WHISPERS

By nereeeea_

1.1M 56.1K 3.6K

❝¿Estarías dispuesta a morir a manos de la persona que quieres para salvar su vida? ❞ All Rights Reserved 9... More

Whispers
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
¡Video!
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
¡Aviso!
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.
Capítulo 39.
Capítulo 40.
Capítulo 41.
Capítulo 42
Capítulo 43.
Capítulo 44.
Capítulo 45.
Capítulo 47.
Capítulo 48.
Capítulo 49.
Capítulo 50.
Capítulo 51.
Capítulo 52.
Capítulo 53.
Capítulo 54.
Capítulo 55.
Capítulo 56.
Capítulo 57.
¡AVISO! :(
Capítulo 58.
Capítulo 59.
Capítulo 60.
Capítulo 61.
Capítulo 62.
Capítulo 63.
Capítulo 64.
Capítulo 65.
Capítulo 66.
Capítulo 67.
Epílogo.
Agradecimientos.

Capítulo 46.

12.4K 661 14
By nereeeea_

46. Mi protección. 

Harry's  POV

Pisaba el acelerador del coche tan fuerte como mis pies me permitían. Mi mente estaba completamente bloqueada gracias al momento que acababa de vivir.

La imagen de Abbie llorando en el salón de mi casa se repetía como un eco constante en las paredes de mi cerebro, y mi desesperación llegaba a tal extremo que iba directo al casi suicido.

Tras diez minutos más conduciendo, aparqué el coche en frente de la caseta. Salí tan rápido como pude y comencé a andar hacia la puerta.

Era de las pocas veces que mis ojos lloraban desde la muerte de mi padre. Y en ese justo momento solo sentía como si todos mis sentimientos hubiesen colapsado. Como si la única cosa buena que tenía en mi vida desde hacía mucho tiempo, solo hubiese sido una imaginación mía.

Como si lo único que yo creía tener, tan solo fuese una farsa, pues Abbie me había fallado.

Me puse frente la puerta de madera y la abrí de mala gana.

Entré en la sala y las risas y voceos que se escuchaban en el exterior se callaron en ese mismo instante.

Solo podía mirar a Brad completamente desesperado y decepcionado, pues puede que todo lo que Abbie me había contado fuese mentira, como todo lo que me había hecho vivir hasta el momento, pero yo necesitaba saberlo.

—Vaya, vaya... ¿A quién tenemos aquí? – Dijo la voz profunda y rota de Brad.

—¿Podemos hablar?  - Contesté, exigente.

—¿Crees que mereces que te escuche después de todo, Stewart?

—No creo que quieras que te lo diga delante de todos ellos. Quizás también tengas que darle explicaciones. Y, quizás contra mí puedas, pero contra todos no.

El hombre sonrió sarcástico, cosa que me despistó.

—No tengo miedo a nada. – Añadió.

—Entonces, ¿Puedes hablarme de Oliver Franklin? 

La sonrisa desapareció por completo y se levantó rápidamente de la silla donde estaba sentado. Rápidamente, apagó el cigarro en el cenicero y esquivó los objetos que le separaban de mí en ese salón.

No tardó ni medio minuto en estar a mi lado.

Acto seguido tomó el pomo de la puerta y me señaló el exterior con su cabeza.

Ambos salimos de la caseta y nos encontrábamos en el porche de ésta.

—¿Y bien? ¿A qué viene esta absurdez? – Dijo.

—¿Por qué has salido, Brad? ¿Acaso te da miedo que hable de algo que pueda jugar en tu contra?

—No tengo tiempo para otra de tus estupideces, Harry.

—Sé que no está muerto. ¡Os juré fidelidad! Pensé que os debía la vida por hacer lo que más deseaba en ese momento. El asesino de mi padre sigue vivo y yo tengo que seguir mirándote a la cara y sirviéndote. Arriesgué mi vida por vosotros, he perdido miles de oportunidades y sin embargo nunca tuviste el valor de decirme que Oliver sigue vivo.

—¡¿Quién diablos te ha dicho todo esto?!

—¿Qué más da eso?

—Ha sido ella, ¿Verdad? Esa mosquita muerta sabe más de lo que creíamos.

—Ni se te ocurra tocarla, Brad.

—No creo que puedas hacer mucho contra mí si lo hago.

—Te sorprendería ver de lo que soy capaz.

—Oh, vaya. ¡Enamorado! ¿Sabes que eso era una de las reglas que te impuse antes de trabajar para mí, no? Y como no, tú siempre burlándote de ellas y de mí... Además, ¡Viste lo que le importas a esa idiota!

—Abbie no tiene nada que ver aquí. Te sorprendería saber que tu información está más destapada de lo que crees. 

Suspiré y volví a mirarle, pues él parecía no saber articular palabras.

—No sé cómo pude confiar en ti, Brad. 

—Nunca pediste más explicaciones de las que te di, Stewart. Yo te impuse mis reglas y tú las aceptaste como un adolescente ingenuo que eras.

—No te necesito más. ¡¿Me oyes?! ¡No te necesito más! Mataré a Oliver y luego te cortaré la cabeza.

Mi mirada de despreció fue lo último que le di a Brad esa noche.

—Quien juega con fuego se termina quemando, Harry... Y tú acabas de abrasarte. – Murmuró.

Abbie's POV.

El dolor quemaba todas las venas y arterias de mi corazón. La situación se estaba desmoronando cada segundo más.

Todo esto estaba pasando demasiado rápido. Y, lo peor, era que él se había ido demasiado rápido.

Quizás tenía razón y no debí de jugar más con lo que ya era el propio juego; Quizás tenía razón y debí hacer caso a todas sus advertencias, pero el no saber nada de él no me saciaba.

Sin embargo, ahora él no estaba y mi mejor amiga estaba desvaneciendo mi secreto.

Nadie más podía saberlo. Nadie más podía correr el riesgo que yo misma corría a todos los segundos de mi vida.

Y, por si fuera poco, el mensaje amenazante de ese tipo no dejaba de resonar en mi cabeza.

En ese justo momento, el móvil vibró en mi escritorio.

Me levanté de la cama y acudí rápidamente a mirar la pantalla.

"Mensaje de: Harry.

Estoy debajo de tu casa. Necesito hablar contigo"

Mi respiración se paró durante un segundo.

Fui tan rápido como pude hacia la ventana. Corrí las ventanas y asomé mi cabeza por la ventana por la que inmediatamente entraba el frío de las calles.

Y le vi. De nuevo al chico de los ojos verdes y la sonrisa perfecta, apoyado en su Audi y vestido con una camisa negra y unos jeans del mismo color.

Sin querer sonreí. No tenía ni la remota idea de qué podía haberle hecho cambiar de opinión, ni por qué quería verme de repente. Solo sabía que le tenía a metros de mí, dispuesto a verme, y no quería dejar pasar esta oportunidad.

***

Salí disparada del rellano, y le vi aún más cerca. Sus brazos estaban cruzados, quizás intentando tapar sus nudillos tapados por una venda.

Su ceño fruncido y sus ojos verdes y profundos atravesándome con la mirada.

Me acerqué refugiándome en mi abrigo a él y le sonreí tímidamente. Sin embargo, no obtuve respuesta.

—¿Qué haces aquí? Pensaba que no querías verme. – Decidí decir.

—Sube al coche. – Me exigió.

Tragué saliva e hice lo que el chico me exigió.

De nuevo nos encontrábamos en una situación que ya habíamos vivido. El ambiente estaba demasiado tenso y Harry parecía tener algo importante que decirme.

Abrió la puerta y tomó el asiento del piloto. Arrancó el coche y puso rumbo a algún lado que yo desconocía.

—¿Y bien? – Repliqué.

—Siento no haberte creído.

Fruncí mi ceño y le miraba. Pero él tenía la mirada fijada en el asfalto.

—La curiosidad me pudo el pulso y fui a hablar con Brad. Me confirmó que Oliver no está muerto.

—Harry, te lo dije...

—Lo sé, y por eso quiero disculparme.

Tomé aire y respiré inseguridad.

—Disculpas aceptadas. – Contesté.

Después de unos diez minutos de eterno silencio, Stewart aparcó el coche en el aparcamiento de la preciosa cala donde parecía que solo íbamos él y yo en las noches de depresión.

Arqueé mi ceja cuando me percaté del destino y vi como Harry abandonaba el vehículo. Yo le imité.

El chico rodeó el coche y se puso a mi lado. Mis ojos iban hacia arriba y miraban los suyos que estaban ahogados en confusión.

—Siento el comportamiento de esta mañana. – Me dijo, con la voz rota.

Respiré profundamente y asentí en forma de aceptación.

—¿Por qué estamos aquí? – Pregunté.

De repente sus manos grandes y heridas cogieron las mías, y sus dedos pulgares acariciaban dulcemente mis nudillos.

Tiró de mi cuerpo e hizo que mis pies empezasen a andar hasta donde él me guiaba.

El chico se quitó rápidamente los zapatos, remangándose los pantalones, y dejó que sus pies pisaran la arena fina que había en ese magnífico sitio.

No tardé en imitarle quitando mis botas que cubrían del frío mis extremidades.

Sus pies comenzaron a correr para llegar lo más pronto a la orilla. Segundos después, la marea acudía subiendo y bajando hasta nuestros tobillos.

Mi boca absorbió aire, haciendo un pequeño ruido. Harry me miró, aún sin soltarme de la mano, y sonrió.

Casi había olvidado como era su sonrisa.

 —¿Qué pasa? – Le pregunté, aliviada.

—Has hecho lo mismo que la primera vez que lo vimos. Has absorbido aire y seguramente que estabas pensando...

—Que está helada. – Le interrumpí.

—Exacto. Y, ahí es cuando yo digo: Parece como si todo el frío arrancase nuestros problemas y se los llevase de nuevo al mar.

Su cabeza se puso recta. Sus ojos se cerraron y su pecho cogió todo el aire que le permitió. Y, a su vez, apretaba con más fuerza mi mano.

—Haz lo mismo que yo. – Dijo. – Escucha los susurros del mar.

 Mis ojos se cerraron y sentí como su mano estaba en contacto con la mía. Mi pecho subía y bajaba intentando tranquilizarme, e intentando dejar que el mar se llevase todos los problemas que parecían haberse cultivado en mi vida desde hacía semanas.

—Corres peligro, Abbie. Tienes que refugiarte lo máximo que puedas. – Harry interrumpió el momento de tranquilidad que ambos habíamos creado.

Fruncí el ceño tanto como mi frente me permitió.

—¿Qué?

—No quiero que te haga daño. Ayer podía casi asegurar que no te mataría, pero hoy la rabia le ha superado. Lo mejor será no tentar a la suerte.

—¿Me estás diciendo que no salga de mi casa porque Brad me quiere matar?

—Sabe lo que sabes, y tú no tienes nada que te una a ellos. Lo único que querrán es deshacerse de ti. – Susurró.

Mis manos fueron a parar a mi rostro. Mi boca se abría de par en par mientras miraba el perfil de Harry, frío y brusco, como cuando le conocí.

—¿Por qué me hablas como si nos estuviesen espiando? – Pregunté.

—Porque lo hacen. Ya te dije que la única manera de comunicarnos era mediante susurros. Y debemos cumplirlo.

Me solté bruscamente de Harry y me alejé un par de pasos de él.

—¿Me van a matar? – Pregunté, entre pucheros que hacía mi barbilla.

Mis ojos se cristalizaron y vi como la desesperación corría apresurada al gesto de Harry.

—A-Abbie...

El chico dio los mismos pasos que yo, intentando llegar a mi altura.

—¿Me van a matar, Harry? – Pregunté, alejándome de él.

—No lo harán si me haces caso.

Harry se paró. Quizás un metro nos separaba. Mis lágrimas no aguantaron más y corrieron por mi cara como si de una cascada se tratase.

—¿Y qué hay de mi vida? ¿Qué hay de mis estudios, de mi trabajo? ¡¿De mis amigas?!

—Debes hacerlo, Abbie. No quiero que corras peligro, ¿Me oyes?

El chico se acercó a mí y yo esta vez no me moví. Colocó su mano en mi rostro, retirando a la vez mi pelo y lavando mis lágrimas. Sus ojos verdes atravesaban los míos.

—¿No estás enfadado por lo de Nick? – Pregunté, inocente.

—Lo estoy.

—¿Y por qué me ayudas?

—Porque no podría perdonarme que te pasase algo.

Durante dos segundos nos miramos, y tras tres segundos más, sus labios acabaron en los míos, como si de una estrella fugaz se tratase.

Como si Harry solo intentase alejarme de él, pero después de hacerlo, fuese él mismo quien se encargase de volver a atraerme.

Su cuerpo se tiró encima del mío, dejándome con cuidado tumbada en el suelo de la arena.

Yo, inmóvil, dejé que hiciese lo que pretendía.

Al fin me encontraba completamente tumbada sobre la fría arena, y, Harry, estaba encima de mí, con sus dos manos paralelas a mi cuerpo y cargando todo su peso sobre ellas.

—No quiero verte ni quiero besarte, pero lo necesito. Eres como una droga para mí. – Susurró.

—¿Una droga? 

—Exacto. Una droga que no debería de haber probado nunca, y ahora menos.

—¿Y, entonces, por qué estás aquí conmigo?

—Porque te quiero.

Mi corazón volvió a reaccionar. Llevaba días apagado y de nuevo parecía que su latido se podía volver a escuchar en lo más hondo de mi cuerpo con tan solo dos palabras.

—Sólo yo sé cómo protegerte. Y lo haré. – Murmuró.

 Sus besos cayeron en mi cuello como una repentina tormenta de verano. Y así estaba siendo mi vida. Como si un día se fuese nublando poco a poco y lo que más estremece es el momento en el que solo ves el rayo pero no oyes el trueno.

Sin embargo, sabes que está ahí, quizás cerca. Y que nada bueno puede pasar. 

Continue Reading

You'll Also Like

4.9M 171K 74
Ser la amiga que tiene un hermano famoso puede ser increible, y mas si ese "famoso" es tu amor platónico...
6.2M 641K 20
Tercer libro en la Saga Darks (2021) Portada: BetiBup33 design studio.
196K 3.7K 20
El detective Diego Grezch investiga el caso de una chica que se suicida, Celia. Lo que no sabe es que a medida que va avanzando en el caso descubre q...
21.1K 1K 47
¿Cómo es tener un corazón roto ? Es andar por la vida con la mirada perdida caminando sin dirección aparente. Es vagar por ahí sintiendo que cad...