Capítulo 36: La Psicóloga

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Llevé al salón esa taza con ese líquido tan particular y dije:

- Tome señorita psicóloga nuclear, el agua más pura de los manantiales de las montañas de Bordeaux.

Ella tomó la taza con la mano derecha, y se la acercó a los labios, pero no llegó a probarla, supongo que el olor delató que no era agua, simplemente dejó la taza en su lado derecho de la mesa y siguió con sus preguntas:

- Guillermo le voy a pasar un test de personalidad, por favor rellénelo con total sinceridad - dice la psicóloga, mientras saca una carpeta de su bolso, la abre y me entrega un papel, y un bolígrafo.

Yo me pongo a rellenarlo a toda prisa, haciéndolo en 5 minutos, sin ni leer las preguntas ni las respuestas,...  y se lo doy al finalizarlo.

- Bien, ahora le entregaré un test de cociente intelectual, para que lo haga, tiene una hora de tiempo, mientras tanto yo le evaluaré  el anterior test.

Yo no digo nada, recojo varias hojas, y pienso que sería buena oportunidad de saber cual es mi C.I, porque si no me había hecho anteriormente la prueba es porque vale 100 € , pero aquí lo importante es terminar en el manicomio y a poder ser con una camisa de fuerza, que me ayude a pasar el invierno sin congelarme.

Empiezo a ver dibujos, y secuencias,... Pero no presto atención, en 15 minutos ya lo tengo relleno,...  Y la mujer no había terminado todavía de evaluarme el primero.

Lo deslizo por la mesa para dárselo, y ella me mira sorprendida diciéndome:

- Le quería haber pasado test de deficit de atención, y de memoria, pero primero quiero evaluar lo que usted ha hecho, mientras lo hago puede seguir con sus cosas, yo no le voy a molestar.

- Gracias venerada doña psicóloga de todos los dolores de la mente, a esta hora suelo limpiar los cristales, comenzaré con ello pues.

Tomo una silla y me siento frente a la ventana, y empiezo a contar un cuento:

- Erase que se era, una avestruz llamada Tea que nunca tuvo plumas, deseaba ser como los demás, pero no conseguía que le saliesen, todas se reían, presumiendo de lo que ella carecía.

- Fue a muchos médicos, magos, hasta mediums,... Que pudieran darla una explicación sobre lo que la estaba ocurriendo, y como solucionarlo, pero nadie pudo revelar que pasaba.

- Su vida se redujo a estar en la cama, no quería salir a caminar, ni a asustar a los pequeños topos que jugaban cerca de sus madrigueras, para ella todo perdió su sentido, si es que alguna vez lo tuvo, lloraba y lloraba imaginándose lo feliz que sería con sus plumas, pudiendo abrir orgullosa sus alas, y dejando a todo el mundo atónito, ¡pero no podía ser!, quizás lo mejor era cerrar los ojos y no despertar jamás, y con una lágrima brillante, se durmió, hasta que despertó sobresaltada ante un estruendo.

- Ella se levantó de un salto de la cama, y abrió la puerta con tan mala fortuna que tropezó, y salio rodando a la calle, cuando reaccionó se sentía un poco pegajosa, y vio que tenía plumas de hermosos colores, porque parece ser que hubo un accidente entre dos camiones, uno de plumas y otro de pegamento, y todo quedó mezclado.

- Tea tenía plumas muy vistosas que nadie poseía, todos aquellos que la repudiaban, empezaron a querer estar a su lado, a alargarla, colmarla de regalos,... Ella había soñado con ese momento tanto, pero cuando pasaron unos días, se sentía triste, porque no podía olvidar cuando simplemente era ella, metía la cabeza en la tierra porque era la única forma que los demás la dejaran en paz, no tenía ni privacidad en su propia casa, porque se  metían sin llamar, y organizaban fiestas, de varios días. Nunca creyó que sufriría tanto por ser popular, y empezó a echar de menos aquellos momentos en los que sólo se tenía a ella misma, y no le importaba a los demás,...

- Había pasado ya dos semanas, y la pobre Tea estaba muy desmejorada, sin poder dormir, rodeada de gente día y noche,.. Ni lograba conseguir intimidad  para llorar, y tenía que hacerse la emocionada por alguna música diciendo que tenía el sentimiento electrónico, para poder dejar escapar de sus ojos, unas cuantas lágrimas de desahogo.

- Un día que la comunidad de avestruces la quería hacer un homenaje en un abeto gigante a 3 kilómetros del pueblo, las nubes grises se apoderaron del cielo, y empezaron a descargar su agua con mucha fuerza, todos corrieron a refugiarse debajo de los árboles, pero Tea aprovechó la confusión del momento, para escapar corriendo a toda velocidad, a su casa bajo esa intensa lluvia. Se creyó a salvo cuando cruzó la entrada de su hogar, pero ella no se dio cuenta de que había sido perseguida por sus fans, y momentos después, abrieron la puerta y entraron donde ella estaba, pero,... ¡Algo pasaba!, tal como entraban, salían cuando la veían, hasta que finalmente, el último que la vio cerro la puerta. Ella no daba crédito a lo que estaba pasando, hasta que fue al baño y se vio en el espejo, con el agua todas las plumas se habían caído.

- Esa noche pudo dormir muy bien, y se levantó al día siguiente muy feliz, el sentirse plena, provocó que con el tiempo tuviera buenos amigos que la valoraban tal y como era, y que no se acercaron a ella con anterioridad, porque la vieron tan triste, que creyeron que quería estar sola.

                                                                                         FIN

- Señorita doctora psicoquinética de las mentes, ya terminé de limpiar la ventana,.. - dije yo con una sonrisa.

- Señor Guillermo ya tengo sus resultados,¿ pero antes quiero hacerle una serie de preguntas:

- ¿le duele el dedo gordo del pie cuando estornuda?

      - Sí, mucho,...

(ella murmura, mala cosa,...)

- ¿Tiene deseos de bañarse en nachos, en días de sol?.

       - Sí, ¿por qué?,me estoy preocupando doctora psíquica cerebral.

- ¿Los limones le saben dulces?

      - Sí, más que la miel,...

(la doctora hace gestos raros con la cara).

- Bueno señor Guillermo me voy a marchar ya,...

Antes de que ella dijese nada más, y ni la diera tiempo a levantarse de donde estaba sentada, me incorporé rápido y me tiré en plancha por la mesa, deslizándome con la mano abierta para estrechar la suya, con la mala fortuna que empujé la taza y se la tiré encima de su flamante blusa blanca,... Se veía fuego en su mirada, pero cerró los ojos y tras un momento, volvió a parecer tranquila, pese a a la gran mancha que tenía de vino.

Ella ya se había levantado del sillón cuando la tiré el liquido encima, dio unos pasos hacia la puerta, esperando a que se la abriera, y la dije antes de dejarla ir.

- Doctora psicóloga de vinos, ¿cuando vendrán a por mi los del  manicomio?.

- Según las pruebas que le he realizado, tiene la personalidad de un psicópata, pero se inventa cuentos llenos de emoción y sentimiento,... Y un cociente intelectual de 20, según ese test quizás una rana es más lista que usted, pero sin embargo habla, y se le nota demasiado espabilado,... Lo que me indica que no se ha tomado con seriedad estas pruebas,... 

- Además las preguntas que le he realizado al final, eran absurdas, y usted a todo me ha contestado que sí, demostrándose que ha mentido.

- En estos tiempo en donde la crisis nos azota, hay empleos precarios, alquileres altos, y politicos corruptos, mucha gente hace lo que sea por terminar en una institución mental, y que así el estado les mantenga toda su vida gratis, por ello, andamos con mucho ojo, y usted ha tratado de engañarme, pero lo siento no le ha servido. ¡Adios señor Guilermo!

Yo me quedo mudo, abro la puerta, y  la psicóloga se marcha.





LOCAMENTE PERDIDO. (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora