Besos con sabor a muerte© (18...

By aoi_sky

9.5M 653K 789K

BILOGÍA DULCE AGONÍA (LIBRO I) Tras la muerte de sus padres, el mundo de Aisa se derrumba: su inestable mente... More

¡¡BCSAM EN FÍSICO!!
ᴀᴄᴛᴜᴀʟɪᴢᴀᴄɪᴏ́ɴ
⚠️ᴀᴅᴠᴇʀᴛᴇɴᴄɪᴀs ⚠️
ᴇᴘɪ́ɢʀᴀғᴇ
ɪɴᴛʀᴏᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ
ᴄᴀᴘ 1: ɪɴsᴀɴᴀ ᴏʙsᴇsɪᴏ́ɴ
ᴄᴀᴘ 2: ᴜɴ ᴅɪ́ᴀ ᴄᴏᴍᴜ́ɴ, ɴᴀᴅᴀ ᴄᴏᴍᴜ́ɴ
ᴄᴀᴘ 3: sᴏʟᴏ ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴀᴛᴏ ᴍᴀ́s
ᴄᴀᴘ 4: ᴇʟ ᴀsᴇsɪɴᴏ ᴅᴇ ʟᴀ ʟᴜɴᴀ
ᴄᴀᴘ 5: ᴅᴇᴄɪsɪᴏ́ɴ sᴜɪᴄɪᴅᴀ
ᴄᴀᴘ 6: ¡ᴀʟ ᴀᴄᴇᴄʜᴏ!
ᴄᴀᴘ 7: ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏs ɴᴏ ᴄᴀsᴜᴀʟᴇs
ᴄᴀᴘ 8: ᴘᴀᴄᴛᴏ
ᴄᴀᴘ 9: ɪʀʀᴀᴄɪᴏɴᴀʟ
ᴄᴀᴘ 10: ᴍᴇ ǫᴜɪᴛᴀsᴛᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴀʜᴏʀᴀ ᴛᴇ ᴀɢᴜᴀɴᴛᴀs
ᴄᴀᴘ 11: ᴀʏᴜ́ᴅᴀᴍᴇ ᴀ ᴍᴀᴛᴀʀᴛᴇ
ᴄᴀᴘ 12: ʟᴀ ᴄʜɪᴄᴀ ᴛᴇʀʀᴏʀɪsᴛᴀ
ᴄᴀᴘ 13: ᴛᴇɴ ᴄᴜɪᴅᴀᴅᴏ ᴄᴏɴ ʟᴏ ǫᴜᴇ ᴅᴇsᴇᴀs
ᴄᴀᴘ 14: ʙᴇsᴏs ᴄᴏɴ sᴀʙᴏʀ ᴀ ᴍᴜᴇʀᴛᴇ
ᴄᴀᴘ 15: sɪɴ sᴇɴᴛɪᴅᴏ
ᴄᴀᴘ 16: ᴀs... ¡ᴛᴇ ᴅᴇsᴄᴜʙʀɪ́!
ᴄᴀᴘ 18: ᴀᴘʀᴇɴᴅɪᴢ ᴅᴇ ᴀsᴇsɪɴᴏ
ᴄᴀᴘ 19: ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ sɪᴇᴍᴘʀᴇ sᴇʀᴀ́ ᴜɴ ᴀsᴇsɪɴᴏ
ᴄᴀᴘ 20: ᴄɪ́ʀᴄᴜʟᴏ ᴠɪᴄɪᴏsᴏ
ᴄᴀᴘ 21: ᴢᴀᴄ, ᴀᴍᴇ́ʀɪᴄᴀ ʏ ᴀᴍᴀɴᴅᴀ
ᴄᴀᴘ 22: ᴇɴᴄᴜᴇɴᴛʀᴏs ɪɴᴇsᴘᴇʀᴀᴅᴏs
ᴄᴀᴘ 23: ᴇʟ ᴀsᴇsɪɴᴏ ɪᴍᴘᴏsᴛᴏʀ
ᴄᴀᴘ 24: ᴢᴀᴄ, ᴀɪsᴀ ʏ ᴀs
ᴄᴀᴘ 25: ᴇʟ ᴏʙᴊᴇᴛᴏ ᴅᴇ ᴍɪ ᴘʟᴀᴄᴇʀ ʏ ᴅᴇsᴇᴏ
ᴄᴀᴘ 26: ᴍɪ ᴏʙsᴇsɪᴏ́ɴ
ᴄᴀᴘ 27: ᴍᴀʀᴄ
ᴄᴀᴘ 28: ᴇɴғʀᴇɴᴛᴀᴍɪᴇɴᴛᴏ
ᴄᴀᴘ 29: ᴍᴇ ᴠᴏʏ
ᴄᴀᴘ 30: ᴇʟ ᴘʀɪᴍᴇʀ ʏ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ʙᴀɪʟᴇ
ᴄᴀᴘ 31: ᴇʟ ᴜ́ʟᴛɪᴍᴏ ᴏʙᴊᴇᴛɪᴠᴏ
ᴄᴀᴘ 32: ʜᴇʀᴍᴀɴᴀs
ᴄᴀᴘ 33: sᴏʟᴏ ᴄᴏɴ ᴇ́ʟ
ᴄᴀᴘ 34: ᴀᴄᴏsᴀᴅᴏʀᴀ
ᴄᴀᴘ 35: ʀɪᴠᴀʟɪᴅᴀᴅ
ᴄᴀᴘ 36: sɪɴ ʀᴀsᴛʀᴏ
ᴄᴀᴘ 37: ᴛʀᴀɴǫᴜɪʟɪᴅᴀᴅ
ᴄᴀᴘ 38: ᴊᴜᴇɢᴏs ᴅᴇ sᴇᴅᴜᴄᴄɪᴏ́ɴ
ᴄᴀᴘ 39: sᴏsᴘᴇᴄʜᴀs
ᴄᴀᴘ 40: ᴛʀᴀᴛᴏ ʜᴇᴄʜᴏ
ᴄᴀᴘ 41: ʟᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ᴠɪ́ᴄᴛɪᴍᴀ
ᴄᴀᴘ 42: ᴄᴜʟᴘᴀʙʟᴇ
ᴄᴀᴘ 43: ɴᴏ ᴛᴇ ᴄᴏɴғᴜɴᴅᴀs
ᴄᴀᴘ 44: sᴇɴᴛɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ᴄᴏɴғᴜsᴏs
ᴄᴀᴘ 45: ᴇxǫᴜɪsɪᴛᴏ ʏ ʜᴇʀᴍᴏsᴏ
ᴄᴀᴘ 46: ᴍɪᴇᴅᴏ
ᴄᴀᴘ 47: ɴᴏ ᴇsᴘᴇʀᴇs ɴᴀᴅᴀ ᴅᴇ ᴍɪ́
ᴄᴀᴘ 48: ɪᴅᴇɴᴛɪᴅᴀᴅ ʀᴇᴠᴇʟᴀᴅᴀ
ᴄᴀᴘ 49: ʟᴏ sɪᴇɴᴛᴏ,ᴍᴇ ʜᴇ ᴇɴᴀᴍᴏʀᴀᴅᴏ ᴅᴇ ᴛɪ
ᴄᴀᴘ 50: ǫᴜᴇ́ᴅᴀᴛᴇ ᴀ ᴍɪ ʟᴀᴅᴏ
ᴄᴀᴘ 51: ᴇʟ ᴀsᴇsɪɴᴏ ᴅᴇᴛʀᴀ́s ᴅᴇ ʟᴀ ᴍᴀ́sᴄᴀʀᴀ
ᴄᴀᴘ 52: ᴅᴏʟᴏʀ
ᴄᴀᴘ 53: ᴀᴅɪᴏ́s
ᴇᴘɪ́ʟᴏɢᴏ

ᴄᴀᴘ 17: ᴜɴ ᴏʙᴊᴇᴛɪᴠᴏ ᴇɴ ᴄᴏᴍᴜ́ɴ

215K 14.5K 23.7K
By aoi_sky

As

Por largos segundos me dedico solo a observar a la pequeña. No hay duda en sus recientes palabras; ella está segura de que no fui yo quien asesinó a su familia. Sabía que debía de arreglar ese problema antes de que alguien lo descubriera. Ahora ella lo ha hecho, aunque, pensándolo bien, se hubiera dado cuenta tarde o temprano.

—Bien, me descubriste —digo con calma, tratando de quitarle importancia al tema—. Ahora, déjame en paz. —Una vez más me doy media vuelta para marcharme lejos de ella, pero me detiene y me impide avanzar.

—¿Lo dices solo así? —Tiene el semblante oscurecido y una mirada llena de ira.

—¿Qué quieres que te diga?

—¿¡Por qué me has estado engañando todo este tiempo!? ¿¡Por qué dijiste que los asesinaste tú!?

—Jamás dije que yo los asesiné, tú asumiste que lo hice y yo solo te seguí el juego.

—¿¡Por qué!?

—¡Solo márchate y déjame en paz! —grito, y la aviento con fuerza, provocando que se caiga.

—¡As!

—¡Que me dejes en paz, joder! ¡Ya no tienes nada que te una a mí! Ya sabes que no asesiné a tu familia; ya no tienes por qué estar detrás de mí, así que lárgate y deja de fastidiarme la vida.

—¡No! Necesito saber... hay tanto que tengo que saber. Si tú no asesinaste a mi familia, ¿quién lo hizo? ¡Dime quién lo hizo! —exige, poniéndose de pie y parándose frente a mí.

—¡Lárgate de aquí!

—¡As!

—¡Basta! —En un desesperado movimiento, la tomo de su pequeño y fino cuello y la estampo en la pared. Sus ojos se cierran con fuerza debido al golpe. Hace una mueca de dolor antes de que sus ojos vuelvan a abrirse—. Yo no soy el asesino de tus padres. Ya no tienes motivo para fastidiarme, así que vete o me obligarás a acabar contigo de una vez por todas.

—N-no... ¡no voy a hacerlo!

—¿¡Por qué eres tan terca!? —Tal vez para ti las cosas han cambiado, pero para mí no. Todavía hay un asesino al cual deseo matar y tú vas a decirme quién es, y vas a ayudarme a matarlo.

—¡No voy a hacer eso!

—¿Por qué lo proteges? ¡Eso te hace tan culpable como él!

La ira y ese instinto asesino que me domina comienzan a correr por mis venas. Yo intento no lastimarla de más, pero ella me obliga, me lleva a mis límites y hace que no pueda controlarme. Pongo tanta fuerza en el agarre de su cuello, que sus ojos se abren con sorpresa y terror.

De inmediato lleva sus manos alrededor de mi brazo para intentar zafarse, pero no lo logra. Me causa gracia el que me haya pedido tantas veces que la mate, pero estando ante la muerte ella lucha con todas sus fuerzas. Comienza a ponerse morada mientras el oxígeno en sus pulmones se extingue. Patalea y me golpea inútilmente, pues nada logra hacer que la suelte.

Sus ojos comienzan a perder el brillo, y su cuerpo se vuelve débil. Una vez que pierde el conocimiento, dejo que su cuerpo caiga al suelo y entonces me marcho, dejándola ahí sin sentir remordimiento o algo parecido.

Salgo del hospital sin un rumbo fijo. Lo único que necesito es calmarme y pensar bien lo que haré de ahora en adelante. Además, debo intensificar mi búsqueda antes de que ese tipo me cause más molestias.

Aisa

Sintiendo un intenso dolor de cabeza, me reincorporo. Llevo mis manos a mi cuello, mientras un gran ardor me embarga.

Vuelvo a la habitación, busco un pequeño espejo de mano que traje conmigo y reviso mi cuello. Hago una mueca de desagrado al ver los moretones que lo adornan. Son horribles y enormes.

Me dejo caer en la cama, confundida. Tengo una gran mezcla de sentimientos y no sé cómo reaccionar. Por un lado, me alegra y demasiado, saber que As no es el asesino de mi familia, pero por otro lado sigo sintiéndome muy molesta, porque él protege al verdadero asesino.

¿Ahora qué voy a hacer? Que As no sea el asesino que busco me alegra, pero eso cambia por completo mis planes, mis deseos... mi único propósito. Vuelvo a tocar mi cuello; él pudo haberme matado de haberlo deseado así. Me aterrorizo al pensarlo. Sonrío también.

Soy una pequeña cobarde. ¿Cuál es mi deseo? Estoy comenzando a cuestionarme las motivaciones de mi perverso y moribundo corazón.

—Pero ahora entiendo un poco más. —Al menos sé la razón por la que en un principio se negó a matarme.

Él no tenía interés en mí, así como no la tuvo en mi familia. As no los asesinó. Sonrío como estúpida ante la idea. Cuando pensé en la herida e hilé todo hasta llegar a la conclusión de que él no lo había hecho, albergué la estúpida esperanza de que no fuera en sí un asesino; después de todo se negaba a matarme, me salvó la vida y me ayudó, aunque de extrañas maneras.

Mi mente se abrió y creí entenderlo todo. Incluso comencé a crear un montón de teorías con respecto a su persona, su origen y sus motivos. Quería convencerme a mí misma de que mi pecado no era tan grande, de que mi alma no sería condenada para siempre, pero entonces llegó cubierto de sangre.

—Bien —río amargamente—, seguimos sobre el camino. —Deslizo los dedos por la adolorida piel, dando pequeños masajes, cierro los ojos y suspiro—. As: hasta no cumplir mi condena, seguirás siendo mi verdugo.

Eres el más dulce de los castigos...

el más lento de los suicidios.

Ahora tengo dos propósitos: uno se cumple por sí solo durante el trayecto, pero el otro, el otro es algo más complicado. As no asesinó a mi familia, pero alguien más lo hizo. ¿Quién? ¿Por qué? ¿As lo sabe?

Tal vez lo sabe, pero no parece dispuesto a decirme de quién se trata. Si no lo hace, entonces buscaré información por mi propia cuenta. No dejaré que ninguno se salga con la suya.

Con eso en mente salgo del hospital y me dirijo nuevamente a mi casa. Creo que me instalaré ahí por un tiempo en lo que descubro algo. Después de todo a lo que noté la última vez, nadie entra a la casa, ¿quién lo haría? Es la casa donde se cometió un atroz asesinato, nadie entraría.

Cuando llego, lo primero que hago es tomar comida de la despensa para calmar a mis hambrientas tripas. En este momento agradezco que mamá fuera tan precavida como para mantener siempre la despensa llena; siempre compraba comida para un periodo de seis meses.

Subo las escaleras y corro por el pasillo sin mirar hacia el cuarto de mis padres. Incluso cierro los ojos y me esfuerzo en apartar todo pensamiento de aquel suceso, de lo contrario mi estadía aquí sería insoportable.

Una vez en mi habitación, decido tomar un baño y ahora sí aprovecho y me tardo todo lo que deseo debajo de la regadera. Una vez que termino me enredo de una toalla y salgo del cuarto de baño, busco en mi ropero y me visto. Entonces me aviento a mi cama y enciendo la televisión. Pongo el canal de noticias y tal como lo esperaba están hablando de As. Se ha cometido otro asesinato durante los días que estuve con él.

Se habla sobre la forma de muerte y la marca de As, y es cuando me doy cuenta de que todos los asesinatos ocurridos en mi ciudad no han sido cometidos por As, comenzando con mi familia. Todos y cada uno de ellos tiene la marca personal de As en el lado izquierdo, y son atroces y demasiado sádicos. A las víctimas les cortan partes de sus cuerpos, cosa que nunca se había escuchado en los anteriores asesinatos cometidos por As.

Hay varias cosas que me preocupan: primero, que As permita que le culpen por algo que no ha hecho, y segundo: ¿cómo pueden seguir culpándolo a él? ¿No es su modus operandi lo suficientemente distinto como para que sepan que no ha sido él? Incluso recuerdo que el detective Hans me dijo que estaban demasiado confundidos por tan drástico cambio. ¿Acaso no se han dado cuenta de que se trata de dos personas distintas? ¿O tal vez lo saben, pero no quieren decirlo? Tal vez el detective dejó el caso, porque se dio cuenta de que no se trataba del mismo, ¿existe dicha posibilidad? ¿Qué es exactamente lo que está pasando? ¿De dónde salió este asesino? ¿Por qué se hace pasar por As y por qué este no hace nada?

As... él es tan orgulloso y se cree tanto. Piensa que es el mejor en todo y tiene ese aire de superioridad que jamás le permitiría admitir que hay alguien mejor que él. Le gusta toda la atención que tiene y que lo cataloguen como el mejor asesino, jactándose de que no pueden encontrarlo y atraparlo, ¿entonces por qué deja que otro se haga pasar por él?

La misma pregunta me da la respuesta.

Abro los ojos por la impresión al darme cuenta. ¡Es tan obvio! Tan claro que me siento estúpida al no haberme dado cuenta antes. Entendiendo sus motivos, me quedo más tranquila. Ahora creo saber cómo debo proceder, aunque, debido a lo sucedido la última vez, decido darle más tiempo a As y quedarme en casa por unos días. Así estará más tranquilo y no se echará sobre mí cuando me vea. Le haré creer que se ha librado de mí, mas no lo dejaré hacerlo. No le dejaré hasta que esta situación termine por completo, y menos ahora que ambos tenemos un objetivo en común.

Una semana, espero una semana enclaustrada en mi casa, sin salir ni asomarme por las ventanas. En ese tiempo aprovecho para limpiar y desvanecer toda la sangre que aún había esparcida en la escena del crimen.

Es escalofriante caminar por un pasillo con manchas de sangre. A la única habitación en la cual no me atreví entrar fue en la de mis padres; sin embargo, lo hago el último día antes de volver con As.

Creo que una semana es más que suficiente para darle tiempo de calmarse. Respiro profundamente antes de abrir la puerta, y de inmediato las imágenes de cuando los encontré me golpean con fuerza.

Las lágrimas buscan salir al ver la habitación con manchas de sangre por doquier. Mandaron a limpiarla, pero aun así muchas manchas quedaron impregnadas en la madera.

Me paro frente al espejo del tocador y algo en la esquina me llama la atención: una pulsera de tela color rojo. La tomo y la observo; esa es la pulsera que le regalé a América. Ella, Amanda y yo tenemos pulseras iguales, aunque cada una es de un color diferente, y representan algo así como nuestra amistad. ¿Por qué la pulsera está aquí? Quizá América la perdió, mi mamá la encontró, la guardó y esperó la ocasión para entregarla.

Como no soporto mucho la lluvia de recuerdos, salgo de la habitación y vuelvo al hospital con la esperanza de que As no se haya ido de ahí. Llego al hospital como a la medianoche y solo veo una pequeña y tenue luz que de seguro es proporcionada por una vela, lo cual me confirma que As sí está.

Siento una extraña emoción por volver a verlo después de una semana. Corro por el pasillo y abro la puerta, pero antes de reaccionar y saber qué es lo que pasa me encuentro en el suelo con él sobre mí.

—¡Auch! Eso dolió —chillo por el golpe que mi cabeza recibió al estamparse contra el suelo.

—Ah... solo eres tú —dice, quitándose de encima.

—¿Solo soy yo? ¿Acaso esperabas a alguien más?

—No creí que volverías —dice, y se sienta sobre la cama. Y me echo sobre el piso y lo miro, y al hacerlo mi respiración se detiene, mientras que mi corazón comienza a latir demasiado rápido. As mira hacia la ventana con expresión neutral, pero él... ¡él no lleva la mascará! Me quedo como idiota mirando por primera vez su rostro, que es iluminado por los rayos plateados de la luna que entran por la ventana.

¡Él es hermoso!

Así de sencillo; es joven, y curiosamente su apariencia no es intimidante. Su cabello negro cae sobre su rostro, y cubre un poco esos hermosos y enigmáticos ojos grises que posee. Parece ser un chico tan desalineado y de esos que no les importa nada de lo que ocurra a su alrededor. ¿Cómo alguien como él puede ser un asesino cruel y despiadado? Ni siquiera parece un demente sociópata como lo ha demostrado ser.

—¿As? —le llamo con desconfianza, pero él se dedica a ignorarme. Me pongo de pie y me acerco de manera insegura; algo me dice que no recuerda que no lleva la máscara.

«Tal vez debas salir antes de que lo note».

Tal vez sí debería hacerlo. No sé cómo reaccionará cuando sepa que su identidad ha quedado expuesta ante mí. Seguro no le agradará nada. Pero, aunque el sentido común me dice que huya, otra parte en mi interior me dice que no tengo nada de que temer. Con cuidado me acerco y me hinco frente a él, quien de inmediato vuelve su rostro para mirarme. Cuando sus ojos se ponen sobre los míos mi corazón da un vuelco, y mis mejillas comenzar a hervir. ¡Demonios!

Aún serio y callado, él es tan atractivo y jodidamente sexy. Es como si su existencia fuera una invitación al pecado. ¿Acaso es un aliado del diablo? Eso explicaría mi irracional obsesión.

—¿Por qué estás aquí? —pregunta con fastidio—, creí que por fin me había deshecho de ti.

—Jamás... jamás podrás deshacerte de mí, As.

—¿¡Ahora qué demonios es lo que quieres de mí!?

—Lo mismo... quiero que me entrenes.

—¡No voy a hacerlo! ¡No tengo por qué hacerlo! Ya no hay nada que nos ligue a ti y a mí.

—Sí lo hay. Yo deseo hacer justicia por la muerte de mis padres y tú deseas encontrar a quien mancha tu nombre.

—¿Eh? —As me mira confundido y enarca una de sus cejas.

—No sabes quién es, ¿cierto? No sabes quién es la persona que se hace pasar por ti. Eres tan arrogante y orgulloso que no quieres que nadie lo sepa. Dejas que crean que tú has cometido todos esos asesinatos porque sería un fuerte golpe a tu orgullo que otros sepan que hay otro asesino tan bueno como tú.

—¡No me compares con esa mierda! —grita con evidente enojo y se pone de pie, para después empujarme. Caigo de un sentón—, ¡esa escoria jamás podrá comparase conmigo!

—Ha cometido asesinatos en las últimas semanas y no le han encontrado. Lo hace tan bien, que parece que nadie se da cuenta de que es otro, lo cual lo convierte en igual o incluso mejor que tú. ¡As, ya no eres el mejor!

—¡Cierra la maldita boca!

—Es por esa razón que visitas las escenas del crimen, para encontrar pistas sobre él.

—¡Que te calles!

—¡Pero no has encontrado nada! Yo te encontré a ti y de manera fácil, debo decir, pero tú no has podido dar con él.

—¿No me estás escuchando? ¡Cierra la maldita boca o voy a matarte!

—Tus amenazas ya no me asustan; siempre dices lo mismo y jamás me matas.

—Por tu culpa he estado demasiado distraído. Ahora lo único que quiero es que salgas de mi vida. No quiero verte nunca más... ¡deja de hacerme perder la paciencia o ya no seré tan amable contigo como lo he sido hasta ahora!

—¡Sí que has sido amable! —digo con sarcasmo, mientras me cruzo de brazos.

—Mira, solo déjame hacer mi trabajo y desaparécete.

—¿Tu trabajo? Cuál... ¿perseguir al asesino que ha logrado superarte? Yo puedo ayudarte. Recuerda que soy buena en eso ¡Logré encontrarte!

—Voy a cortarte la lengua si no te callas.

—Adelante, ¡hazlo! Si eso te hace sentir mejor; pero eso no quita el hecho de que hay alguien mejor que... —Antes de pueda terminar de hablar, As se abalanza sobre mí, caigo de espaldas y somete mi cuerpo a horcajadas. Me sobresalto al verle levantar su cuchillo a la altura de mi corazón. ¡Aquí vamos de nuevo!

—Antes no te había matado porque creía no tener un motivo en concreto para hacerlo, pero estos últimos días me has dado demasiados motivos. ¿Por qué no matarte?

—Porque puedo ayudarte —farfullo.

—No necesito tu ayuda.

—¡Sí la necesitas! ¡Por favor, As! Deja tu orgullo de lado y hazme caso. Yo deseo tanto o más que tú encontrar al asesino que se hace pasar por ti.

—Encontrarle es mi deber, no el tuyo.

—¡Te equivocas! ¡Es mi deber! Él me arrebató todo lo que tenía... me despojó de mi razón de vivir y de toda posibilidad de ser feliz. ¡Debe pagar!

—Yo lo mataré por ti...

—¡No! Quiero hacerlo yo.

—Tú no eres una asesina.

—¡Por eso vas a entrenarme!

—No lo voy a hacer.

—¡As!

—Vete de aquí —dice, quitándose de encima.

—¿Ves? No eres tan malo como aparentas ser.

—¿¡Ah!? —Me mira enojado y al instante me arrepiento de lo que dije—. ¿Qué quieres decir con que no soy tan malo?

—B-bueno es que... el hecho de que siempre me dejes vivir y el que no quieras que me convierta en una asesina me hace pensar eso. —Tras mis palabras, comienza a reír como loco, asustándome un poco.

—Mira, niñita estúpida, que no te confunda el hecho de que yo no haya asesinado a tus padres. No los asesiné a ellos, pero sí he cometido muchos, muchos más asesinatos. Mis manos están bañadas de sangre, y el que te deje vivir no significa que sea bueno o menos malo. Tengo una razón para eso.

—Entonces mátame ahora, porque no voy a dejar de insistir; o me ayudas, o me matas. Son las únicas dos opciones que tienes, y no importa cuánto amenaces, ni cuánto me hieras o drenes mi sangre, si no me matas ahora volveré a ti una y otra vez.

As pasa sus manos por su cabello, con desesperación, y las desliza por su rostro. Se queda inmóvil en el acto; por fin se ha dado cuenta de que no trae puesta la máscara. Deja caer sus manos y me escruta, lo que me provoca un escalofrío. La sorpresa es notoria en su rostro, pero a mí no me sorprende cuando vuelve a abalanzarse sobre mí con su arma.

Ruedo sobre el piso e impido que el cuchillo se clave en mi cara. Me pongo de pie y corro hacia la puerta, pero no puedo avanzar más cuando me toma de mi cabello, y me estampa en la pared, en tanto coloca de inmediato su filosa navaja en mi garganta.

—Ahora tendrás que morir —dice, y comienza a cortar mi piel. Siento la sangre correr y la mirada de As sobre ella.

—E-espera...

—Finalmente voy a cumplir tu deseo de morir. Me has visto y eso no estaba en mis planes. Lo siento, pero ahora sí tendré que matarte.

—¡Espera! prometo que no diré nada.

—No te creo, ¿por qué he de confiar en ti?

—¡Porque te necesito! —Mis palabras hacen que su mirada vaya de mi cuello a mis ojos—. ¡Te necesito para vengar la muerte de mis padres! Eres el único en el que puedo confiar para que se haga justicia.

—Yo no confío en ti.

—N-no voy a traicionarte, As, si no lo he hecho hasta ahora... ¡no lo haré nunca!

—Hasta hace poco deseabas matarme.

—Pues porque creía que eras el asesino de mi familia. Pero la verdad es que tampoco deseaba matarte. Solo lo hacía porque sentía que era mi deber, pero ahora que sé que tú no los asesinaste, me siento aliviada.

—¿Por qué?

—No lo sé, solo es así como es.

—¿Acaso terminaste enamorada de mí? —pregunta en broma con su típico tono burlón y mirada arrogante. Eso me tranquiliza; está más calmado.

—Tal vez —digo, tomándolo por sorpresa, pero de inmediato se recupera.

—¡No es raro! Toda chica que me conoce se enamora de mí.

—Eso parece. Una de mis amigas está obsesionada contigo.

—¡Interesante! Como sea, lamento romper tu corazón, pero no puedo corresponder tu amor —dice con sorna.

—Lo superaré —digo y se pone serio una vez más.

—Desde que me convertí en asesino no he vuelto a confiar en nadie... ¿cómo confiar en ti?

—Tenemos un objetivo en común, y la confianza se basa precisamente en creer en alguien sin un argumento en claro... ¡dame tu confianza, As! No voy a defraudarte.

—Si lo haces... ¡iré a asesinar a cada uno de tus seres queridos que aún conservas y te dejaré vivir solo para que te pudras en tu miseria y soledad!

—Sus palabras provocan un poco de temor. No quiero ver muertas a las personas que me quedan, pero eso no pasará porque no lo voy a defraudar y él... ¿acaba de aceptarme?

—¡Entendido! —digo, sin evitar sonreír.

—Pero habrá ciertas reglas que debes seguir al pie de la letra.

—¿Cuáles? 

Primera: no te quejarás durante el entrenamiento.

—Bien.

Segunda: harás exactamente lo que yo te diga sin poner peros.

—Ah... ¿Bien?

Tercera: dormirás conmigo a partir de hoy. Ahora que sabes mi identidad, no volverás a salir de mi vista, ya que aún no confío del todo en ti. Todo el tiempo estarás a mi lado, y cuando yo salga irás conmigo.

—Con esta suenas muy paranoico, pero está bien.

Cuarta: drenaré tu sangre cuando yo quiera y cuantas veces lo desee, tocaré tu cuerpo si me apetece, pero haga lo que yo haga... ¡no debes besarme!

—¿Ah? ¿Qué clase de regla es esa?

—¡Quita esa cara de tonta! Si no aceptas, no habrá ningún trato.

—¡Bien! ¡Bien!

Quinta: jamás, y en verdad es jamás, me hables de amor, de amistad o de algún tipo de ridículo sentimiento. No somos amigos y no me interesa que estés enamorada de mí. Nunca en esta vida esperes que te ame yo a ti. En el primer momento en que te atrevas a mencionar algo de eso se acaba nuestro trato.

—Bien...

Sexta: cuando esto se acabe, saldrás de mi vida sin poner peros y no volverás a cruzarte en mi camino ¡nunca más!

—Pero...

—¡Nunca más!

—¡Bien!

—Por último y lo más importante: si al final de todo esto las cosas no salen bien y la policía nos descubre, actuarás como si fueras mi rehén y ¡deberás matarme! —Mi boca se abre para decir algo en contra de esa petición, pero As me pone su cuchillo sobre mis labios, impidiéndome hablar—. Prometiste que me matarías, no lo olvides. Tal vez yo no soy el asesino que buscas, pero al final una promesa es una promesa, y tú la cumplirás en caso de que lleguen a atraparme. Prefiero morir antes que ir a la cárcel, y tú te encargarás de eso. Si algo no te parece, entonces no hay trato. Qué dices, ¿lo cumplirás?

—S-sí.

—Muy bien. —Sonríe, satisfecho, y me toma de las caderas mientras sonríe maliciosamente—. He estado a dieta de ti por una semana — dice con una profunda voz que me hace estremecer.

—¿E-eh?

—Ahora podré saciar mi deseo como es debido. Un pequeño grito de sorpresa cae de mis labios cuando hunde su cabeza en mi cuello, para lamerlo y morderlo. Sin oponerme, echo mi cabeza hacia atrás y le doy total acceso.

Me levanta de la cintura, y en automático enredo mis piernas en su cadera. Camina conmigo hacia la cama y me avienta con un poco de brusquedad. Caigo sobre el acolchonado y quito unos mechones rebeldes de cabello que han caído sobre mi rostro. Mi pecho se hincha a un ritmo acelerado.

Me sorprendo a mí misma, por la forma tan rápida en que As afecta todo mi ser. Le miro sintiéndome un poco avergonzada. Él tiene mirada de lobo hambriento, y sus ojos brillan con intensidad bajo la poca luz lunar.

No soy muy experimentada, pero puedo darme cuenta de que ese brillo que desprenden sus ojos es causado por puro deseo y lujuria. Mi cuerpo comienza a temblar solo por estar debajo de esa mirada. El fuego en mi interior se enciende de una manera increíble, y llena cada rincón de mi cuerpo con un indescriptible anhelo de sentirlo. Bajo mi mirada, sintiéndome algo cohibida. El acolchonado a mi alrededor se hunde cuando sube a la cama y pone sus brazos a mi alrededor.

—Mírame —exige con una voz tan ronca y sensual que retumba y hace eco en mi interior.

Obedezco y levanto mi mirada, clavando mis azulados ojos sobre los grisáceos de él. Se acerca con gran calma, y mi ritmo cardiaco aumenta conforme se posa sobre mí. Toma el pliegue de mi blusa negra y la desliza por mi cuerpo hasta sacarla por completo, para desaparecerla por alguna parte.

Sigue inclinándose, y cierro los ojos cuando llega a su destino: mi cuello. Chupa y utiliza su lengua con total maestría. Me empuja con el mínimo esfuerzo para acostarme toda sobre el acolchonado. Contengo la respiración cuando sus labios bajan por mi estómago, y reparten sobre mi piel desnuda sus húmedos besos. Mete sus manos por debajo de mi espalda, y con un hábil movimiento desabrocha mi sostén. En segundos se deshace de él.

La poca vergüenza que me queda viene a mí, pero se desvanece de repente cuando comienza a masajearlos con un poco de fuerza. Reprimo un gemido, y mi espalda se arquea involuntariamente cuando mete uno de mis senos en su boca. Comienza a mover su lengua alrededor de mi pezón y me aferro con fuerza a la sábana debajo de mí.

—No te contengas —le escucho decir—. Déjame escucharte gemir.

Me avergüenzo un poco por sus palabras. Aunque él lo diga tan fácil, no lo es, no para mí... me resulta bastante vergonzoso. Muerdo mis labios cuando atrapa mi pezón, mientras acaricia el otro con sus manos. Se entretiene ahí unos minutos y después comienza a descender, trazando un caminito con su lengua.

Vuelvo a mirarlo cuando sus manos desabrochan mis jeans y luego los desliza muy fácil por mis piernas, en tanto los saca junto con mis zapatos. Se detiene y me observa por un momento: estoy frente a él, con solo mis pequeñas bragas moradas.

Se inclina hacia mí y desliza sus manos desde mi cintura hasta tomar mi pequeña prenda interior, y la saca de mi cuerpo con una increíble velocidad, dejándome completamente desnuda.

—¡No me veas! —exclamo apenada, haciéndome bolita.

—¡No! No hagas eso —Toma mis piernas y las abre para colocarse entre ellas—. No te cubras, déjame verte.

Relame sus labios antes de descender hasta mi parte intima. Levanta mis piernas y las acomoda por encima de sus hombros. En ese momento me siento tan expuesta y avergonzada, que quiero echar a correr.

—¿A-as? —le llamo mientras me remuevo algo incomoda.

—Quédate quieta.

—¿Q-que vas a hacer?

—Algo que te encantará.

Empiezo a temblar cuando su respiración se acerca a zona tan sensible de mi cuerpo. Sin previo aviso, hunde su lengua en mí, y me arranca un fuerte gemido. Mi cuerpo se tensa y la cabeza me da vueltas por la embriagadora sensación.

No puedo reprimir los sonidos guturales que escapan de mi boca al por mayor. Jamás en mi vida había sentido nada igual. Es una sensación tan indescriptiblemente placentera, que envuelve todo mi cuerpo en un manto de deseo y lujuria jamás imaginado, con sensaciones nunca experimentadas, que hacen que todo en mí vibre.

Mueve su lengua dentro de mí, con mucha rapidez y habilidad, y en movimientos involuntarios mi espada se arquea. Mis manos se enredan en su cabello. Mientras sigue usando su lengua, grito al sentir algo dentro de mí, y pronto me doy cuenta de que es uno de sus dedos el que mueve en círculos. Mis caderas se levantan pidiendo más; es como si mi cuerpo tuviera mente propia.

Comienza a bombear su dedo dentro y fuera de mí con tanta rapidez, que creo que moriré de tan desbordante placer. Empiezo a sentir un remolino dentro de mi estómago, y un fuerte choque eléctrico en cada extremidad de mi cuerpo. Mis piernas tiemblan violentamente sin que pueda controlarlas. Mis músculos se contraen una y otra vez y sufro de pequeñas convulsiones, mientras me elevo dentro de una burbuja.

As masajea mi clítoris con su lengua mientras hace más rápidas y fuertes las pequeñas embestidas que proporciona con su dedo. Cierro los ojos con fuerza y tiro de su cabello cuando una onda de calor me golpea y se acumula en mi interior, recorriéndome y viajando por todo mi cuerpo, hasta llegar a mi centro de placer. Entonces estalla y se lleva con ella un fuerte gemido, acompañado de un grito que denota el placer en su forma más pura.

De un momento a otro todos mis músculos se relajan a tal grado que parecen como gelatina. As se reclina y me mira mientras lame sus labios. Sonríe son satisfacción al verme en el estado del cual él es culpable. Mi cuerpo sigue temblando y estoy empapada en sudor, y por alguna razón estoy agotada, aunque no haya hecho nada.

—¿Te gustó? —pregunta con una sonrisa arrogante. Solo asiento sin tener energías ni para hablar.

Se echa a mi lado y pone su vista en techo. Mis ojos comienzan a cerrarse, y antes de darme cuenta, me sumerjo en un profundo y reparador sueño.  

*****

jo jo ¿Les gusto? :/

Me he estado leyendo los comentarios, me encanta porque casi me matan de la risa y más con lo de las convulsiones, sí chicas, sí te convulsionas jajajaja no en todo el sentido literal de la palabra, pero tu cuerpo se sacude de una manera que no se puede controlar, son como "pequeñas convulsiones" no sé que otra forma lo puedo expresar. 


Continue Reading

You'll Also Like

61.4K 791 4
Buscar, encontrar y adivinar. Tres acciones que desembocan un sin fin de sucesos. Miedos, sensaciones y sentimientos. Odiaban el no saber y el sabe...
84 42 12
Una chica obsesionada con la muerte, creyendo que el destino de muchos desdichados están es sus manos. Dos chicos obsesionados con ella, un sociopata...
7M 479K 35
Spencer aprenderá a lidiar con la tiranía de Bruce, que prometió hacerle la vida imposible el primer día de clase, y, mientras tanto, deberá aprender...
23.4K 1.6K 16
Segunda parte de Baby, Boy! Theodore McClain es un chico dulce, inteligente y es extremadamente guapo. Las mujeres bonitas prácticamente le llueven;...