Soy hermano de una zorra | Tr...

By gatastroso

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¿Que pasaría si tu hermana fuera la zorra de tu nueva escuela?, ¿Si todos tus nuevos amigos y compañeros de c... More

Soy hermano de una zorra
1. Soy nuevo
2. Chocolate
3. Un juguete no muy agradable
4. Fofo, el gato gordo
5. Después de anoche
6. Detención
7. Party Hard
8. Ellos fueron
9. Nos vengaremos
10. La venganza no para
11. Leche solitaria
12. Hazel Tris Roth Spiegelman
13. De compras
14. La firma del amor
15. Colomba Ramírez. parte 1.
16. Colomba Ramírez. parte 2.
17. Noche de películas, con mucha baba.
18. Dicen que las zorras no duermen.
19. Promesas.
21. La verdad
22. Si hay fiesta, hay Troubles.
23. Zorras en casa
24. Vieja y toxica amistad
25. Él no es mi novio
26. Hazlo por mí
27. Oveja Negra
28. La noche se acerca
29. Noche de primavera. Parte 1
30. Noche de primavera. Parte 2
31. Noche de primavera. Parte 3
32. Todo estará bien
33. Tú y yo
34. ¿Cómo te sientes?
35. Hasta luego, Troubles
36. No quedan lágrimas para llorar
Epílogo: "Nunca dejes de soñar"
Créditos
37. Especial: Quiero verte feliz
Nota de Autor
Sorpresa para el 2019

20. Dulces sueños

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By gatastroso

Cuando aparezca (*) reproducir la canción Godpeed de Dixie Chicks que se encuentra en multimedia.

***

—Hola —dijo extendiendo la "a" —Tu eres... ¿Kevin, no?

Para ser la segunda vez que la señora Urrejola me veía se le había grado perfectamente mi rostro en su memoria.

—Sí, soy yo —dije con una gran sonrisa—. Vine a ver a Javiera, ¿podría pasar a verla?

—Sí claro no hay problema, caramelo —dijo abriéndome paso a la gigantesca entrada— sube, y en la última puerta a la izquierda esta su habitación, debe estar leyendo acaba de terminar su clase de guitarra.

—Okay, muchas gracias —dicho esto empecé a subir las escaleras.

Subir las escaleras, fue una tortura, sé que todos los días subo por las que hay en mi casa, pero estas eran distintas, eran las de Javiera, y... un momento... ah... necesito respirar. Una vez arriba, el pasillo estaba decorado con una que otra mesa pequeña donde se encontraban flores y uno que otro cuadro pequeño, en las paredes blancas había colgadas fotos de la familia completa, un espejo al lado contrario. Todo parecía tan delicado, tanto como Javiera.

Al llegar a la puerta señalada, el corazón me empezó a latir más fuerte de lo común, del otro lado, se encontraba la chica más linda de esta galaxia, y que probablemente esté más enfada conmigo. Toque, arrepintiéndome un poco al hacerlo, pero ya me encontraba ahí, era como entrar voluntariamente a la boca del lobo y arrepentirse justo antes de pasar al intestino delgado.

—Adelante —dijo la dulce voz de Javiera al otro lado de la puerta, debo admitir que la voz de ella con su madre eran casi idénticas, a diferencia que la de la señora Urrejola era un poco más grave, tal vez por la edad o debido a que fumaba.

Tome el pomo de la puerta y lo gire, para ver a Javiera con sus cabellos rubios atados en una cola de caballo, con unos lentes de lectura negros, una camiseta rosada que le quedaba algo ancha y lo que parecía un pantalón de dormir de algodón color gris, la chica estaba sentada con las piernas cruzadas sobre la cama, leyendo lo más probable algún cuento de Edgar Allan Poe, antes de lo ocurrido en Frittz me había contado que cuando no salía los viernes en las noches, o con nosotros o con sus padres, solía leer los cuentos de dicho escritor como un escape a la realidad y una llegada al mundo misterioso.

—Hola —dije sin soltar el pomo una vez que la puerta estaba abierta.

—¡Kevin! —su rostro más que molesto parecía sorprendido de que fuese yo el que estuviese en su casa a las diez de la noche, se levantó cerrando su libro— ¿Qué estás haciendo acá?

—Pues... quería hablar contigo —cerré la puerta detrás de mí y avance un poco hacia la cama—, lo siento si no entre por la ventana como todo un romántico semental, pero creo que si tu padre me encontraba acá, mi familia tendría que pagarme la hospitalización —tragué sonoramente de solo pensar en su padre ahorcándome por estar con su hija.

—Tranquilo, papá está en una reunión con unos chinos, no va llegar hasta entrada la noche —Javiera volvió a sentarse en la cama.

—Sí, lo supuse —dije sentándome en el otro lado de la cama—, tu madre me ha abierto la puerta. Y se ha acordado de mi nombre —sonreí.

Se me paso un pensamiento fugaz por mi mente. Me imagine a Javiera tomada de mi mano, riendo, y sus padres se veían felices, de que estuviéramos juntos, y nos veíamos felices.

—¿Y se puede saber a qué has venido? —su voz apagada, fuera de lo normal, me saco de esos pensamientos felices y me hundió en una tristeza.

—Te quiero pedir disculpas por no tomarte en cuenta estas semanas —baje la vista y me hundí en el diseño de flores del cubrecama de Javiera.

—¿Y crees que viniendo a mi casa, como un caballero, yo te perdonaré? —cargo la voz para recalcar su molestia.

—Mira, sé que he sido un idiota, no lo niego —me acomode en la cama para poder verla a la cara—. Pero por favor, igual intenta comprenderme, todo esto me ha pillado muy mal. Ya he hablado con Nicolás sobre lo ocurrido, y me ha contado todo lo en verdad paso.

—Hasta que al fin hablaron —alcance a notar que coloco los ojos en blanco—, y si no lo hacían ahora no me ibas a hablar durante todo este tiempo, ¿y si nunca se hablaban de nuevo?

—Por ello vengo, me tape los ojos ante el asunto, me dedique a ver solo lo que Nicolás había hecho, y no me detuve a pensar en ustedes... en ti.

Intente de que me mirara, pero estaba por la vista detenida en algo al otro lado de la habitación, no mostraba expresión alguna. Solo estaba neutra, como sin pensar en nada más.

—Lo lamento, y te prometo, que no volverá a pasar. En serio, no dejaré que por una pelea con algunos de los otros chicos, sea afectada nuestra relación... Javiera, sé que estas molesta y herida por lo que paso, pero dame la oportunidad de compensar todo —dije acostándome de espaldas para quedar con mi cabeza al lado de ella.

Javiera me miro seriamente, casi creí que no querría escucharme más y me sacaría por la ventana.

—Está bien —negó con la cabeza—, tampoco puedo decirte que no estando así, te ves tierno.

Sonreí victorioso, pero ella al ver esto me fulmino con la mirada.

—Pero... escúchame bien, Kevin Danilo —su postura seria hizo que me incorporara y me sentará en la cama para que ella notase que mi atención estaba completamente sumida en lo que diría—, vuelves a discutir con alguno de nosotros, por una razón inconclusa, y por ello me dejes de hablar a mi, o a Catalina, o a Alex, o a Nicolás, o a todos, te juro que no te lo perdonaré.

—Claro, no volverá a pasar, me deje llevar por el impulso sin saber la historia completa, preferiría un golpe a todas estas semanas que he estado solo —dicho esto, Javiera me dio una especie de golpe en el hombro—¿Qué ha sido eso? —dije mirándola extrañado.

—Quería un golpe, yo te vi uno.

—¿Y tenía que dolerme? Ni lo he sentido —me toque la parte afectada, pero solo sentí un pequeño empujón con el puño de Javiera.

Me gustaba que no pudiese ser más agresiva que un conejo, aunque siempre lo intentará, no lograba intimidar a nadie, y a Alex muchas veces le causaba gracia, debido a que Javiera muchas veces demostraba que le aterraba cualquier acción, actitud o palabra proveniente él al ser tan temible... o eso creo, en verdad, Javiera parecía tan frágil, que hasta Mía parecía más peligrosa con ella.

Luego, de toda la disculpas, Javiera decidió bajar a por algo de comer y beber, mientras que yo, me quedaba en su cuarto. Debo decir que si ese lugar no lo había decorado alguien profesional, Javiera tenía buen gusto. Su habitación estaba combinada con colores blancos, crema y rosados pasteles, los colores que justamente describirían la actitud tranquila y pacífica de Javiera. A la izquierda de la cama se encontraba un ventanal que daba a un balcón, por el cual se lograba ver e cielo seminublado y el castaño que estaba a un lado de la casa. Frente a la cama, un escritorio y a menos de un metro de él, otra puerta que supuse que sería la puerta que daba al baño, además unas que otras fotografías con Catalina que parecían de hace unos años atrás, algunas sobre una repisa donde nos veía a todos antes de la fiesta de Daniel, además de unas pinturas colgando sobre la cama y una guitarra de color claro a un lado de la cama

—Disculpa la demora, mi madre me ha dicho que no podía subir sin una bandeja para las cosas —caminaba algo agotada y lentamente hacia la cama. En la bandeja, dos tazas grandes de color azul, las que desprendían un olor exquisito a café, y dos trozos de un queque que probablemente la nana haya hecho.

—Se ve delicioso —dije refiriéndome al queque, el cual estaba súper esponjoso.

—Lo he hecho esta tarde con Matilda —dijo cogiendo un poco y llevándoselo a la boca, la imite y le di el visto bueno con el pulgar mientras lo saboreaba—, como muchas veces Matilda se queda sin nada que hacer, y yo tenía que hacer tiempo antes de las lecciones de guitarra.

—¿Lecciones de guitarra? —pregunté una vez tragado el trozo en mi boca.

—Sí, estas últimas semanas he pensado que sería bueno distraerme en alguna otra cosa, que no sea estudios, libros y ustedes, en especial tú, que no me hablabas —dijo algo incomoda tomando su taza y llevándosela a la boca.

—Pues deja escuchar que has aprendido, tócame una —a lo cual Javiera me miro algo extrañada y dudosa, con una leve expresión de asco—. Una canción por el amor del Ángel.

Rio y negó con la cabeza. Tomo un último sorbo de café y se levantó de la cama.

—Está bien, tocaré una que me he estado aprendiendo —dio la vuelta a la cama y cogió la guitarra—, y pobre de ti si te ríes —me amenazo, mientras giraba con la guitarra para volver a su lugar.

—Me reiría si supiera tocar la guitarra, y te viera haciéndolo mal —me encogí de hombros—, pero creo que solo tengo talento para tocar el pandero.

—Bueno, la canción es una de Dixie Chicks. Espero que te guste, porque hasta el momento serás el primero en escucharme.

(*)

Javiera se concentró, respiro profundo para empezar a pasar sus dedos por la guitarra, tocando una melodía que en verdad sonaba bien, en verdad, nunca había escuchado la canción pero es solo hecho de que ella la estuviese por cantar, me hizo amarla.

Dragon tales and the water is wide, pirates sail and lost boys fly —con sus ojos cerrados cantaba de una forma tan angelical —. Fish bite moonbeams every night, and I love you —sus ojos se abrieron casi se golpe, y sus mejillas se tornaron levemente rojas.

Godspeed little man, sweet dreams little man —sus ojos se posaron en mi, con una leve sonrisa —. Oh, my love will fly to you each night on angel's wings, godspeed... Sweet Dreams —sentí mi cara calentarse, y no era por el café que me estaba haciendo efecto.

The rocket racer's all tuckered out, superman's in pajamas on the couch. Goodnight moon we'll find the mouse, and I love you —volvió a sonreírme, ya no parecía apenarse por cantarme, y aunque a veces se equivocaba de acorde, seguía cantando e ignoraba el pequeño error.

No me importaba que se equivocase de acorde, me sentía la persona más afortunada con ella en frente a mi, cantándome una canción, como poder no sentirse así, si la chica más inteligente y bonita para ti, estaba ahí, y es que me llego a pasar mil historias con ellas, como me gustaría poder escribir mil historias de amor donde ella sea la protagonista, y yo del chico que se enamora perdidamente de ella. Miles de historias a su lado, tomado de su mano, salvarnos mutuamente de cualquier peligro, el estar el uno para el otro, cuando el otro lo necesite. Pero esta es la vida real, ¿no?

Una sensación me recorre el cuerpo, es como una felicidad que no había sentido hasta ahora, y es que miro a Javiera, y nada más en el mundo me importa... es tan linda, única, no podría mirar a nadie más de esta forma. Pienso en estos meses desde que nos conocimos, los choques en el pasillo, cuando vine a buscarla a la fiesta con Catalina, joder, que hasta pelirroja se veía linda, las risas y todas las aventuras que hemos tenido, como me gustaría tener más así.

—... and i love you... Godspeed, little man, Sweet dreams, little man. Oh my love will fly to you each night on angel's wings. Godspeed... Godspeed... Godspeed... Sweet dreams —terminó apoyando su mano en la guitarra y mirándome con una sonrisa—. Puede ser que estas semanas, haya estado pensando muchas noches en ti, con esta canción solo pienso en ti, y por ellos te la dedico.

Baje la vista, mientras negaba con la cabeza, tragué sonoramente y volví a verla.

—Te amo, Javiera —sonreí.

—Te amo también, Kevin —Me devolvió la sonrisa.

***

Alex pasó por mi casa a buscarme a eso de las 1 de la tarde. Venía vestido de la misma forma de ayer, este ni siquiera hacia un esfuerzo por que mi mamá lo viera decente, ella igual lo amaría.

—¿Qué haces acá? ¿No que yo iría a tu casa como en dos horas? —dije parado en la puerta mientras en caminaba hacia mí.

—Pero si me has mandado un mensaje para que viniera a almorzar, ¿o no has sido tú? —el nombre Carolina se pasó rápidamente por mi cabeza. Esa ahora quería lanzarse a un chico futuramente comprometido.

—Ups —dijo una voz detrás de mí—, ha sido mi culpa le he mandado un mensaje a Alex para que venga a comer desde tu celular Kevin —mi mamá sostenía dos platos de carne con arroz primavera con una cara de inocente para que no me enojase con ella por tomar mis cosas. Pero bueno, Alex esta acá, así que porque no.

En la cabecera de mesa, se encontraba mi papá, a su derecha, mi mamá y mi hermana, y a su izquierda, Alex y yo. Alex parecía estar de maravilla comiendo algo preparado por mi mamá.

—He invitado a Alex a que viese a almorzar, pues ya que irás a su casa luego, porque no compartir en familia con tu amigo —dijo mamá antes de colocar un trozo de carne en su boca.

—Muchas gracias, señora Ramírez. Debo decir que el almuerzo le ha quedado muy delicioso, nada comparado con lo que se prepara en mi casa, que de por sí ya son buenos, pero esto lo supero —mi padre asintió, y mi madre agradeció el alago.

—Y dime Alex... ¿A que se dedican tus padres? —pregunto mi papá tomando un trago de agua.

—Bueno, papá es ingeniero en comercio exterior, y es socio con un amigo de él en una empresa que se desenvuelve con otros países, mi mamá es abogada de la empresa, por lo general están de viaje y en casa me cuidan mis nanas, ya estoy grande para niñeras.

Mis padres se mostraron interesados, pero fuera de ello, Carolina estaba más que enfocada en la historia, lo estaba en Alex. Se encontraba perdida en sus pensamientos mientras miraba a mi amigo, sus ojos lo recorrían por completo, desde su pecho, hasta sus rubios cabellos.

Golpee a Alex con mi pie en el suyo, haciendo que botara el arroz que tenía en la boca justo en Carolina, la cual estaba en frente de él. Alex me miro furioso, y le señale con los ojos a Carlina la cual con los ojos cerrados se quitaba asqueada los granos de arroz de la cara.

—Kevin, ¿Qué hiciste? —mamá se levantó a darle una servilleta a Alex y Caro.

—Es que he terminado —me levante de la mesa y empecé a caminar a las escaleras, mientras mi papá colocaba una cara de no querer saber de mi—, y eso, para que Alex se apurara e irnos rápido.

Subí, cargue la mochila con el cuaderno y libro de química, una camiseta extra y una sudadera. me cepille los dientes, y está bajando cuando me encontré a Alex sentado en el sillón algo incómodo, o mejor dicho muy incómodo, con la presencia de mi hermana a su lado. Me miro y sus ojos suplicaban su rescate.

—Ejem —Carolina se apartó de él rápidamente, y apenas lo hizo, Alex pareció respirar—. ¡Papás, con Alex nos vamos! —grité a mis padres que estaban en la cocina probablemente lavando.

Le hice una señal para que Axel saliera delante de mí, a la cual obedeció.

—Y tú —señale a Carolina— cuando vuelva hablaremos seriamente.

Carolina solo me miro sería, me despedí de mis padres con un último "Los amo" y salí.

—Discúlpame por la patada era eso, o ser la nueva víctima de Carolina —le dije una vez que el auto ya estaba en marcha en la calle.

—No hay problema, pero de igual forma, tu hermana se me ha lanzado —Alex no despego la vista del camino en toda la frase—. ¿Deberíamos de hacer algo?

—No, hablaré con ella esta tarde apenas vuelva a casa.

—Espera un segundo —eso no lo hiso detenerse en plena calle como lo habría hecho Alex— ¿Has hablado con ella luego de los de Nicolás? Y lo que se me olvidaba ¿hablaste con Nicolás?

—No, no he hablado con ella, no podía ni mirarla a los ojos —me hundí en el asiento—. Y con Nicolás ya todo se ha arreglado, y me ha contado todo.

—¿Te sientes idiota ahora? —asentí, a lo cual él sonrió victorioso como buena voz de la razón.

—Oye... —lo miré, pero él seguía pendiente de todo como buen conductor—, ¿a ti que te pasa? no has atropellado a nadie, y no despegas la vista del camino.

—En una o dos semanas tengo que dar el examen de manejo —suspiro pesadamente—,y mis padres me han dicho que si no lo apruebo, no me dejarán manejar —bueno, eso no me preocupo, cuando conocí a Alex, estaba castigado y aun así tenía el jeep—, y si no paso los exámenes del semestre me enviarán a un internado en Inglaterra.

—¿Qué porque a Inglaterra?

—No sé, pero... ¿Te acuerdas de Roberto? —asentí, obviamente sería difícil olvidarme el primo travesti de Alex—, bueno, su padre era como yo, lo enviaron a ese internado y bueno, ahora es un hombre de bien.

—Bueno, apenas lleguemos a tu casa te pondré de cabeza con los elementos químicos.

***

—Alex, en serio que ponerte de cabeza no te ayudará de mucho —ya estoy resignado con esto, sentado en el sueño, apoyado en la muralla de con el cuaderno de química en mano intentaba no morir con todos los elementos químicos que habíamos escrito en una pizarra que los padres de Alex le habían comprado cuando tenía 6 años para que fuese organizado y estudiase, pero que místicamente, nunca había ocupado.

—Confía en mí, si solo tengo que revisar nuevamente esto. De cabeza la sangre llegará más rápido a mi cabeza, pero es que aún no puedo entender la diferencia entre las aminas y las amidas —y en verdad que no lo entendía, son las 8 de la noche, llevamos como 2 horas intentando que aprenda estos grupos, pues los otros se los ha aprendido y hay al menos 14 hojas en su cuaderno en ejercicios bien hechos.

Se levantó del asiento y anoto un ejercicio en la pizarra. Mientras el hacía eso, mi celular empezó a sonar, era Javiera.

—Hola, ¿Cómo estás? —pregunte apenas conteste.

—KEVIN —Javiera gritaba al otro lado de la línea—, AYUDAME.

La llamada colgó. Deje caer el móvil al suelo y Alex me miro aterrado, al parecer también escucho el grito.

—Javiera —lo miré con los ojos bien abiertos.

—Andando —dicho esto ambos salimos disparados de la habitación, en verdad solo se me paso por la cabeza que Daniel había entrado a la casa de Javiera y le iba a hacer algo.

Corrimos escaleras abajo, y más de alguna vez resbale pero no caí hasta el piso. Llegamos a la puerta, y Alex la abrió tan rápido que llegué asustarme de que la fuera a arrancar de los goznes.

—Hola, par de idiotas.

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