3.Rosalie I: La princesa colibrí

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  • Dedicado a Minina Loca Clantoreador
                                    

Haciendo caso a la sugerencia de Hitto sobre poner imágenes de los personajes, podré fotos según el PoV de cada uno :D

Por cierto, la portada de la historia (la primera que tuve) se la deboa  @SandyLee *:*  Tiene que ser muy buena persona *O* podéis leer sus historias que son muy tiernas, realistas y tehacen reflexionar.

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"Queda terminantemente prohibido dejar entrar al elfo oscuro Kra Dereth a ninguna comunidad donde habite gente, pues si se le viera paseando entre las calles, no quedaría más remedio que sacrificar a todas las mujeres del lugar ya que podrían estar contaminadas. Kra Dereth no puede tener un hijo porque la abominación que salga de él sólo traería la destrucción del mundo." 

El Sabio Dagda durante el Tercer Concilio de Erin


PALACIO DE LOS ESPEJOS. 11:00 AM.

ROSALIE

Las vacaciones de verano no habían hecho más que empezar y yo ya estaba deseando que acabaran, ajena a todo lo que se estaba tramando para ese entonces. Había transcurrido ya una semana desde aquel fatídico incidente. Los rumores se habían extendido por todas partes, un motivo más por lo que no me caían bien las chismosas hadas, y ahora por donde quiera que fuese se escuchaban murmullos a mis espaldas y yo no podía evitar sonrojarme. ¡Maldito Idril! Había albergado esperanzas de que el Príncipe hubiese madurado de una vez, pero si acaso sólo había empeorado. Con pensar en el insolente joven ya me enojaba y a pesar de todo, me era imposible odiarle o ignorarle por completo. Ya no sólo por cortesía, que también, sino porque nunca olvidaría la primera vez que le conocí.

Mi madre y yo viajamos por primera vez a su reino. Yo era muy pequeña aún, tenía doce años solamente, y me hacía mucha ilusión conocer al Príncipe del que tanto se hablaba. Todo el mundo, incluso mis damas de compañía, me transmitían la emoción por conocer a un ser tan hermoso.

Bien, Idril a primera vista sí encandilaba con su bonita melena blanca como la de los príncipes de las historias y sus delicados rasgos, incluso su piel marmórea con pequeñas vetas plateadas le hacía exótico. Le escuchabas hablar y transmitía fuerza, convicción. Algo en él te impulsaba a esforzarte por ser mejor y ganarte su afecto. Este encantamiento sólo duraba cinco minutos, pues enseguida uno se daba cuenta de que el interior de ese ser no resultaba tan bonito como su exterior. Idril era arrogante, cruel, soberbio, egocéntrico, manipulador y de sentimientos volátiles. Su estado de ánimo cambiaba tanto como la ropa de su armario. Podía dedicarte la sonrisa más bonita del mundo y hablarte con las palabras más amables que alguien podría decirte jamás e instantes después, destrozarte en mil pedazos y dejarte allí tirada y abandonada.

Cuando le conocí se mostraba frío, distante, como si estuviese allí de pie esperándonos para darnos la bienvenida por obligación. No ocultó su aversión por nosotras, éramos intrusas en su reino y no nos quería allí. Pero esa misma noche me perdí por los laberínticos pasillos de su palacio de cristal. Me asusté mucho, pues por lo poco que había conocido a las hadas, me parecieron los seres más crueles y peligrosos que había conocido nunca, nada tenían que ver con los bondadosos seres de los cuentos. Así de asustada llegué sin querer a su habitación. No quería recorrer el camino de regreso sola y volver a perderme en aquel extraño lugar, por lo que pensé que si le explicaba mi situación, ordenaría a algún sirviente que me guiase hasta mi alcoba. No sé por qué no se me ocurrió llamar a la puerta. En lugar de eso, la abrí lo suficiente para echar un vistazo al interior por si estaba disponible. Le encontré tendido sobre su cama, llorando bajo la luz de la luna, y el alma se me descompuso.

Léiriú I: La rebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora