1.Idril I: Cómo ser invencible

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  • Dedicado a Mony Villarruel
                                    

IDRIL I: CÓMO SER INVENCIBLE

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IDRIL I: CÓMO SER INVENCIBLE

 "Y el cielo se oscureció, los insectos callaron y el bosque entero se echó a temblar porque Kra Dereth había aparecido allí. Sus ojos eran rojos como consecuencia de haber visto tanta sangre y su mirada, más cruel que un invierno interminable. Entonces se bajó de su negro y demoníaco corcel, se inclinó sobre la orilla del río y el miedo me impidió ver qué ocurrió a continuación, pero desde entonces ese río nunca más volvió a cantar."

Pedro Picaflor. Extracto de "Las crónicas de un héroe que sobrevivió a Kra Dereth", capítulo tres.


BOSQUE DE NÁCAR. 13:00

IDRIL

Me encantan las historias. Bajo el calor de una manta con una capa de humeante vino azul, reunidos en la mesa de una taberna a mitad del viaje o bajo el cielo estrellado de una noche de verano, una historia siempre es bien recibida. El narrador ejerce cierto poder sobre sus oyentes. Entreteje una red de palabras con su voz, engancha el corazón de todos y los une de tal forma que pasas a ser protagonista de la historia. Las emociones que sienten los personajes se convierten en las tuyas propias, y en las del de tu derecha, y el de la derecha de éste y al final, somos un único corazón.

El narrador tiene el poder jugar con tus sentimientos, de hacerte estremecer, llorar o morir de la risa. De crearte cierta angustia, melancolía o decepción. Por un rato, te olvidas del mundo que te rodea y te transporta a ese mundo maravilloso que recrea en su mente y que nos transmite a través de su voz y gestos.

Si el narrador es bueno, no cuesta ningún esfuerzo imaginarse ese gran palacio de torres invertidas o aquel paisaje tenebroso e inquietante. En las buenas historias, los personajes salen de su aburrida monotonía y se embarcan en una gran aventura. Por el camino encuentran al amor de su vida, realizan grandes proezas, descubren terribles verdades y al final, superan sus miedos y se enfrentan a su destino.

Algunos personajes se ganan la admiración de la mayoría; otros, el odio. También están los incomprendidos con sus propios defensores aunque sean minoría. El plantel de personajes no suele ser demasiado original: el protagonista, un chico normal y corriente que se mete en un embrollo más grande de lo que imaginaba o bien, un gran héroe, la princesa que se enamora del protagonista a pesar de las diferencias sociales o una amiga de la infancia del protagonista que aunque siempre le gustó él, no lo reconoce hasta bien avanzada la trama; el secundario gracioso de turno, el inteligente y antisocial, el malo redimido, el traidor que suele estar relacionado con el protagonista, la mujer valiente y guerrera de carácter fuerte que suele morir, la fresca de turno que intenta ligarse al protagonista... Nada que no hayáis visto ya, ¿verdad?

Mi historia es algo diferente. Conmigo de héroe no podría ser de otra forma aunque la culpa no recaía sobre mí, sino en las situaciones en que me veía inmerso. Estaba acostumbrado a vivir rodeado de gente sin personalidad, sin mente propia, simplemente adulaban todo lo que yo dijese. Ya lo tenía más que comprobado, solía hacer la prueba defendiendo a capa y espada alguna idea, para instantes después pasar a detestarla y crucificarla. Nadie me decía nada, sino que agachaban la cabeza o fingían estar de acuerdo y me daban la razón a pesar de haber defendido previamente lo contrario. ¿Qué haríais vosotros en una situación así? Me decían loco y yo era el más cuerdo. Tenía fama de mujeriego, pero yo sólo amaba a una única mujer: mi madre. Pensaban que yo no tenía sentimientos y en realidad no tenía más remedio que ocultarlos. Sin embargo, yo no quería marchitarme. Quería vivir, hacer algo de utilidad. Me gustaría que llegase alguien y me dijera que me comprendía y que no estaba solo, claro que por aquel entonces no era consciente de que vivía encadenado, y romper las ataduras no resultaba fácil. Cometí muchos errores y desperezarse siempre lleva un tiempo. Más tarde descubriría que siempre que una humana loca llamada Madelaine se hallaba cerca, los astros decidían alinearse en mi contra y las cosas más extrañas podían suceder.

Léiriú I: La rebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora