma podrida que se iba descomponiendo más y más a medida que el rencor acumulado lo iba emponzoñando más y más.

Tum, tum, tum.

Su presencia era tan insoportable que sabía que ya estaba aquí.

―¡Maldito lobo! ―gritó, y su cavernosa voz reverberó.

El Amo del Bosque apenas era un espectro de lo que alguna vez fue. Quizás hacía mucho fue alto, pero ahora andaba encorvado. Las greñas le llegaban hasta los pies y ocultaban la mitad de su marchito rostro. Dos ojos inyectados en sangre lo escudriñaban todo, rezumando odio y desprecio como si sólo con la mirada despellejara todo cuanto estuviera a su alcance.

El Amo extendió dos nudosas y retorcidas manos hacia mí, dispuesto a estrangularme el cuello. ¿Cuánto hacía que no se cortaba las uñas? Se le había acumulado tanta mugre que ésta había conformado una dura capa que crecía de forma independiente. También era imposible descifrar el color de su pelo por esto mismo, las puntas estaban manchadas en sangre y el lodo y hojas secas formaban una mascarilla. Ni hablar de sus harapientos ropajes que quedaban también ocultos bajo la masa y revoltijo de nudos. Este tipo era un guarro y me repulsaba como nada lo había hecho hasta entonces.

Léiriú I: La rebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora