Soy hermano de una zorra | Tr...

By gatastroso

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¿Que pasaría si tu hermana fuera la zorra de tu nueva escuela?, ¿Si todos tus nuevos amigos y compañeros de c... More

Soy hermano de una zorra
1. Soy nuevo
2. Chocolate
3. Un juguete no muy agradable
4. Fofo, el gato gordo
5. Después de anoche
6. Detención
7. Party Hard
8. Ellos fueron
9. Nos vengaremos
10. La venganza no para
11. Leche solitaria
12. Hazel Tris Roth Spiegelman
13. De compras
14. La firma del amor
15. Colomba Ramírez. parte 1.
16. Colomba Ramírez. parte 2.
17. Noche de películas, con mucha baba.
18. Dicen que las zorras no duermen.
19. Promesas.
20. Dulces sueños
21. La verdad
22. Si hay fiesta, hay Troubles.
23. Zorras en casa
24. Vieja y toxica amistad
25. Él no es mi novio
26. Hazlo por mí
27. Oveja Negra
29. Noche de primavera. Parte 1
30. Noche de primavera. Parte 2
31. Noche de primavera. Parte 3
32. Todo estará bien
33. Tú y yo
34. ¿Cómo te sientes?
35. Hasta luego, Troubles
36. No quedan lágrimas para llorar
Epílogo: "Nunca dejes de soñar"
Créditos
37. Especial: Quiero verte feliz
Nota de Autor
Sorpresa para el 2019

28. La noche se acerca

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By gatastroso

Abrí lentamente los ojos los cuales eran sofocados por unas luces muy brillantes. Mi cabeza dolía como si me hubiesen pateado y sentía mis pies hormiguear, al darme cuenta, estaba acostado y encima de mi cabeza las barras de luz estaban encendidas. Levante mi cabeza para observar donde estaba, pues era una cama con sábanas blancas donde mi cuerpo aun vestido reposaba, las paredes eran de color azul y a mi lado derecho había una puerta que se encontraba en el fondo del cuarto, sobre un sofá reconocí a una Javiera durmiendo cubierta con una frazada café claro, a mi izquierda, otra cama con Nicolás en ella, el cual tenía una intravenosa que además de estar conectada a él, estaba conectada a mí.

—¿Qué mierda? —volví mi cabeza nuevamente a la izquierda, sintiendo como mi boca sabía asquerosa. Necesito agua. Ahora.

Me di cuenta que a mi lado había un velador con 5 vasos, rápidamente tome el primero que pude a duras penas y bebí de él. No alcance a tragarlo, cuando me día cuenta que era café, helado de quizás cuantas horas. Unas ganas de vomitar me inundaron y divise un balde que sobresalía debajo de mi cama lo tome y vomité.

—Kevin —la voz de Javiera me ínsito a verla, pero seguía con mi cara en el bote —¿Te has tomado mi café?

Una vez que deje de vomitar, la mire y esta me limpio la boca con un pañuelo y extendió un vaso transparente con agua.

—Gracias —dije tomando un sorbo.

—No te preocupes, el doctor dijo que si despertaban probablemente lo harían con nauseas, así que estaba preparada —sonrió feliz de haber sido precavida, que rápidamente cambio a una mueca de asco, seguramente por el vómito —, el vomitar era una buena señal, pues su cuerpo estaría intentando expulsar la sustancia toxica en él.

—¿Sustancia toxica? —en verdad, no recordaba nada de anoche, lo último que tengo conciencia de haber visto fue a Catalina y Alex todos sudados de la pista.

—Al parecer ayer consumiste drogas —estas palabras me hicieron querer vomitar, cosa que fue lo que hice.

—¿Dónde estoy? —escuché a Nicolás hablar detrás de mí, sonaba como mi ánimo, aporreado.

Mientras Javiera le contaba lo que había sucedido y de lo poco que ella recuerda, pues pese a haber bebido poco, esta tampoco recordaba mucho de lo sucedido, pero sí que me había desvanecido enfrente de ella.

—Buenos días —un anímico señor de unos 35 años entro en la habitación, vestía un pantalón café con una camisa azul a cuadros y una bata blanca abierta, detrás de él, Katherine, la mamá de Nicolás, la cual en el momento en que entro hizo vomitar al susodicho —, vaya veo que habéis despertado —dijo sorprendido.

—Claudio me ha llamado en la noche, diciendo que mi hijo había entrado en urgencias por intoxicación —la mamá de Nicolás no parecía la misma señora alegre que había visto, bueno y era obvio, su hijo y su amigo estaban intoxicados quien sabe porque en el hospital.

—¿Se conocían? —interpuso Javiera.

—Claro, Katherine y yo fuimos...

—Compañeros —interrumpió rápidamente Katherine, golpeando levemente al médico, quien la miro algo dolido.

—En fin la buena noticia, es que sabremos qué fue que los dejo así anoche, gracias a sus vómitos —dijo volviendo a nosotros —, por que consumir drogas para chicos menores de edad... —coloco una mueca de dolor, que hizo enfadar más a Katherine.

—Creemos que los drogaron —Catalina y Alex aparecieron de la nada en la puerta, lo cual me hizo vomitar a mí, y ni siquiera sé porque, el doctor Claudio los miro interesado en un argumento, al igual que Katherine —, ni Kevin ni Nicolás traían drogas, ellos nunca consumirían —prosiguió la castaña.

—Es verdad —apoyo Javiera —, una amiga que trabaja en Oveja negra le ha dicho a su jefe y este sorprendió a un tipo echando drogas en el trago de una pareja, la policía ya se ha encargado de él.

—Pues entonces veo que han sido víctimas —Claudio nos miró serio, y creo que fue por tantas seriedad que Nicolás y yo vomitamos al unísono, sacando una arcada de Javiera y Katherine.

Creo que había sido mucho vomito para este pequeño cuerpo.

En la tarde nos dieron de alta, dándonos los resultados los cuales según Claudio, gracias al Ángel que había sido un poco dosis, pues habríamos terminado en coma con 2 gramos más.

—Oye —tome la mano de Javiera antes de que nos subiéramos al jeep de Alex. Nicolás y su mamá partieron en taxi un poco antes —, gracias por cuidarme, no sé... no sé cómo pagarte.

—No te preocupes —me sonrió esta.

—de no haber sido por ti y los chicos, quizás donde estaría o en qué condiciones —el solo pensar en eso, me hizo recordar el vómito —. Y quiero proponerte algo, sabiendo que tal vez no es el mejor momento para hacerlo.

—¿Qué cosa? —un pequeño color rosáceo inundo sus mejillas, y me sonrió quitando de su cara, cabellos que el viento había alborotado.

—¿Te gustaría ser mi compañera al baile de primavera? —un nudo se me hizo en la garganta.

—Nada me haría más feliz, Kevin —me abrazo por el cuello y me beso en la mejilla. En medio del abrazo vi como Catalina inundada de alegría celebraba y Alex me daba el visto bueno.

Después de todo, no fue tan complicado hacerlo... pero... es solo el principio...

¿Dónde consigo un traje? ¿La debo ir a buscar en limosina, en bicicleta o a pie? ¿La debo invitar a cenar? ¿Y si hay que bailar? Yo no sé bailar.

¡Ayuda!

1 semana después

Javiera's POV:

¿Estás lista? —dije apoyada frente al probador en donde Catalina se probaba el vestido número 23.

—Creo que este es muy chico, no me alcanza a cerrar —la oí algo complicada dentro.

Como la semana pasada, Catalina no se sentía del todo bien después de Oveja negra, pospusimos la prueba de vestidos para una semana más, y sí, a una semana del baile.

—Creo que es obvio, lo sacaste de la sección de niñas —terminado de decir la frase, Catalina corrió la cortina dejando ver un vestido celeste con muchos brillos para mi gusto, así que le negué con la cabeza —, y creo que ese color no pega mucho con tu color de cabello, además mi vestido es de ese color.

—No sé qué hacer —soltó algo desesperada —, me he probado la tienda entera y no pillo nada.

—Ya llegué, lo encontré en una talla menor —Nicolás también estaba con nosotras, como nuestro amigo gay que nos ayuda a elegir un buen vestido. En sus manos traía un vestido rojo sangre, que Catalina se había probado antes, pero una talla mayor, este tenía un poco de pedrería en el busto, algo ajustado hasta la cintura donde se dejaba caer.

—Gracias, no sé qué haría sin mi amigo gay —dijo Catalina tomando el vestido y cerrando la cortina

—No soy gay —protesto este colocándose a mi lado.

—No es que seas nuestro amigo gay completamente gay —hice una pausa para poder pensar bien lo que iba a decir y no cagarla como podría hacerlo —, solo que como Kevin y Alex, son... o al menos tienen... parejas y tú no tienes a nadie, es como si fuese el típico chico que es gay pero no lo acepta.

—Lo que Javiera quiere decir —Catalina dejo asomar su cabeza del probador, llamando la atención de ambos—, es que eres gay por no invitar a nadie al baile.

Nicolás volvió a mirarme ofendido, y no supe que decir, solo le sonreí inocentemente.

—Ya verán que iré con alguien —dijo decidido a hacerlo.

—¿Y si invitas a Federico? —propuse con cierta inocencia para que no se molestara.

—No soy gay —repitió, honestamente esa se estaba volviendo la palabra celebre de Nicolás, era como que salía de su boca naturalmente.

—Bueno, no lo eres —levante los brazos rendida al idea de que no lo era, pero una parte en mi seguía insistiendo —, pero debes invitar alguien, no quiero que vayas solo —coloqué mi mano en su hombro a lo cual el me miro desanimado, podría decir fácilmente que algo lo acomplejaba, pero antes de decir algo, Catalina abrió la cortina, dejando verse muy linda con el vestido, en verdad le quedaba muy bien.

—No me gusta —cortante y molesta, se quitó el vestido y salimos de la tienda —. Nada me satisface —la castaña sonaba decepcionada consigo misma.

No la culpo, en verdad, no había tenido problemas con los vestidos con respecto a tallas, pues Catalina era de un cuerpo delgado, de esos que todos les queda bien, pero sabía que aún no podía encontrar el perfecto para ella.

—Yo creo que necesitar un vestido más vivo que el rojo sangre, el cual de por si te quedaba muy bien —opine indiferente, mientras caminábamos por las calles del centro.

Con lo que a mí respecta, mi mamá quiere que sea única y especial esa noche, así que consiguió un diseñador, pese a que le insistí toda la semana que no era necesario. Rigoberto, en la tarde me tendrá un diseño y lo hará en la semana. Lo que aún no tengo claro es el color, el cual no sé si será blanco, crema o calipso.

—Entremos aquí —sin mucho que agregar, Nicolás nos arrastró a una tienda muy sobria con unos cuantos vestidos.

La vendedora del local, percibió que no sabíamos dónde buscar y amablemente se nos acercó y nos ayudó a encontrar unos cuantos vestidos para catalina. La opción uno era un azul marino, que a mi parecer no era el indicado y hasta probárselo Catalina lo descarto. La opción dos era uno verde mucho más vivo, pero de todas formas, no era lo que Catalina quería, y según Nicolás no combinaba con su cabello. Y la tercera y última opción, fue el cual al probárselo dejo enamorada a Catalina.

El vestido era de color rojo italiano, lo suficientemente vivo para reflejar la personalidad de Catalina, además combinaba con su cabello. Poseía pedrería en la zona del busto el cual era en forma de corazón, se mantenía algo apretado y liso hasta la cintura, donde caía holgado sin ningún diseño en él. Era simple, fantástico y a Catalina le encantaba y quedaba perfecto.

—Lo llevo —sonrió contenta de su elección.

Luego de pagar y salir, nuestra siguiente parada fue Sweet Cake's para comer unos helados los cuales venían muy bien luego de tan agobiante viaje por las tiendas de la ciudad.

—¿Y Javi? —dijo Catalina mientras nos sentábamos en una de las mesas del local, llamando mi atención —, ¿Cómo irán Kevin y tú?

—Pues, todo depende del color que elija para el vestido —saboreé mi helado de pistachos mientras veía a los chicos.

—Con respecto a eso, creo que el calipso se te vería muy lindo —me sonrío Nicolás.

—Sí, lo tengo en mente, o color crema —pensé sin despegar la vista del helado.

—Creo que en ambos colores te verás bien —opino Catalina con su helado de vainilla —, tu tez y cabello combinarían con los dos, además te verán adorable.

—Gracias —sonreí, en verdad me abrumaba como vestirme y como sería esa noche con Kevin —, ya lo veré bien, esta tarde ira un diseñador a la casa a mostrarme unos diseños.

—Genial —dijo Catalina dejando de lado su helado —aprovecha estos beneficios de chica adinerada, estoy segura que serás la mejor vestida de la noche.

Nicolás se ofreció a acompañarme a casa y ver que tal el vestido, pero mi mente solo pensaba en Kevin, en su inocente ignorancia con respecto a mi partida, en la noche del baile y de la nada me había hundido tanto en mis pensamientos que no estaba prestando atención a lo que Nicolás me hablaba.

—¿Qué opinas? —dijo algo triste.

Mierda. Esta triste. Javiera dile algo.

—Nico, en verdad lo siento —dije en su mismo tono —, no te he escuchado nada, mi mente está hundida en otras cosas.

—¿En qué cosas? —intentó averiguar.

¿Qué tan malo sería desahogarme con él?

—Te contaré, pero más tarde —mi mirada seria lo dejo perplejo en la duda, quedando en silencio hasta llegar a mi casa.

Al llegar a casa, parecía que no hubiese nadie, ni Matilda se apareció para recibirme, Nicolás entro detrás de mí.

—Tu casa esta tan vacía como mi corazón —dijo Nicolás mientras se fijaba en el candelabro que colgaba en el techo.

—No sé, creí que habría alguien en casa —volteé para caminar al salón y abrir la puerta corrediza —, no que habría tanto silen...

Al ver a Rigoberto y mi mamá sentados en la sala junto con Matilda sirviéndoles un café, me corte a mí misma por la sorpresa de verlos. Rigoberto vestía pantalones negros de cuero y una camiseta blanca, y se encontraba con las piernas demasiado cruzadas, mientras que mamá vestida un vestido cotidiano color verde pastel, que Rigoberto mismo había diseñado.

—Javiera, cariño —mi mamá se levantó de su lugar y camino emocionada hacia mí—. Te estábamos esperando, Rigoberto tiene unos diseños muy lindos para tu vestido, estoy segura que te gustarán.

—Javi, te juro que con los diseños vas a quedar encantada —dijo con un gesto muy afeminado recalcando cada silaba de la última palabra—. ¿Y este chico tan guapo? ¿Es tu novio? —de la nada dejo mi persona para enfocarse en Nicolás a mi lado.

—Él es Nicolás, mi mejor amigo— dije señalándolo.

—Hola, soy Rigoberto, diseñador de los Urrejola —dijo extendiendo la mano hacia Nicolás.

—Mucho gusto, soy Nicolás, amigo heterosexual nada gay de Javiera —dijo estrechándole la mano a Rigoberto de una forma muy dura, y lo pude ver en la cara de dolor de este.

Hubo un silencio incomodo frente al coqueteo fallido de Rigoberto, el cual se sobaba la mano de dolor.

—Bueno, Javi —rompió el silencio Rigoberto dejando de lado el dolor—, pongámonos manos a la obra con su vestido. Tienes que lucir fabulosa.

Y dicho esto, Nicolás hizo correr un colgador con veinte vestidos aproximadamente, de todo tipo, largos, cortos, espalda descubierta, con cola, con brillos, algunos un poco raros y otros muy provocativos para aquella noche.

—No me gusta este —dije descartando el número diecisiete —, no quiero que tenga cola, ni que sea tan traslucido.

—pero sabes que yo puedo hacer maravillas, niña —sonrió hacia su derecha, justo donde estaba Nicolás, el cual se incomodó un poco, recogiéndose en sí mismo —. Tu solo dime que quieres de que vestido y te hago uno, en un zaz —dijo volviendo a mí y aplaudiendo rápidamente con una sonrisa en su rostro.

—Pues, me gusto que el cinco fuese hasta un poco más arriba de la rodilla y que este fuese suelto —Rigoberto dejo el vestido en sus manos y empezó a anotar —. El nueve no tenía mangas, y en ver de tener escote, tenía cuello, pero mucho, tal vez que no fuese tan alto, quiero poder respirar y el doce tenía unas costuras que creo que se verían bien en mi abdomen —Rigoberto no dejaba de anotar, y no despegaba su vista de la libreta —. El siete, el doce y el quince, tenían una tela que me gustó mucho, se sentía súper bien. Y creo que de eso, nada más.

—Me parece —sonrió marcando el punto final en sus notas —, ¿te parece que el color fuese calipso? —propuso mientras movía sus manos —. Creo que quedaría súper bien con su tez y color de pelo, y si a todo eso le súmanos unos accesorios dorados, te verás perfecta —mamá lo apoyo, al igual que Nicolás, y en verdad también estaba de acuerdo.

—¿y le digo a mi acompañante que combine con el mismo color? —pregunté mientras me sentaba frente a Rigoberto.

—Sí, de hecho, creo que se verían adorables si él ocupa un traje negro con una humita del mismo color, con una camisa calipso —asentí —. Y creo que fuera se eso, seria todo.

Luego de hablar un poco con mamá, Rigoberto se marchó, no sin antes coquetearle a Nicolás, el cual lo rechazo rotundamente, lo cual me causo mucha gracia.

—Sé que soy irresistible, pero por el ángel, que los que me coqueteen no sean los gays —dijo Nicolás entrando detrás de mí a la habitación, mientras mi mirada se concentraba en el móvil y en el mensaje a Kevin —. Javi, péscame, tengo una emergencia de sensualidad. Necesito apoyo.

—Lo siento —dije volteando a verlo y dejando de lado el mensaje —, le estoy diciendo a Kevin acerca del traje.

—¿y que te ha dicho? —preguntó cerrando la puerta del cuarto.

—Nada, no lo he enviado —dije volteando y volviendo a la pantalla nuevamente, mientras caminaba a sentarme en mi cama.

Mientras terminaba de escribirlo, por el rabillo del ojo vi como Nicolás se tumbaba a mi lado y esperaba a que terminara de escribir.

—Ahora dime que es lo que te tiene pensando tanto —dijo una vez que presioné el "enviar"

Me quede mirando el vació luego de escucharlo, pensé en todo, en mi padre con lágrimas en los ojos al decirme, en Catalina aquel día en mi cama y pensé en Kevin, el día que me fuese. Giré mi cabeza para ver a Nicolás, y no pude evitar que mi garganta se apretara y que mis ojos se empezaran a llenar de lágrimas.

—Bueno, emm —me acomode a su lado, desviando mi mirada de la suya, intentado pensar una respuesta ordenada de todo —, en unas semanas me iré de viaje.

—Genial, ¿a dónde iras? —una gran sonrisa se plasmó en su rostro.

—Madrid, España —respondí de mi misma manera.

—¿y por cuánto? —intento acomodarse para poder verme bien —. Debes traerme un recuerdo.

—No lo sé aun.

—¿Aún no compran el pasaje de vuelta? ¿Cómo es eso? por lo general las agencias venden sus packs con ida y vuelta definidos —hablo aun sin captar. A este chico no le dan proteínas suficientes

—No, no me estas entendiendo, Nico —dije mirándolo fijamente —, en unas semanas me iré a Madrid a vivir.

—¿Estás de coña? —su típica sonrisa seguía plasmada en su rostro, aun si comprender, o al menos esperando de que fuese un chiste.

—No, es enserio, papá tiene que irse a España y nosotras nos iremos con él —y es aquí, donde a Nicolás la sonrisa se le desvanece por completo.

—Pero —hizo una pausa para procesar todo —, ¿Y la escuela? ¿El baile? ¿Kevin? ¿Nosotros?

—Esta semana, mis padres hablaron con los profesores y he estado adelantando exámenes y todo, la próxima semana cierro mi año académico para irme —me tome la cabeza con solo recordar que tenía que estudiar para una prueba de biología el lunes —, el baile seguirá igual, Catalina ya sabe, mientras que Kevin no tiene idea de nada.

—¿No es haz contado a tu novio que te marchas de la ciudad?

—Kevin no es mi novio —dije evadiendo su mirada sorprendida.

—Aun así, ¿no le has contado nada a Kevin? —negué con la cabeza, aun con desesperación —¿y qué piensas hacer? ¿Ir en el avión y enviarle un mensaje diciéndole que no volverás a verlo porque te mudas a Madrid?

—Es una opción —dije sentándome y abrazando mis rodillas.

—Javiera —la voz de Nicolás sonó tan suave que apenas logré escucharla, al mirarlo sus ojos reflejaban pena —, creo que sabes que no puedes hacer eso. Tampoco es la idea que te marches y cuando vuelvas encuentres a Alex y Catalina separados, a mí capturado por extraterrestres y a Kevin con otra chica, no hagas de esto otra historia que no tendrá un final feliz.

—No es lo que quiero, Nico —desvié mi mirada de la suya, para centrarme en una foto en la pared la noche de la fiesta de Daniel —. Pero tengo tantas cosas en la cabeza ahora, y no tengo otra opción, me tengo que ir y tengo miedo de no hacer lo correcto —volví a él, el cual había bajado la mirada sin quitar la atención —. Te prometo que Kevin sabrá, pero luego del baile.

—Está bien, te entiendo, no debe ser fácil lidiar con todo esto encima —dijo reacomodándose para echarse una siesta en mi cama —, así que el baile será una noche perfecta donde lo pasaremos genial sin ningún problema.

Me tumbé a su lado, y algo me hizo dudar de ello, como que una voz me dijo que Nicolás estaba equivocado, pero la ignoré dejando que mis ojos se cerrarán.

—Mientras tu asistas con una chica guapa, estaré pagada —dije entrando en los brazos de Morfeo.

—Mierda —sentí como Nicolás se levantaba de la cama bruscamente lo que me hizo abrir los ojos y mirarlo asustada, este se había quedado de pie al lado de la cama —, tengo que pedirle disculpas a Belén e invitarla al baile —volteo a verme con los ojos tan abiertos que ya veía que se le salían de las cuencas —, me dedo ir —dicho esto, se despidió con un beso en la mejilla y partió corriendo.

Este chico tendrá suerte si Belén le dice que sí, porque para que este sin pareja una semana antes del baile, lo veo algo complicado.

Me reacomodé en mi cama, volviendo a pensar en Kevin, en mi viaje España, y era increíble como mi mente volaba con solo pensar en ello, para cuando reaccioné, ya había pasado media hora me levante y me dispuse a estudiar, si quería tener un futuro en España debía tener buenas calificaciones.

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