Capítulo 24: Cartas

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Cincuenta minutos llevo pensando, sin saber que hacer, por un lado no estoy en condiciones de que ir a ningún sitio, tengo el corazón hecho añicos, mal sabor de boca, y una pesadez en los parpados, que hace que sólo desee tumbarme en la cama y no levantarme nunca más, pero por el otro, me encantaría tener amistades de calidad, el conocer a Sofia había hecho que volviera a despertar una parte de mi que estaba desahuciada, la de querer conocer gente parecida a mi, con la que tener conversaciones amenas e inteligentes, donde pudiera sacar mi sentido del humor. 

Cuando llegué a la ciudad por primera vez, me apunté a una asociación de amantes de los libros, lo que produjo que me hiciera el carnet de la biblioteca,... 

No me gusta mucho leer, pero considero que la gente que ama  los libros, es inteligente, tiene conocimientos, sabe argumentar,... Algo que para mi es importante a la hora de tener amistades, que hablen de temas más allá de la basura televisiva,...  Lo que se llevaba en esos tiempos entre la gente "normal" era comentar "Gran Marrano", ese programa que junta dos piaras de cerdos y cerdas, de distintas granjas, durante 3 meses, en una casa en Petardar de la Sierra, y quien durase ese tiempo sin hacer cerdodroning, es quien ganaría el concurso. 

En principio fue maravilloso estar en esa asociación, todos teníamos gafas, y me imaginaba que cuando tomáramos confianza haríamos locuras como intercambiarlas, aunque no duré mucho allí,...

Cada lunes nos reuníamos, para comentar y debatir el libro que nos habíamos tenido que leer durante la semana anterior, y determinar quien debería proponer la lectura de la semana siguiente. Podía ser de cualquier género (me llamó la atención que una señora ya entrada en años, deseaba con ansia que la tocase proponer, para elegir siempre libros de la saga 50 sombras de pies,...  La  crítica profesional decía que estaban tan mal escritos, que se habían escrito lo más seguro que con los pies,...), con la limitación de que ese libro propuesto se pudiese leer, en menos de 6 días, con un nivel de lectura normal. El procedimiento para ver quien  ejercía tan importante proceso de selección de lecturas semanales, era ver quien sacaba el  marca paginas más corto (como lo que se hace con los palos). 

Una vez terminada la sesión, yo me iba a casa, y al día siguiente  visitaba la biblioteca, buscaba el libro propuesto, me lo llevaba, y cuando llegaba a mi hogar, me daba cuenta que lo había perdido,... Gastaba toda esa semana, en la cual debería estar leyendo, en buscar ese escrito, por todos los sitios posibles, así cuando llegaba el día de comentarlo, yo sólo podía decir que a mi parecer era una obra muy escurridiza, porque la busque en las calles, en la basura, en el metro,...  y no se dejó leer.

Me echaron muy rápido, y en el fondo lo agradecí, porque mis bolsillos sufrieron mucho por los lo que tenía que pagar a la biblioteca por los libros  que perdía,...

Sofia me parecía  una mujer fantástica, que podría ser tan muy buena amiga como para pedirla consejo en temas de amores, y decirme como podría conquistar a Ana, porque me costaba renunciar a ella,... Pero para que llegásemos a ese nivel de confianza, yo tenía que ser buen amigo con ella y hacerla favores como el que me había pedido, pero me siento tan abatido,tan dolorido,.. Ya sólo quedaban 5 minutos para llamarla, y tenía que tomar una decisión, pero no quería tomarla,... Escuché que el cartero hablaba a voces(porque antes de ser cartero, fue cabrero, y gritó muchos años por los montes, llamando a las cabras,... ). Pensé ¡Bingo!, el  cartero lo decidirá mediante el siguiente sistema:

- Si recibo 0 o un número par de cartas, diré a Sofia que voy, que me diga donde la recojo.

- Si recibo un número impar de cartas, diré a Sofía que no puedo ir, que he mirado la agenda y me es imposible.

(Toc Toc Toc)

¡Genial tiene que ser el cartero!

(Abro la puerta)

- Buenos días Don Guillermo, aquí tiene su correspondencia.-  Me dice el cartero a Gritos.

-Muchas gracias, tenga usted un buen día, - digo mientras tomo la correspondencia con mi mano derecha, y entro en casa apresurádamente.

Pongo las cartas en la mesa, tomo el teléfono, y llamo a Sofia marcando a toda velocidad, que me he pasado 4 minutos del tiempo que acordamos. Mientras está dando los tonos, estoy contando las cartas,... Una (del banco), dos (me ha tocado un millón de euros), Tres (catálogo de cepillos de dientes), y no veo nada más, tendré que decirla que no puedo asistir.

Pero con los nervios de que no me lo cogía y ya había escuchado 7 tonos, dí un manotazo sin querer, y el catálogo de cepillos de dientes cayó al suelo, al levantarlo observe que había otra carta (una supuesta promoción de una clínica dental), que parece ser que se había quedado adherida.

Al décimo tono pude hablar con Sofia, se puso muy contenta cuando la comuniqué que iría al evento, ella me dijo que la recogiera en la puerta del centro comercial a las 22:00, que sus jefes no quisieron darla el día libre, pero si podía terminar una hora antes, y decidió que se prepararía en los vestuarios, porque de no ser así,  no la iba a dar tiempo, debido a que la cena empezaba a las 22:30.

Fui a por el traje, y aquí estoy en el baño escurriéndolo como puedo, y dándole con el secador de pelo, esperando que pueda estar listo para esta noche.






LOCAMENTE PERDIDO. (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora