Ya en casa, me pongo a hacer las tareas del hogar, y todo se desarrolla durante el día de una manera tranquila, y sin nada que se deba destacar, hasta que a las 6 de la tarde, me llamó por teléfono Sofia para que la recoja a las 10 que quiere que cenemos juntos.
Voy al cuarto de baño, me miro al espejo, y me siento angustiado,... Sofia no tiene nada de malo, es inteligente, hermosa, graciosa,... ¿Qué me pasa que no puedo verla como ella quiere?, me siento sin control, creo que tengo ansiedad amatoria no deseada,... Tapo el lavabo, abro el grifo con la mano derecha, y dejo que vaya derramándose el agua, hasta que hay una cantidad abundante, cierro el caudal, y meto la cara en ese líquido frió, tras unos segundos, la saco y veo otra vez mi rostro, resoplo mientras me miro a los ojos,...
La verdad es que no quiero amar a nadie, ni que me amen, sólo vivir como hasta ahora, aunque es difícil luchar contra la naturaleza humana, porque no dejamos de ser simples animales con un cerebro más desarrollado que otras criaturas, pero es tan complicado escapar de los deseos, pasiones, sentimientos,... Están siempre ahí,... Y se escuchan con su "voz" más baja o alta, dependiendo del autocontrol que podamos ejercer sobre ese tema, si es que lo queremos tener,...
Si no hubiera sabido que Sofia me quiere, me encantaría pasar más tiempo con ella, hasta darla el título de mejor amiga, porque se lo ganaría sin dudarlo por como he visto que es. Pero el saber sus sentimientos, hace que me sienta incómodo, no porque desconfíe de que se me vaya a tirar encima,... Se nota que es una dama muy educada, y respetuosa,... Pero no se,... Me siento raro, entre agobiado, y entre culpable,...
¿Qué ha pasado con los días en que me insultaban las mujeres por no ser lo que ellas creen que es ser un príncipe azul?, echo de menos las malas caras, los gestos desagradables, el no sentirme apreciado,... Eso me hizo aprender que sólo podía contar conmigo mismo, pero ahora estoy en esta situación tan difícil para mi,... No quiero hacer daño a nadie, pero tampoco a mi mismo,...
Busco mi ordenador y tecleo en navegador de Internet, viajes a las Islas Bermudas:
Parece ser que costaría casi mil euros desde donde me encuentro, ¡es caro!, pero el dinero me va a dar igual si me pierdo por allí,... Tampoco voy a escatimar en gastos, en un viaje para el que planeo desaparecer,...
Como me siga sintiendo así, me marcharé a la aventura, y nadie de esta ciudad volverá a saber de mi,...
Me siento en el sofá del salón y me doy cuenta que las flores están un poco desmejoradas, es normal, a más que pase el tiempo será peor,... Voy a la cocina y cambio el agua a las flores, y ya de paso me sirvo un vaso de agua, llevo en la mano derecha el florero, y en la izquierda el vaso de agua, camino con cuidado para no derramar ninguna gota, dejando ambos recipientes en la mesa del salón, para posteriormente sentarme en el sofá.
¡Soy un dejado!, la caja de las aspirinas sigue estando en la mesa, tomo una para mi, y echo otra en el florero, ¡es bueno compartir!.
Cierro los ojos, y me concentro en los ruidos que hay a mi alrededor, intentando no pensar en lo agobiado que estoy.
Escucho los gorriones cantar, coches que pasan de un lado a otro, la gente caminar y hablar de sus cosas,...
- Me siento bien, nada me preocupa,... - digo en voz baja,...
Me levanto del sofa rápidamente, y voy corriendo varias calles como loco,... Hasta que llego al Banco donde tengo mis ahorros, unos 20.000 € aproximadamente, tuve suerte porque había coincidido con una de las tardes que lo abrían,... Llamo al timbre, para que me dejen entrar. Entro, me pongo a esperar en la cola,... En ella hay un señor con bigote negro muy bajito, con traje blanco, al que están ahora atendiendo por ventanilla, y detrás una mujer rubia con un niño pequeño.
Paseo formando círculos pequeños sin alejarme de la cola, pero pierdo el equilibrio, y termino en el suelo, en ese instante un chico de unos 18 años entra, y se pone detrás de la mujer y el niño, yo me levanto y digo:
- ¡Oiga no se cuele, que yo soy el último!.
- ¡Claro!, se que eres es último a quien repartieron cerebro, por eso vienes ahora del suelo - dijo él chico con tono de guasa.
- ¿No tiene usted respeto?, ¿ni vergüenza? - respondí recriminándole.
- Vergüenza la que debes de tener por no tener un bastón, que por eso te caes ¡viejo!
- ¿Es que sus padres no le han dado una educación y un respeto hacia los demás? - dije yo comenzándome a enfadar
- La educación se la tuve yo que dar a ellos, que venían con una de tonterías de padres,... - Diciendo que sus normas, sus leyes, sus cosas, porque es su casa,... ¡Me cansaron tanto que fui a un cerrajero, cambié la cerradura de la puerta, y los eche a la calle, ¡venga que se busquen la vida!, ¡Ya es sólo mi casa, y mis normas! - dijo el chico con tono prepotente.
- ¡No tiene corazón!, ¡es un desagradecido!, hacer eso a unos padres, por el simple hecho de que se preocupan por usted - dije yo gritando.
En ese momento, el niño se puso a llorar, y salió el director del banco de su despacho.
- ¿Qué pasa aquí? - dijo el director.
El chico empezó a canturrear:
- ¡Otro viejo!, ¡otro viejo!,... ¡acaba de salir otro viejo que en anda irá al cementerio!,...
- ¡No pienso permitir en mi Banco esta falta de respeto, ¡Seguridad!,¡Seguridad!, ¡Sáquenlo de aquí!.
Aparecieron de la nada dos hombres bien fornidos, y lo sujetaron por los brazos.
El chico insultaba, pataleaba, logró zafarse de los guardias de seguridad, pero tropezó con una de las sillas que había para que la gente esperase, se deslizó medio metro por el suelo, y terminó chocando con la puerta, partiéndose la nariz,... Se puso a llorar de dolor, le abrieron la puerta, se fue soltando improperios, y amenazando con que su abogado les iba a demandar, mientras su nariz sangraba .
Ya la mujer con el niño, estaba siendo atendida en la ventanilla, porque el hombre con bigote salió poco después que el chico. El director se disculpó por lo que había ocurrido, y me invitó a su despacho, para que me atendiese personalmente.
Una vez que estábamos dentro, me preguntó muy amable cuál era el motivo por el que estaba allí. Dije que quería retirar todos mis ahorros, unos 20.000 €. Ante mi demanda, el director quedó muy pálido, me preguntó la razón que me llevaba a esa decisión, que son el mejor banco que hay en el mundo.
Yo dije que me iba a las Bermudas, y me llevaría todo el dinero conmigo, el director me empezó a poner una serie de problemas, que si no podía sacar esa cantidad, porque por protección contra el terrorismo y el blanqueo de capitales, era imposible hacer movimientos así sin que ellos estuviesen obligados a comunicárselo a Hacienda, yo dije:
- ¡Hacienda esta ya comunicada!, porque según dicen, Hacienda somos todos, y usted ya esta avisado, y también yo, no vamos a decírselo a los millones de personas que hay en este país, sería absurdo,...
- ¡No me venga con tonterías!, ¡no puede hacer eso!, puede terminar con serias multas o en la cárcel , además que con esa cantidades de dinero no le van a dejar volar en el aeropuerto - dijo el director enfadado.
- ¡Entonces!, ¿usted me esta diciendo que no puedo llevarme mi dinero ganado con el sudor de mi frente, ni tengo la libertad de viajar con el a donde me de la gana porque me van a tratar como un sucio delincuente? - dije yo con tono áspero.
- Es más complejo de como usted lo ha explicado, pero básicamente es eso.
- ¡Esto es bochornoso!, lo que tenían que prohibirles a ustedes es poner comisiones, y gastos por tener nuestro dinero aquí, que encima estamos obligados por el gobierno a que se nos paguen a través de transferencias, para que nos quiten una parte de el con sus picotazos de cuervo!, Mi dinero es mio,... ¡Y no de ustedes, ni del gobierno!, ¡debería poder hacer lo que quisiera con él,...!. - dije yo rojo de la ira.
- ¡Lo siento!, si no le gustan las leyes, váyase a otro país, pero eso si, sin su dinero, déjelo aquí que se lo cuidaremos bien - dijo el director.
- ¡Tranquilo!, que mañana voy a transferir lo que tengo a una cuenta que me voy a hacer por internet, ¡la cuenta pomelo! sin comisiones,...
- No, no,... disculpe que le regalamos si quiere un juego de cucharas bañadas en plata, pero no haga eso.
- Adios - Fue lo último que dije, antes de salir del despacho, y del banco.
Ya en casa, me llevé el resto de la tarde creando la cuenta pomelo con mi ordenador, para transferir a ella hasta el último céntimo de mis ahorros.