Capítulo Cincuenta: Mi historia no ha hecho más que comenzar.

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Autora: ¡¡Hola!! Voy a llorar T-T Vale, no, ¡¡pero este es el final!! Cincuenta capítulos es mucho, pero ya lo he acabado. Tengo felicidad y miedo por ver vuestras reacciones, je, je. A ver qué os parece el desenlace.

¡Disfrutad! ;)

Capítulo Cincuenta: Mi historia no ha hecho más que comenzar.

14 de Abril//11:30

Miriam

Miré a mi amiga Sandra una vez más antes de tirar el zumo en la papelera del patio. El día estaba despejado, y es que por fin el sol se dignaba a salir en todo su esplendor. Eso sí, el fresco todavía nos amenazaba. Mi amiga se encontraba de los nervios, pues este fin de semana visitaría a los padres de su novio. Yo le decía que ella era guapa, inteligente y encima con buenos modales —un poco loca pero buena al fin y al cabo—. Así que sus suegros no tendrían queja. Por otra parte, antes de ayer me compré el maldito test y todavía no lo había utilizado. ¡Pero es que estaba muy nerviosa! Y encima no me vino la menstruación. Estoy demasiado triste, nerviosa e histérica. Una combinación que no recomiendo a nadie en absoluto. El caso es que Rosa me instó a utilizar el test, sin embargo como yo no era capaz, lo dejó correr. De todas formas, si estoy o no embarazada a ella sería la primera a quien se lo contaría... O eso creo porque no tendría valor a confirmárselo a mi padre. ¡Dios santo lo que pasaría si ocurriese eso! Seguramente la cabeza de Daniel estaría colgada de un palo en la plaza central de la ciudad. No, eso ya es pensar tonterías. Lo que tenía que hacer era probar de una vez que no estoy embarazada y punto.

—Miriam, ¿me estás escuchando? —me regañó mi amiga y la miré de inmediato.

—Lo siento, estaba pensando... —ella chasqueó la lengua y se cruzó de brazos.

—Llevas dos días así. ¿Qué ocurre? Sabes que puedes confiar en mí. —recordó mi amiga. Yo puse mi mejor cara y contesté.

—No es nada, de verdad. Solo estoy agobiada por los exámenes que llegan inminentemente. ¡Soy una cabeza hueca y seguro que suspendo y repito el año! —exclamé aligerando el tema. Sandra no parecía muy convencida, pero no dijo nada.

Cuando las clases terminaron, me llevé una sorpresa enorme al encontrar a Daniel esperándome apoyado en su Audi reparado. Casi babeé por el suelo. Estaba tan contenta que no pude evitar caminar más rápido hasta llegar a su lado. Cuando pude besarle, él me sonrió y se quitó las gafas de sol. Estaba tan guapo con esa ropa... Llevaba una chaqueta de cuero con unos pantalones a juego. Su cabello seguía siento tan perfecto que daban ganas de tomarle fotos a cada rato, como a un modelo.

Cuando terminamos con el beso, me agarró de la mano y luego abrió la puerta del copiloto.

—¿Has esperado mucho? —pregunté un poco sonrojada por las miradas de asombro que me lanzaban mis compañeros.

—No, acabo de llegar. —eso explicaba el porque no han llegado su legión de fans. Me monté y me puse el cinturón. Él hizo lo propio y arrancó el motor. Una vez en marcha, me explicó algo... —¿Sabes? He ido con Alex esta mañana a hablar con la periodista Raquel Díaz. —me tensé enseguida y él lo notó —. Tranquila, no era nada grave ni tampoco fue enviada por Laura.

—¿Tomaste precauciones? —pregunté y enseguida me sonrojé. Mierda, quería decir que si llevó a su guardaespaldas. Como últimamente no lo usábamos... Pero irremediablemente me vino a la mente lo del embarazo. Daniel pareció no darse cuenta.

—Si, llevé a mi guardaespaldas. —me sonrió y luego suspiré. ¡Qué cosas tenía!

—¿Y entonces? ¿Qué quería de vosotros? —inquirí al mismo tiempo que nos deteníamos en un semáforo. Él se apoyó en el respaldo y me miró risueño.

Conviviendo con la Mentira © [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora