35. Besos, rosas y mentiras

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Primero que nada, feliz día de gays con algodones de azúcar🌈

🔮Prepárense para que muchas de sus sospechas sean confirmadas o desechadas. 

Y para aprender que hasta los más amables pueden traicionar...

Les dejo el aesthetic de Riza Allen, un personaje que tomará mucha importancia para la historia...

Les dejo el aesthetic de Riza Allen, un personaje que tomará mucha importancia para la historia

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"Le hice un favor, bendije su vista"

—Samael Blackhill

꒷🌹꒷

Capítulo 35

‟Besos, rosas y mentiras"

SAMAEL

Con seguridad no quería desperdiciar un sábado visitando huérfanos.

De no ser por Izan, nunca habría pasado por su mente el hecho de asistir a un lugar como ese. Los eventos de beneficencia que su madre organizaba eran siempre en algún salón sofisticado, sin la presencia de los necesitados en cuestión.

Respiró hondo y entrelazó sus dedos con los de Izan. Ese momento era de su novio, no suyo, y quería actuar como un ser humano decente y apoyarlo cuando lo necesitaba.

Su intención era no despegarse de Izan o sus padrinos. Podía estar presente, pero no sabría qué hacer si un huerfanito lo miraba con ojos lastimeros, su lado clasista saldría a relucir e Izan se daría cuenta de que él no le convenía.

El timbre de su teléfono interrumpió su caminar, iban detrás de Sanem y Matthew. Soltó la mano de Izan y buscó el aparato en su bolsillo. Deslizó el dedo sin ver de quién se trataba.

—Habla —dijo él.

Quien sea que lo llamó no estaba al tanto de que él no era precisamente el rey de la paciencia, y que odiaba hablar por teléfono porque no dijo nada de inmediato y eso lo irritó.

Soltó un bufido.

Tengo una noticia que hará que la visita a ese orfanato sea menos tediosa para ti, Alex.

No reconocía la voz, se trataba de una chica, alguien de su edad. Pero no era Wanda, conocía bien la voz de esa bruja.

¿Está Izan escuchando? —preguntó la mujer al teléfono.

Él miró a Izan, quien se había detenido a esperarlo. Sanem y Matthew continuaron caminando.

­—¿Sam? —lo llamó Izan. Él dio un paso hacia atrás en un intento por poner distancia entre ellos—. ¿Todo está bien?

—No —respondió a la persona al teléfono. Aunque, no sabía por qué se lo decía.

No digas nada más —advirtió la chica y él estuvo a punto de dejarle claro que a él nadie le daba órdenes, mucho menos alguien que no se había presentado formalmente—. Te agradará saber que tu prometido no necesitaba ser adoptado, porque su verdadera familia está ahora cerca de él, y son dignos de ti y de los Blackhill.

Sangre puraWhere stories live. Discover now