Capítulo 34: No es cosa de tres.

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Ana me besa intensamente y yo la correspondo, aunque sin comprender nada, la agarro con las dos manos, con cuidado por los hombros y me separo de sus labios, mientras la miro a sus preciosos ojos para decirla:

- ¿Qué pasa?, ¡no comprendo esto!, ¡me encantaría entenderlo!.

- Antes de decirte porque te beso, quiero que sepas que creo que eres un hombre muy divertido e interesante, me dejaste impresionada cuando viniste en el coche de policía a recogerme al aeropuerto, son cosas especiales que a las mujeres nos llegan - dijo Ana sonriendo.

- Ana, no puedo negar que me gustaste desde el primero momento en que te vi, fue un sentimiento que no podía ni controlar, que me hizo meterme en problemas, por culpa de amarte tanto, pero mi edad es mucho mayor que la tuya, por ello pensé que era imposible que tu pudieses corresponderme, la sociedad no ve con buenos ojos este tipo de relaciones, aunque a pesar de todo, ya hasta mi cuerpo me obligó a declararme, ¿has visto las flores que se encuentran en el salón?, eran para ti, también tenía una nota escrita para entregártela con ellas, pero cuando iba a declararme, y estaba apunto de llegar a tu casa, vi como besabas al exterminador, y mi corazón se rompió en pedazos, bajo esa incesante lluvia.

- ¡Yo soy muy moderna!, y me da igual que piense la sociedad, yo hago lo que me apetece, cuando me apetece y con quien me apetece. ¡Lo siento pero el exterminador está cañón!, y yo tengo mis necesidades,... Soy un espíritu libre, que no puedo atarme a nadie, y nos vemos últimamente, como también te puedo ver a ti - dijo Ana guiñándome un ojo de forma seductora.

- No entiendo bien, ¿no quieres algo serio entonces conmigo?,...-  dije con sorpresa.

- ¿En verdad existe lo serio?, hoy en día nada es duradero, una bombilla se te funde en unos meses, un matrimonio se deshace sin darte cuenta, yo vivo el día a día,...

- Nunca he tenido una relación que no lo es,... No se como reaccionar,... - dije yo perplejo.

- ¡Venga!, ya que estas vestido vamos a comprar ropa al centro comercial, y me sirves para ayudarme a elegir algo que creas que me favorezca - me dice Ana mientras me agarra la mano.

El contacto de su mano con la mía, me hizo caer en un estado de semi-trance, porque mi cuerpo parecía flotar, y sin ser del todo consciente de lo que estaba pasando, ya me encontraba montado en su coche, y  en un chasquido de dedos en una tienda de ropa.

Ella me abrazaba y me besaba, cuando salía con vestimentas diversas del probador, y yo estaba muy raro,... Me sentía tan bien, aunque era una especie de desconexión del mundo, ni sabía que hacía, ni donde estaba, sólo que me sentía tan vivo con Ana.

Ni se que ropa compró,... Sólo se que nos dábamos cariñitos en el trayecto hasta el coche, y  empezó a explicar lo del beso en mi cuarto diciendo:

- Cuando te fuiste a duchar, yo me puse a ver mis redes sociales como te dije, pero mirando hacia abajo, me percaté de que había algo raro, algo rojo que llamaba la atención, cuando lo tome con las manos, me di cuenta que era una carpeta con medio corazón pintado. Tuve que ver lo que guardaba en su interior, porque soy muy curiosa,... Y me encontré con esas hermosas y tristes poesías que trataban sobre mi,... Tuve que besarte, en nada más verte,... Espero que no te enfades.

- ahhhh, no, no... - respondí yo abobado...

Apunto de entrar en el coche, escucho una voz que grita, ¡Anaaaaa!. Al darnos la vuelta, veo que es un hombre, y como  ella se acerca corriendo a un hombre y lo besa apasionadamente. ¡El exterminador!,...

Me acerqué a los dos y dije a Ana, ¡no puedo con esto!, y salí corriendo llorando dirección a mi casa.

Me di cuenta que soy demasiado antiguo para lo que se lleva hoy en día,... Ella es muy libre de vivir su vida y sus amores como quiera, pero yo no podría mantener algo así,...  ¡Me sentía tan bien!, y ahora tan mal,...

Me cruzo con Pedro casi apunto de llegar a casa,  y me dice - ¿que te ocurre que estas llorando,...?

- Nada Pedro, es que compré una cebolla para hacer un guiso y cuando salí de la tienda, se me resbaló de las manos, se fue rodando hasta la casa esa que tiene el bonito jardín, y estaba el dueño pasando la cortadora de césped,  corrí rápido para atraparla pero no pude salvarla, terminó atropellada por esa maquina infernal, y el dueño y yo con lágrimas en los ojos, iba corriendo para que nadie me viera, que me daba vergüenza, pero me has visto tu. ¿Qué tal por la comisaría?, ¿muchos delincuentes?,...

- Ahh, me asustaste, ya creía que tendría que sacar mi brazo largo de la ley, porque alguien había robado o destrozado algo importante para ti. 

- Los delincuentes son siempre los mismos, tenemos tanta confianza, que cuando cumplen su condena, me vienen a visitar para decirme dónde y cuando va a ser su próximo golpe, y así sea yo quien les arreste, ¡estoy muy contento!, yo de premio les pongo en la televisión mientras comen, las sesiones del congreso de los diputados, que les hace felices, porque ven que a algunos de ellos nunca les atrapan.

Me despido de Pedro, diciéndole que algún día me pasaré a verlo.

Parece que me ha venido bien la conversación, se me ha ido un poco el sofoco,... Aunque no me encuentre nada bien,... 

De repente siento vibrar mi teléfono, lo saco del bolsillo, y veo un mensaje que dice:

" ¡No quiero volver a saber nada de ti!, ¡ojala no te hubiese conocido nunca!, ¡mal hombre!".











LOCAMENTE PERDIDO. (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora