3.Rosalie I *última parte*

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 El de la foto es Elijah ;)

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—Primero, un poco de ambiente —nos anunció.

El Joker rebuscó entre los bolsillos de su pijama y extrajo una pizca de unos polvos con los que salpicó el fuego. Éste emitió un gutural quejido y las flamas adquirieron una siniestra tonalidad verdosa. Bajo esa iluminación, la cara del Joker parecía tallada en cera blanca, espectral, como una siniestra calavera. Las sombras se alargaron y se movían como una marcha macabra que danzaba a nuestro alrededor. Un sudor frío me recorría la espalda.

—En las ruinas de un reino desolado por la guerra, vivía un pobre diablo muy feo y muy detestado. Él trataba de no deprimirse y soñaba con encontrar el amor de su vida, pero como las mujeres le rehuían, a él no le quedaba más remedio que… ya sabéis, acosarlas.

—¿Dónde está el terror exactamente? ¿En el hombre feo teniendo sexo?

—Oh, cállate Maddie. Estoy contando una historia de terror clásico, no de vulgar gore moderno.

Y lo decía el que había organizado antes una carnicería.

—Lo siento…

—Tal era la desesperación del hombre feo por conseguir el amor que tanto anhelaba, que vendió su alma a un demonio —siguió relatando poniendo voz interesante. Cuando dijo «demonio», sus ojos se abrieron al máximo y mostró una hilera de dientes en su sonrisa macabra—. El demonio transformó su aspecto y le convirtió en un hombre tan atractivo como Adri y casi tanto como yo, pero le advirtió que todo tenía un precio. El tipo feo, que ya no lo era, le daba igual ese pequeño detalle, al fin iba a poder tener a tantas mujeres como quisiera, sin embargo, la noticia se corrió y todos se enteraron que ese atractivo hombre era en realidad el tipo feo que había vendido su alma a un demonio. Nadie quería tener tratos con un ser tan repulsivo, así que le expulsaron, obligándolo a vivir en el bosque.

—Pobres plantas —musitó Maddie.

—Sí que era feo para que ni las putitas le quisieran.

Los comentarios desenfadados de ellos dos me hicieron sentir mejor, hasta se me hizo gracioso.

—Era un tipo horrible —corroboró el Joker—, no sólo por fuera, sino también por dentro ya que había acumulado mucho rencor durante toda su vida y vivir exiliado un año en el bosque no le ayudó a mejorar. Se volvió un ermitaño: le crecieron los cabellos hasta volverse una masa greñosa, la barba le invadió el rostro y vestía siempre la misma camisa deshilachada y los mismos pantalones cada vez más raídos. Así de impresentable se encontraba, cuando un buen día llegó al bosque una hermosa mujer extraviada.

—¿Cómo de hermosa era? —preguntó Idril desde su lecho, de pronto enormemente interesado.

—Muy hermosa, tanto como tu mente pueda imaginar.

—Entonces tan hermosa como yo, si es que eso es posible.

—Creído —masculló Maddie, poniendo los ojos en blanco.

—Tan hermosa como tú, seguro —le aceptó el Joker—. Algunas versiones dicen que se trataba de un hada, otras que de una poderosa hechicera, ya sabéis cómo son estas cosas, que cambian según quien lo cuente. Mis fuentes más fiables me informan de que era un hada. Así que entonces llegó la bella hada y el ermitaño se obsesionó con ella. Se peinó sus cabellos hacia atrás, se adecentó la barba y se puso las ropas de un hombre que mató en el pueblo, y así invitó al hada a comer en el bosque con él. —Mientras hablaba, acompañaba sus palabras con gestos, mesándose por ejemplo la barbilla cuando mencionó que se afeitó—. El hada no era confiada en absoluto, por lo que le leyó el corazón y descubrió lo malvado que era en realidad, así que le rechazó y no quiso volver a saber nada de él, huyendo a buscar refugio en el pueblo.

Léiriú I: La rebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora