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Narrador omnisciente.
Miró de reojo el santuario de las aves y se adentró al único sitio dónde su sensei no podía adentrarse, todo en el ambiente era mucho menos pesado que la última vez que visito el lugar. Parecía que la armonía en el aura del sabio mejoró desde que lo liberó de las ataduras; no le molestaba visitarlo, simplemente no lo hizo antes debido a todos los eventos que transcurrieron en su vida.
Nunca creyó que se enfrentaría a Danzo y mucho menos que Sasuke se marchara al lado de Madara después de que lo vencieran, el objetivo de ambos eran sumamente diferentes y eso le causaba un conflicto interno, aún recordaba la meta que tenían y su principal objetivo, pero todo cambió debido a la información que les llegó sobre la verdadera razón del porqué Itachi masacró a su clan. Todo fue por el bien común de una aldea que Itachi y Shisui amaban tanto que la protegieron sacrificando sus vidas y debido a eso, Kanade tenía que proteger de igual manera lo que alguna vez, para sus seres más amados fue valiosa; mientras que para Sasuke era todo lo contrario, para él, las acciones de los ancianos de Konoha fueron horribles a tal punto que obligaron a su hermano a acabar con su clan, y amenazando vivió siendo un renegado de la aldea, dañó su reputación y debido a ello él cargaba con la culpa de haber matado a alguien que amaba tanto.
Se inclinó en cuanto vio la figura del sabio Yorokobikakiny este, recibió aquel saludo como una muestra de respeto. Sabía perfectamente que Kanade junca se opuso a servirle de igual forma que los demás de sus discipulos, después de todo, esta le estaba agradecida debido a la manera en la que la fortaleció, entregandole el secreto de la naturaleza de su fuerza. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que los visito y debido a ello, quería informarles algunos de sus avances con respecto a lo que ocurrió anteriormente tras su enfrentamiento contra Danzo.
—Supe que derrotaste a Danzo gracias a Kenzo —habló con calma y esta asintió.
—Debido a ello, decidí quedarme en la aldea a pesar de que Sasuke se marchó y con mis compañeros, planeamos traerlo de regreso —anunció siendo lo más sincera que pudo.
—No me molesta que mis subditos ya no trabajen con las serpientes, pero me preocupa la maldición que tienes en el brazo —admitió y esta, llevó una de sus manos a dicho sitio—. Estuve haciendo mis averiguaciones y todo indica que ya no eres bulnerable a ella, aprendiste como utilizarla a tu favor. Esta maldición provocaba que tu cuerpo cambiara por completo, como un cambio de personalidad la cual te hacía actuar bajo los mandos de alguien de quien aún desconozco su identidad, solo sabemos que es un enmascarado que esta al mando de todo esto —informó.
—El se proclama como el autentico Uchiha Madara, pero ese hombre murió años atrás por su vejez, no puede estar vivo —cuestionó y se cruzó de brazos—. Debe de estar suplantandolo para lucir aterrador, al menos, he convivido con él y puedo decirte que es poderoso —argumentó, dirigiendose a otra dirección tratando de pensar.
—Dime Kanade, ¿deseas que haga todo a mi alcance para liberarte de dicha maldición? —preguntó y esta, analizó las marcas en sus brazos a pesar de que los tenía cruzados.
Había vivido tanto tiempo con esta, que se acostumbró a la presencia de aquel enorme riesgo, sin embargo, sabía que tarde o temprano podría utilizarla a su beneficio para librarse de algún peligro como una vez lo hizo en la pelea contra Pain, dónde rindió un poco más ya que no sabía del todo el como emplear su fuerza al utilizar la energía natural en su modo sabio.
—No, sabré como lidiar con ella si sucede algo más adelante —afirmó con calma, logrando transmitir aquello al sabio qiien asintió con una leve sonrisa.
—No me queda más que decirte que tienes que seguir entrenando para sincronizarte del todo con Kenzo. Esta esoerandote en el santuario para poder practicar sus movimientos, recuerda que aquí no tienes limite alguno para almacenar energía natural —indicó sabiamente, a lo que ella asintió.
—Si eso es todo, me retiro para continuar con mi entrenamiento —anunció, dandose media vuelta para retirarse con una sonrisa en el rostro.
El sabio, sonrió levemente al notar como aquella chica se fortalecia y eso le hacía sentir tranquilo, ya que su aura emanaba todo lo contrario a quien alguna vez amó, era diferente a su anterior discipula y eso le brindaba confianza ya que nunca antes sintió dicha comodidad con algún otro invocador.
Kanade, salió de la guarida del gran jefe sabio y se dirigió al peliblanco que la esoeraba un tanto ansioso, deseaba saber que era lo que alguien como este necesitaba de su discipula, pero al ver aquella tranquilidad en su cuerpo, le hizo entender que no era nada malo o algo de lo que debía de preocuparse.
—Quiso deshacerse de la maldición que llevo en mi cuerpo —dejo salir—. Solo que le dije que prefería mantenerla conmigo por si en algún punto de mi vida la necesitaba utilizar a mi favor —tronó sus dedos y miró de nuevo a su mentor—. Creo que es hora de comenzar con mi entrenamiento —señaló con una ligera sonrisa.
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Miró su departamento vacio, lo cual le extrañaba ya que pasó demasiado tiempo en el santuario de las aves, así que al menos se esperaba una pequeña bienvenida por parte del rubio. Todo estaba silencioso al igual que oscuro, así que decidió acercarse a la alacena en cuanto sintió su estomago gruñir y al abrirla, se encontró con esta vacía, lo cual no se le hacía para nada extraño, pero que ni siquiera hubiera un poco de ramen instantaneo le preocupaba.
¿Dónde estaba el rubio?
Caminó en dirección a la entrada y salió por esta para dirigirse dó de se encontrase quien sea que pudiera darle información, pero se detuvo al recordar que su mentor, le anunció que su mujer, el quinto hokage, ya había reaccionado después de todo lo que le ocurrió en el ataque de Pain a la aldea, tardo mucho tiempo en despertarse, sin embargo; lo logró antes de que Kakashi fuese nombrado el nuevo Hokage.
Se dirigió a dónde se encontraba y después de varios minutos llegó al lugar dónde algunas personas no groseras le indicaron, encontrandose con ella sentada justo frente a su escritorio, escribiendo y redactando diferentes informes que pretendía mandar a aldeas vecinas o ya sea a grandes aldeas como las grandes naciones las cuales, llegaron a un acuerdo después de una reunión, en la que protegerían a Naruto.
Kanade, sabía perfectamente que el objetivo de Tsunade era proteger la vida del rubio y a su bijuu,, pero al conocer a Naruto de tal forma, estaba consciente de que este no estaría de acuerdo al mandarlo a refugiarse para no correr peligro, él, estaría dispuesto a colocarse en la linea de ataque frente al enemigo y dispuesto a darlo todo con tal de proteger a sus seres queridos, arriesgando su vida sin importarle nada más. Cuando se trataba de sus amigos, él, siempre se alteraba y actuaba de formas impertinentes, tomando decisiones sin consultar y actuando bajo el impulso.
—Buenos días, Hokage - sama, disculpe que la moleste tan repentinamente, pero no encientro ni a Naruto y tampoco a Sakura, ¿tiene alguna idea de dónde se encuentran? —la rubia sonrió y asintió de inmediato.
—Naruto, fue a reunirse con otro Jinchuriki, quién le enseñara a como utilizar a su Bijuu y Sakura se encuentra como comandante de una expedisión en busca de plantas medicinales que le encomende, pero según me informaron, están juntos ya que se encontraron en el camino —informó, tomando algunos cuantos papeles para acomodarlos y guardarlos en una carpeta.
Kanade frunció el ceño al escuchar aquello, se suponía que Naruto tenía que hacer sus propias cosas al igual que Sakura, ¿por qué tenían que permanecer juntos? Sin embargo, negó con la cabeza y se cruzó de brazos un tanto preocupada.
—Puede que nos ayude bastante que Naruto pueda controlar el chakra del kyuubi, pero al final sigue siendo arriesgado que este se enfrente directamente al enemigo que en este caso, se proclama como Uchiha Madara —sentenció con mucha sinceridad y vio, como la mujer se colocaba en una posición para pensar.
—Eso mismo pensé, Naruto es su objetivo y es como si se lo estuvieramos entregando sin más. Cualquier movimiento en falso podría costarnos todo y también la vida de Naruto —dictó y la azabache asintió.
Le preocupaba bastante la idea de que Naruto estuviera al frente en cualquier circunstancia que fuese al enfrentarse contra el enmascarado. Lamentablemente, Kanade sabía su capacidad de lucha y si en verdad daba todo para quitarle al Kyuubi, el rubio, se encontraba en un grave peligro.
—Tendremos que arriesgarnos todos en esta situación, aunque a mi parecer, es algo de doble filo —anunció, dandose media vuelta para dirigirse a la puerta—. Bushido - sama, me envió un mensaje para usted, me indicó que le avisara que él permanecerá un tiempo más en el santuario de las aves para entrenar.
—Muchas gracias, Kanade, vuando regrese le esperara un buen golpe por no decirmelo de frente —comentó y la azabache tan solo sonrió.
—Con permiso —finalizó, retirandose de la oficina con una pequeña mueca en el rostro, pero se detuvo al recordar algo importante—. ¿Quién será el que guie a Naruto?
—El usuario del Hachibi, nos informaron que su forma es el de un pulpo y que estará esperandolos en la isla —respondió y notó, como Kanade se apoyaba en la puerta—. ¿Sucede algo?
—Hokage - sama, usted estaba inconsciente durante ese periodo de tiempo, así que no estoy segura de cuanto sabe, pero ataqué a ese hombre y se lo entregué en bandeja de plata a Akatsuki... me hace sentir culpable con él, ya que lo único que deseé fue proteger a Sasuke y sin pensarlo, puse a todos en riesgo —comentó, mirando de nuevo a Tsunade—. Su nombre es Killer bee, un sujeto que se dedica al rap tenko y para mi mala suerte, puede que le cuenta a Naruto sobre nuestro encuentro —suspiró al terminar de hablar y vio, una sonrisa en el rodtro del Hokage.
—Tranquila, Kanade. Estoy al tanto de la situación, pero quería que tú me dieras tu versión y saber que era lo que pensabas. Al menos ahora estas arrepentida y por ello, no sientas culpa, ya llegará el momento de disculparse —argumentó con sabiduría.
—Claro... muchas gracias Tsunade - sama, me retiro —se despidió, marchandose del sitio para dirigirse a su departamento.
En su mente, recuerdos del enfrentamiento contra el Hachibi regresaron, recordando aquella mirada onix la cual desapareció tras la pelea contra Danzo. Aquel pequeño brillo que yacía oculto en su mirada, desapareció por completo y tomó un rumbo que constaba en perseguir la oscuridad, uno del que ella decidió salir por completo para permanecer al lado de la gente que ama y que aún permanecía con vida.
. . .
Kanade, leyó de nuevo aquella orden escrita que recibió por parte del quinto Hokage quien tan solo se lo entregó con una sonrisa y le dio la indicación de partir de inmediato, ya que un bote estaba esperandola en el muelle listo para zarpar con rumbo a la isla paradisiaca dónde Naruto y Killer bee - sama se encontraban.
Miró al frente, encontrandose con aquella extraña isla que no era para nada paradisiaca y frunció el ceño, al menos se imaginó que habría un poco de arena con un bello mar rodeandolo con aguas cristalinas y un par de frutas tropicales esperandola para ser devoradas.
Bajó del sitio con su mochila ninja, tratando de ver algo interesante para llevarlo de recuerdo, pero lo único que veía era un montón de escombros e incluso, esqueletos que yacían tirados en los costados de la poca vegetación que había en el lugar. Era tan horrible que tenía unas enormes ganas de darse media vuelta y regresar por dónde llegó, pero estaba consciente de que Tsunade la mandó con la única misión de pedirle una disculpa a aquel pulpo nombrado Killer bee.
Así que sin más, se adentró al sitio escuchando diferentes estruendos que captaron su atención y a lo lejos, pudo identificar a Gai - sensei, luchando contra Kisame, el proclamado bestia sin cola. Era lo único que le faltaba, encontrarse con el único sobreviviente de Akatsuki, el que le daba dolor de cabeza y la molestaba cada que se encontraban, quien fue el compañero de Otachi durante varios años.
Comenzó a correr intentando acercarse lo suficiente y al llegar a la zona de batalla, pudo ver a lo lejos al rubio que intentaba liberar a varios que se encontraban en la conocida prisión de agua, la que una vez utilizó Zabuza contra ellos.
El rubio, por alguna extraña razón decidió mirar a un lugar diferente de la pelea al sentir la presencia de alguien familiar, encontrandose con la cabellera azabache que tanto conocía. Este, olvidó por completo a quienes yacían encerrados y se dirigió a esta en cuanto vio como una cantidad de agua la rodeaba.
—Si serás imbecil —murmuró, mirando a Kisame quien ya la observaba con una sonrisa.
Este, desapareció aquella sonrisa en cuanto vio como el cuerpo de la azabache desaparecía de la prisión de agua y reaparecía a unos cuantos metros de distancia, demostrando que no podía hacer nada en su contra gracias al poder de sus ojos. Siempre supo la similitud que tenía con Madara, pero nunca se puso a pensar hasta que punto podría enfrentarse a ella, así que tan solo lanzó un gruñido y decidió enfocarse a su verdadero adversario.
Naruto, detuvo sus pasos al ver como su compañera dejaba de estar en peligro y la miró tan solo en silencio mientras esta se acercaba tan relajada y antes de que esta llegara dónde el rubio, los ruidos de lucja se detuvieron. Ambos, dirigieron su mirada dónde yacía la batalla, encontrandose con Kisame en el suelo derrotado, Gai - sensei, había demostrado su fuerza al vencerlo y eso, alegró a Naruto quien nunca dudó de sus capacidades de combate.
—Me alegra que vinieras - ttebayo —admitió con una sonrisa y esta se encogió de hombros.
—Tsunade - sama, me mandó con un encargo especial, así que no podía darme por vencida o renunciar —declaró y bajó su mochila—. Además, te traje algo de ramen, es una edición limitada y especial —habló, sacando algunos tazones de ramen instantaneo que iluminó el rostro del ojiazul.
Si embargo, todos los tazones salieron volando en cuanto un fuerte golpe impactó contra el pecho de la azabache. El brazo de Killer bee, la interceptó con fuerza en el centro de su cuerpo, quebrandole las costillas y lanzandola lejos de distancia, mientras que el rubio, gracias a tan repentina imagen, se quedó en estado de trance sintiendose un verdadero idiota por no lograr protegerla y al dirigir su mirada hacia donde fue el impacto, pudo verla con una mueca de dolor.
— ¡Esta es mi venganza, preparate para hacerme una alabanza! ¡Bakayaro, konoyaro! ¡Yeah! —rimó y se puso serio al ver como esta se levantaba mientras escupía sangre.
Pero Killer bee se detuvo al ver como Naruto, se colocaba justi frente de ella dispuesto a enfrentarse a él.
—Si vuelves a tocarla, no podré perdonartelo, viejo pulpo —murmuró molesto y todos permanecieron en silencio al escuchar dichas palabras.
Mientras que Kanade, respiraba con dificultad tratando de aliviar aquel horrible daño que recibió tras ser embestida como una vez lo fue Sasuke por dicho golpe que recibió y casi acaba con su vida de no ser por la ayuda de Juugo.
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