EXTRA I | Crime and blood

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I | CRIME AND BLOOD

GIDEON HOUNT

Seguirle el juego a Samael siempre fue fácil.

Hacer lo que Samael Blackhill quería era más sencillo que pensar en sus propias vidas.

Al final del día solo eran ellos tres. Fue así desde que se conocieron en el segundo grado y sería así en el futuro.

Se había acostumbrado a que su familia no estaba para él, podía hacer todo lo que quisiera mientras no pusiera en riesgo la credibilidad y el prestigio de los Hount.

Una de las familias de la élite.

Los líderes de la vida nocturna y el turismo.

Lo suyo era la diversión, era experto en romper la tensión de una conversación y tenía las palabras idóneas para que el ambiente a su alrededor no se volviera pesado.

Que no compartiera la misma idea de Blaise y Samael con respecto a sacarle provecho a la posición privilegiada que tenían, no quería decir que haría algo para detenerlo.

Incluso observar desde una esquina contaba como una participación. Y él estuvo presente desde la primera vez.

Durante la primera reunión en la que Samael sacó aquella antigua libreta con nombres de los miembros anteriores de los Sangre Pura, estuvo presente y no se negó a firmar, tampoco dijo que las locuras que Samael proponía eran ruines y una forma de diversión con la que él no se sentía cómodo.

Pero era parte de la élite.

Era el mejor amigo de Samael.

Y era el novio de Blaise Incanti, el sicario al que Samael y las familias de la élite recurrían si necesitaban algún trabajo sucio.

—¿Qué te pidió hacer esta vez? —le preguntó al pelinegro que entró sin tocar a su habitación.

Las vacaciones habían comenzado, y, con ellas, la temporada de eventos sociales de la alta sociedad del país.

Blaise no acostumbraba a avisarle si iba a ir a verlo, tampoco tocaba la puerta o esperaba a que él bajara a recibirlo. A veces, ni siquiera hablaba antes de acercarse y unir sus bocas.

Lo dejaba sin aliento, le alborotaba el cabello, hurgaba en el interior de su boca con la lengua, tiraba de su labio y se separaba.

—Nada que quieras escuchar —respondió ya con las manos en los bordes de su camiseta, listo para desnudarse mientras caminaba hacia el cuarto de baño.

Era de las pocas noches en las que él había preferido quedarse a leer en casa. Después de un fin de semana en el que no durmió o ingirió algo que no fuera vodka o botanas.

Sangre puraWhere stories live. Discover now