Capítulo 32. ANGELA MAREL

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La hora de la fase final por fin había llegado.

Es el momento que he estado esperando durante tanto tiempo y en el que me he estado preparando. Es el evento que marcó un inicio muy importante en mi vida, gracias a estas olimpiadas me acerque más a quien ahora es mi novia.

Gracias a esto me vi obligada a tomar tutorias en las que fui conociéndola y conectando con ella, por este evento es que hoy puedo mirarla a lo lejos teniendo la certeza de que más tarde y a escondidas de todos puedo besarla con libertad.

Realmente no puedo pedirle nada más a este concurso, el primer lugar es algo que deseo pero sé que aunque el resultado hoy no salga a mi favor ya no tengo de que preocuparme. Porque yo ya gane. Me gane una mujer encantadora con la que quiero estar siempre.

Estoy nerviosa, tengo una presión en el pecho que hace que se me cierre la garganta, es como si no pudiera respirar. Los maestros, los alumnos, y los padres de aquellos que viven en esta ciudad son quienes conforman el público. La gente va llegando y poco a poco los asientos comienzan a llenarse, los organizadores verifican el sonido, los microfonos, las pantallas.

Hay una gran bulla en la que no se entiende quien dice que cosa, y estoy atrapada detrás del escenario con todos los otros concursantes. Todos parecen repasar en su memoria, unos caminan de un lado a otro, otros platican entre ellos. Y algunos más como Tony, simplemente están en el celular matando el tiempo. Luego están los que viven en esta ciudad, esos concursantes que son abrazados por sus padres, quienes les desean suerte y luego se van a tomar asiento.

Justo estaba viendo a uno de esos alumnos abrazar con entusiasmo a su madre, ella le daba la bendición recordándome a mi mamá, quien estoy segura que haría lo mismo de estar aquí. Y es ahí, cuando mis ojos abandonan esa escena y enfocan a otro lugar es cuando lo veo llegar.

Mi papá ingresa al lugar con un pequeño ramo de rosas en sus manos y una mujer colgada de su brazo. Ambos parecen sonrientes y buscan con la mirada a alguien, y luego, cuando su mirada topa conmigo su sonrisa desaparece. Parece ponerse pálido, como si no esperaba verme ahí.

Yo tampoco esperaba verlo de nuevo.

La mujer que lo acompaña le dice algo en el oído y ambos miran hacia otra dirección. Sigo la línea de su visión encontrándome con la rubia que había visto anteriormente en el restaurante del hotel. Esa chica engreída y proveniente de la mejor de todas las escuelas, esa chica a la que desde que la vi la clasifique como mi competencia más fuerte.

Cuando la rubia los miro corrió con alegría hacia ellos, fue envuelta en un abrazo por ambos, parecían una linda familia feliz.

Luego mi padre le entregó el ramo de rosas.

No sé ni siquiera que es lo que sentía en ese momento, pero es como si todo fuera irreal, el pecho me duele y de pronto fue como si una ira incontrolable me llenará el cuerpo, mi sangre hervía a lo largo de mis venas, mis ojos se empañaron con una neblina de enojo y frustración. De dolor.

Y el me miraba. Mientras abrazaba a su familia el me miraba, tan fijamente como si intentará rogarme mantenerme alejada.

No fue hasta que sentí el paso húmedo de una lágrima recorrer mi mejilla que desperté del trance. Y me encargue de mirar hacia cualquier otro lado, ignorando a la familia perfecta delante de mí.

__ ¿Qué tienes? __ El rostro de Tony aparece frente a mi, con el dorso de su mano limpia mi mejilla y me mira preocupada. __ ¿Estás asustada? No llores, me duele tanto verte mal.

Me abraza, y le correspondo porque siento que necesito tanto sentirme querida en este momento. Porque mirarlo a él me hace sentir como una basura, me hace sentir insuficiente, me hace pensar que yo no merezco lo que esa rubia tiene con el.

Entendido, profesora. TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora