10. Así coqueteo yo

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Antes del festín, feliz tarde de gays en salsa verde.

Prepárense para leer a un borracho raro, pero con mucha iniciativa y sin pena de decir lo que piensa (involuntariamente).

¿Recuerdan la pregunta de los cumpleaños? Ahora quiero saber sus colores favoritos👀👉🏻.

Me callo y les dejo a solas con "Alex", Samael, el enano...

꒷🌹꒷

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꒷🌹꒷

Capítulo 10

"Así coqueteo yo"

SAMAEL

Ocultó sus intenciones de llevar a Izan al cumpleaños de su abuela con la patética excusa de molestar a su padre.

En primer lugar, le daba lo mismo obedecer o no a su padre.

Segundo, su familia no le conoció una pareja jamás, y era porque tenía dieciséis años, y nadie era tan interesante como para que él mirara en una dirección que no fuera la ansiada libertad, su mayoría de edad y, con ella, la posibilidad de estudiar lo que quisiera antes de que su familia volviera a aprisionarlo con algún cargo político.

Las piernas no dejaron de temblarle, y el escalofrío no abandonó su piel hasta que la puerta de la biblioteca estuvo ante él. El estúpido Izan lo había besado dos veces.

Y la cosa se habría puesto más interesante si su padre no hubiera irrumpido en la escena.

Las mejillas se le calentaron en cuanto a su mente regresó la imagen de la forma en que Izan lo sujetó de la barbilla. El toque de su dedo fue como lamer una bola de helado por primera vez, te hacía sentir entumecido al principio, pero la explosión de sabores se incrementaba conforme pasaban los segundos.

Estando a punto de enfrentarse a su padre, no era el mejor momento para que Izan Zebell y sus bastas manos se apoderaran de sus sentidos. Necesitaba serenidad e inhalar todo el aire que pudiera antes de cruzar el umbral.

Vivió en esa casa desde que nació, su madre estaba demasiado ocupada con sus estudios y su padre ya era director del colegio. El matrimonio del hijo menor de los Blackhill no tenía tiempo de cuidar de un bebé, ni si quiera porque éste les aseguraba la herencia familiar. Él nació antes que la segunda hija del hermano mayor de su padre.

Pero a diferencia de sus padres, a su tío no le interesaba la fortuna de los Blackhill, estaba más interesado en cuidar de su hija y darle todo el amor de una familia.

Mientras que él tomó clases de piano, artes e historia desde los cuatro años, su prima se divertía e iba de un lado a otro con sus padres.

Tampoco es que él necesitara de algo como sonrisas y palabras amables de parte de sus padres. Sus abuelos se encargaron de él y le dieron todo lo que quiso.

Sangre puraWhere stories live. Discover now