Capítulo 1. ANGELA MAREL

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Angela:

¡Dios que hambre tengo!

Estoy aburrida, aburrida es poco, aburridísima de este maestro cara de tortuga. No hace más que hablar y hablar de algo que en absoluto me interesa y que mucho menos aprenderé.

Estoy tan cansada, solo quiero dormir y estoy realmente a punto de quedarme dormida pero siento un papel golpearme la nariz. Deben ser los malditos tipos molestos de siempre, ¡Ugh como odio a los hombres!

Volteo hacia la dirección de donde llegó el papel y solo observo a Valentina señalarme el papel que ahora se encuentra en el piso, le hago una señal de "no" con la cabeza, no me interesa ver sus notas. Pero me abre los ojos grandes y me hace muecas amenazantes. Mierda, parece mi mamá.

Sin ganas de seguir perdiendo el tiempo en sus tonterías tomo el papel del piso y leo lo que ha puesto.

"Ya no podremos escaparnos hoy de la escuela, ya tenemos profa de cálculo"

Ay no, ¿es en serio? Tan bien que estábamos con dos horas libres por no tener maestros y ahora resulta que ya contrataron una. Justo hoy que íbamos a escaparnos al cine.

Miro de nuevo hacia Valentina quien solo pasa su dedo sobre su mejilla, desde su ojo hasta su barbilla simulando una lagrima cayendo. Susurro "ni que hacerle" en voz baja y me encojo de hombros.

La clase del profesor continúa pasando hasta que por fin mis preciosas orejas escuchan el timbre que anuncia la siguiente hora, el maestro sale del aula y en cuestión de segundos todos se levantan y cambian de lugar.

Odio a este maestro, siempre nos hace sentarnos en orden de lista y quedo lejísimos de Valentina, es mi única amiga, no hablo con ninguno de estos retrasados. La mayoría del salón son hombres y no me interesa para nada hablar a ninguno de esos neandertales. Y ni que decir de las otras chicas del salón, a duras penas soporto a Valentina y su clasismo, menos voy a andar escuchando a esas pesadas.

__ Qué bueno que por fin terminó esa clase, odio sentarme al lado de Joaquin, siempre huele a garnachas __ Valentina me dice con cara de asco, yo solo ruedo los ojos con una sonrisa, estoy tan acostumbrada a ella y sus comentarios que ya solo me causa humor.

__ Un día Valentina, tu karma será uno de estos __le digo señalando con la cabeza a los tipos de atrás que se encuentran jugando a las fuercitas __ y te va a encantar el olor a garnacha.

Los siguientes diez minutos la tengo hablando incansablemente sobre las cero y nulas posibilidades de que ella algún día anduviera con uno de esos tipos, yo solo asiento con la cabeza todo el tiempo. Y estoy por responder cuando escucho por primera vez esos tacones contra la loza.

Lo siguiente que mis ojos ven es a la maestra más joven que he tenido en toda mi vida. OMG, OMG, OMG

__¿Pero es que acaso todos fuimos hechos por ángeles explotados y a ella la hizo el mismo diosito con sus manos?

__Amén, hermana __ me dice Valentina, lo que me hace darme cuenta de que he pensado en voz alta.

Mierda, esto es irreal. De donde salió esta mujer, de que planeta la trajeron, de que la hicieron, ¡¿QUIEN FUE EL ESCULTOR DE TAN BELLA OBRA?!

__ Es caliente, verdad __escucho la voz de Cynthia quien me sonríe sentada en la fila de adelante, yo solo asiento embobada con mi vista en esa maestra.

No puedo apartar la mirada de ella, sentada en el escritorio, acomodando sus cosas con paciencia, nadie en el salón habla, nadie mueve un dedo. Todos la miramos, su cabello es negro azabache, un negro intenso como el pelaje de un gato. Y sus ojos, igual de oscuros parecen recorrer toda el aula y atravesarnos a cada uno de nosotros, maldita sea jamás había visto unos ojos así.

Entendido, profesora. TERMINADA. Where stories live. Discover now