Abrí los ojos y lo primero que hice fue sonreir, sonreir por la maravillosa noche que había pasado.
Incoherentemente me pasé las manos por mis brazos, recordando sus caricias en todo mi cuerpo.
Se me escapó una risita.
Fue entonces cuando me giré y ví que Carlos no estaba a mi lado. ¿Lado positivo? No me había visto reir sola.
Me incorporé y me dí cuenta que encima de la mesita de al lado de la cama había una nota;
Laura, soy Carlos. Bueno ¿Quién si no? xx Solo decirte que me he despertado más temprano y hemos ido antes a hacer una salida. Espero llegar antes de que te despiertes y si no es así intenta no caerte mucho, solo lo normal vale?Jajaj Que no tonta, es de broma :) Bueno...No creo que haga falta decirte nada de anoche, pero por si acaso, fue la noche más mágica de mi vida.Te quiero pequeña
Ainsss, ni siquiera le dí importancia al hecho de que hubiera salido. Seguro que no le quedaba mucho por llegar.
Pequeña...Era la primera vez que me llamaba así y para mi asombro me gustaba que lo hiciera. Tal vez debería pensar yo en una manera de referirme a él con cariño ¿No?
Empecé a pensar y no se me ocurría ninguna.
¿Mi Carlos?
No. Una cosa era pensar en él como mi Carlos y otra era llamarle así en voz alta: - ¡Mi Carlos ven!¡Mi Carlos te amo!
Si. Completamente ridículo. Mmm...¿Mi vieji?
Obviamente no le iba a llamar así pero me hizo gracia la ocurrencia. Tampoco es que él me llevara muchos años pues me sacaba cinco (yo cumplo diecinueve en noviembre y el había cumplido 24 en marzo) pero aún así ya habíamos bromeado respecto a la edad y ya le había llamado en alguna ocasión viejo, de ahí la ocurrencia. Sería como nuestra broma privada (aunque bastante evidente)
Me quede con la mente en blanco de repente. ¿Enserio solo se me ocurrían semejantes "apodos" como opción de llamar a Carlos? ¿Donde estaba mi imaginación? Bueno, aún seguía medio dormida y atontada y más despues de lo que había ocurrido la noche anterior.
Realmente era una tontería tener que buscar un apodo, esas cosas venían sin más y no hacía falta tener que pensar en ellas.
Pegué un sobresalto al escuchar unos golpes en la puerta.
-Pasa.-dije en voz alta para que me oyeran.
-¡Lauraa, que se te pegan las sabanas! Son las 10 y todos estan desayunando ¿Vienes?- me preguntó Elena mientras entraba a la habitación y se sentaba a mi lado.
-Claro, espera y me visto rapido.
En apenas unos minutos estabamos ya en el comedor.
Pude observar que quienes faltaban era Sergio, Marcos y Carlos. Pensaba que se habría ido David tambien pero no había sido así.
Despues de haber cogido varias magdalenas y un batido me senté en la mesa junto a Elena y en poco tiempo David se nos unió.
-¿Como te has despertado enana?.-me preguntó como si nada.
Osea, que el día anterior ni me dirigía palabra y ahora ¿Tan simpático como siempre? No entendía mucho por lo que sin contestarle me quedé mirandolo, con la ceja levantada. El obviamente se dió cuenta que no iba a dejar pasar por alto su repentino cambio de humor así como así por lo que habló de nuevo.
-Siento haber sido tan estúpido ayer pero no estaba de humor. Espero que no te lo tomes a mal...-y realmente lo sentía pues me miraba con evidente deseo de que no estubiera enfadada con él. Al menos lo había reconocido asi que no le veía sentido darle más importancia y mucho menos estar enfadada con alguien como David.
-La verdad me pareció bastante raro pero tranquilo, estás perdonado.
-Ey guapa, tampoco te había pedido perdón ehh.-me dijo mientras se reía y me daba un pequeño codazo a lo que yo le respondí con otro algo más fuerte.
-Parad ya niños.-nos interrumpió Elena mientras sonreía.
-Bueno David ¿Y por qué no has ido con Carlos?.-le pregunté yo intrigada.
-Pues porque a Sergio no le viene mal salir tambien, además yo iré esta tarde con ellos de nuevo.
-¿Que pasa? ¿Ya no me incluis en la salida?
-¿Después de lo que pasó? ¡Ni de coña!
En mi memoria solo recordaba mi caida en esa habitación. Ellos decían que habían estado veinte minutos buscando por toda la casa y por fuera, hecho que no entendía pues yo había estado todo el tiempo en la misma habitación. Algo raro pasaba pero no tenía idea de que era.
Elena ya estaba al tanto de todo también.
-Pero si solo me caí....-dije como si fuera una niña pequeña a la que estuvieran castigando.- ¿Y Carlos está de acuerdo?.-pregunté con una ultima esperanza de que él no hubiera opinado y se pusiera de nuevo de mi lado, cosa que dudé enseguida pues si supuestamente habían estado veinte minutos buscandome sin encontrarme el lado sobreprotector de Carlos estaría de nuevo en modo ON y obviamente estaría más tranquilo dejandome a salvo en la guarida. En cierto modo lo entendía pues yo en su lugar querría lo mismo, pero como era yo la que se quedaría excluida no podía evitar que me diera rabia no poder volver a acompañarlo más.
-Claro, él fue el primero que lo dijo y todos estuvimos de acuerdo.-volvió a contestar David con una de sus sonrisas más picaras. Esta vez él se había salido con la suya.
-¡Todos menos yo!
-Bueno, es democracia.
-Chsss.-dije rechistando, pues no sabía que decir y esta vez no me iba a salir con la mia. Le dí un buen pellizco a David en el brazo, algo muy infantil pero me salió sin más.
-Aiiiii, serás...-me dijo mientras me lo devolvía.
-¡Auuuu! ¡Yo te lo dí más flojoo!.-dije mientras me tocaba el lado donde me había devuelto el pellizco.
-Vamossss no es para tanto.-me contestó mientras se reía.
-Ya me las pagarás.-le dije mientras le miraba seria y entrecerrando los ojos para que se tomara más enserio mi "amenaza".
Elena nos miraba riendonos, le parecía bastante cómico nuestro comportamiento.
-¿Y tu de qué te ries?-le pregunté seria a Elena.
-¿Yo? ¡De nada,de nada!.-me dijo mientras aguantaba la risa.
-¿Segura?.-le pregunté mientras me levantaba y me lanzaba directa a darle pellizquitos por la barriga. Ella empezó a reirse moviendose todo el rato de las cosquillas que estos le producían y me intentaba parar poniendo las manos.
-¡Paraaa Lauraaa!
Y así estuvimos un rato. Si, jugando como mañacos pero me daba una paz tremenda. Como si por unos breves momentos todo fuera normal y simplemente estuvieramos pasando un rato con los amigos, haciendo los tontos y haciendo bromas entre nosotros. No venía nada mal tener ratos así.
Despues de un tiempo David sacó un tema importante.
-Sabes, han emitido algo desde Francia a las nueve de la mañana.
-¿Enserio? ¿Y qué han dicho?- le pregunté enseguida.
-Pues no tengo ni puta idea.-contestó tan normal.
Le miré con los ojos abiertos de par en par.
-¡Como quieres que sepa que decían, es la emisora francesa, por lo tanto hablan en frances!
-¡Pero si fueron españoles los que se fueron desde Madrid!- le contesté yo.
-Pues alomejor no quieren hablar y lo hacen los franceses por ellos o simplemente se fueron a otro lado por algun imprevisto quien sabe...
-David, me gustaría saber algo...¿Qué edad tienes?
-Veintisiete.- y me miró bastante curioso. Estaría pensando en el motivo de mi pregunta.
-Bueno, eso físicamente pero mentalmente...¿Cuántos?.-le pregunté esta vez sin poder contener una pequeña carcajada.
-Já,já graciosa. Y me lo fue a preguntar la enana...-dijo a modo de defensa.
-Bueno seré más pequeña por edad física pero mentalmente no soy enana, al reves. Yo diría que incluso te supero en edad mental.- le dije mientras le sacaba la lengua. Él se encontraba enfrente de mi, al lado de Elena.
-Elena ¿Estás oyendo? Me dice que mentalmente me gana y luego me saca la lengua como una niña de 3 años!- le decía David a ésta.
-Si, la verdad yo diría que mentalmente teneis los dos tres años.
Y le miramos David y yo a la misma vez seriamente.
-Bueno, bueno, quien dice tres dice cinco.-dijo mientras nos sonreía burlonamente.
-Mejor lo dejamos...-dije yo esta vez porque al final acabariamos los tres discutiendo por nuestra edad mental.
-Si mejor.-contestó tambien David.
Pero incluso aunque nos hicieramos los "enfadados, pocos segundos pasaron hasta que nos sonreimos de nuevo entre todos. Menudas conversaciones y tonterias teníamos últimamente.
Despues de un buen rato no pude evitar preocuparme un poco.
-Oye David ¿Que hora és?.-pregunté bastante intrigada por la hora que ya sería.
-Las once y media.-me contestó sin dar importancia.
-¿A qué hora han salido?.-pregunté de nuevo.
-A las ocho.-volvía a contestar.
-¿No deberían estar ya aquí?.-pregunté controlando mis emociones y pareciendo tranquila.
-Puede ser...estaran aquí dentro de poco. Han ido con el coche a unos treinta minutos. Se habrán entretenido con algo.
¿Se habrán entretenido con algo? ¿Se supone que me debería calmar con esa frase? No, todo lo contrario...
Me levanté y les dije a David y Elena que iría a hablar con Antonio.
Despues de recorrer el pasillo largo que daba a la salida de la guarida ví a Antonio sentado encima del mueble que había justo debajo de la puerta, por donde subíamos para salir y donde Antonio solía quedarse sentado para escuchar todo mejor.
-¿Has escuchado algo?.-le pregunté con alguna esperanza de que ya estuvieran por llegar.
-No.-me contestó timidamente.
Antonio no solía hablar mucho pero la verdad era de gran ayuda que quisiera estar allí vigilando, lo que no entendía, era porque solo lo hacía él ultimamente.
-¿No te cansas de estar vigilando la mayor parte del día?
-No, me gusta. No tengo nada mejor que hacer.
Me dió pena oir esa respuesta. Pero era cierto ¿Que podía hacer un chico de 14 años aquí? Bueno aparte de hablar con la gente...nada. Y el realmente parecía disfrutar ahí abajo, eso sí, se llevaba la mayor parte del tiempo algunas libretas y comics. Algo totalmente comprensible pues si no ya me dirás tu que rollazo estar sin hacer nada todo el tiempo, simplemente agudizando el oido. Había veces que lo veiamos levantarse y acercar la cabeza a la puertecilla para oir mejor, como estaba haciendo justo en ese momento.
-¿Oyes algo?
-No, ahora no. ¿Sabes? Hay veces que se escuchan a los zombies jadear, muy cerca.Te pone los pelos de punta pero el saber que no te pueden hacer nada hace bastante interesante el poder oirlos.
Pensé que era la primera vez que daba su opinión sobre algo. O incluso que daba como respuesta de más de dos frases.
-Bueno tampoco creo que haya mucho que oir ¿No?.-le dije sonriendole.
-No la verdad que no. Sus sonidos son muy básicos y predecibles.-dijo mientras sonreía y volvía a poner atención mientras se sentaba.
Decidí ponerme en un lado del pasillo, apoyada en el suelo. Allí esperaría a Carlos.
Pasaban los minutos y aunque tuviera cerca a Antonio me di cuenta que a ninguno de los dos nos molestaba el silencio, por lo que no era ninguna situación incomoda estar allí callados los dos.
En mi cabeza pasaban miles de pensamientos. Pensaba en la imagen de Carlos entrando por esa puerta. No tenía que desesperarme pues era cuestion de minutos que pasara.
Más minutos pasaban y nada ocurría. Como la puerta que conectaba el comedor al pasillo era bastante gruesa y estaba cerrada se podía escuchar con mayor claridad los otros sonidos y ruidos del exterior. Cada vez que oía algo por leve que fuera miraba a Antonio y éste me negaba con la cabeza. La mayoría de las veces era el simple ruido que hacía el viento con los grandes matojos que se encontraban arriba. Parecía que hoy el viento era bastante intenso.
Pasó un buen rato así y yo me estaba desesperando. Intentaba no llorar pero era inevitable. Notaba que como no apareciera Carlos por esa maldita puerta me iba a volver loca. Antonio se dió cuenta de mi estado de ánimo.
-Tranquila, sé positiva.
-Eso intento...-dije en un pequeño suspiro. Él se dió cuenta que no iba a ser capaz de hablar sin derrumbarme por lo que no habló más. Escondí la cabeza entre mis piernas, rodeandome éstas con los brazos.
Intenté calmarme, pensando que tal vez habían cogido un desvio pues podría ser que las autopistas estuvieran repletas de zombies y solo eso. O tal vez hubieran ido a otra casa mas lejana. O mil cosas..
Me limpié las lagrimas con algo de rabia, esta vez enfadandome un poco. Cuando llegara Carlos le echaría una buena bronca. Por no dejarme ir con él. Por tardar tanto. Por no despedirse...por... miles de motivos que se me fueran ocurriendo. Tan solo quería poder verlo para reclamarle cualquier cosa. Seguí pensando en lo que le diría y se me paso el tiempo más rápido, evitando pesar en porque no entraban ya por esa maldita puerta y cosas así.
David abrió de pronto la puerta que daba al pasillo y se acercó hasta estar a poca distancia de mí.
-¿Aún estás ahí?
-Si, estaré aquí cuando ellos lleguen.-dije recobrando la esperanza de que así sería.
No pude evitar hacerle una pregunta.
-¿Qué hora es David?
-Las doce y media...-dijo con miedo de lo que su respuesta podría desatar en mi. Pero yo me mantuve igual de serena.
-Vale gracias.
-Bah Laura ven, saco una baraja de cartas que tenemos y así se pasa el tiempo más rápido.
-No, no me apetece. Antonio ¿Por qué no vas tu a jugar? Llevas ahí toda la mañana,despejate y yo ocupo tu lugar.-dije sin mostrar emoción alguna.
-mm,vale...-dijo timidamente imaginandose que querría estar sola.
David tambien supuso que tal vez querría estar sola por lo que se acercó dudoso hasta que al final me dió un abrazo bastante reconfortante.
-No te emparanoyes anda, que es peor.
Mientras deshacía el abrazo le miré de reojo y le observé hasta que salió con el chaval.
Me dirigí al mueble donde anteriormente había estado sentado Antonio.
Me senté allí y pasé un buen rato intentando no sentir nada, dejando la mente en blanco. Hasta que al final se apoderó de mi una fuerte rabia y di varios golpes con el puño cerrado a la mesa.
Pasaba el tiempo y yo solo podía amargarme con el transcurso de él.
Volví a meter la cabeza entre las piernas, llorando desconsoladamente. Lágrimas que no parecían querer parar de salir.