Capítulo 34. ELENA LANDAM

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Como no sabia que hacer ni que decir permití que el tema de conversación cambiará.

Pero seguía sintiendo que algo no estaba del todo bien, Rosa era tan amable como siempre pero continuaba dándome miradas extrañas, como escaneandome, como tratando de leer a través de mi. Tanto que empecé a creer que ella lo sabía, o de alguna manera sospechaba que yo soy la mujer que estaba besándose con Angela.

Cuando la comida por fin termino, Rosa le ordenó a Luis, su hijo menor, que regresara a su habitación. Y también le pidió a Angela que nos dejara solas. 

Angela no quiso alejarse mucho, tan solo se fue hacia la sala, aún así Rosa y yo quedamos solas en la cocina, mientras ella lavaba los platos y yo me encargaba de secarlos y acomodarlos en su lugar.

Me sentía tensa, y ayudarla me distraía un poco de toda la incómoda situación.

__ No quise decir nada frente a mis hijos, pero es importante que tu y yo hablemos, Elena.

No era grosera, pero ese no es el tono de voz que normalmente usa conmigo.

__ ¿Sobre qué? __ me hice la tonta.

__ Lo sé todo.

Cuando me dijo eso se encontraba entregandome un plato, así que quedamos de frente, ella me miraba sería, incluso parecía enojada.

Se a que se refiere. Así que no me moleste en negarlo, no tenía caso hacerlo.

__ Entiendo. ¿Puedo saber cómo?

__ Mi ex esposo vio a una mujer con mi hija. Y en la premiacion vio a esa misma mujer ser llamada al escenario como la maestra de Angela.

Entonces recordé.

Había sido lo suficientemente descuidada como para olvidar ese detalle, porque el padre de Angela me había visto antes en aquella cafetería, y luego me vio frente a todo el público dirigirle un mensaje a Angela y entregarle el trofeo. ¿Cómo no pensé en eso?

Tengo que tener más cuidado, cosas como estás no pueden volverme a pasar, mucho menos en mi ambiente laboral.

__ Puedo explicarlo.

__ Eso es lo que quiero que hagas.

__ Angela y yo __ tuve que hacer una pequeña pausa, porque mi posición era difícil en toda esta situación y no me sentía lo suficientemente valiente para hablarlo. Pero estaba aquí, no había marcha atrás. __ estamos en una relación ahora.

__ ¿Eres la novia de mi hija?

__ Sí.

Rosa me entrega el último plato, el cual me encargo de secar y acomodar en su lugar. Ahora solo estamos paradas en medio de la cocina, ella me mira incrédula y yo me siento apenada por toda la situación.

__ Espero que entiendas si en este momento dejo de tratarte como la maestra de mi hija.

__ Lo hago.

__ Bien, porque tengo mucho que decirte.

__ Y yo también. Entiendo que es complicado, pero...

__ ¿Complicado? No suena muy complicado desde tu posición. Dejé que mi hija fuera cada día a tu casa, confíe en tí, te dejé entrar a mi casa, te confíe a mi hija y ahora ni siquiera sé si realmente te la llevabas a tomar tutorias o qué hacían mientras yo creía inocentemente en ustedes.

__ No, yo nunca. Sólo le daba clases, jamás hice nada más.

__ También espero que entiendas que no te creo eso.

Entendido, profesora. TERMINADA. Where stories live. Discover now