Neol.
Ferlu me llamó para que lo recogiese del trabajo, básicamente porque le daba pereza subir andando hacia su casa, ya que dejó el coche en el taller.
Había llegado demasiado pronto al Meid Caffé, así que decidí entrar para tomarme algo mientras que terminaba su turno.
—¡Bienvenido!— me recibió una chica pelirroja, sonriente y vestida realmente sexy, ya me extrañaba a mi que muchos chicos viniesen a este lugar y no porque la comida era la mejor— ¿vienes solo?— hizo un pucherito, asentí realmente extrañado— ¡acompáñame!— se giró y se dispuso a andar hasta guiarme hacia una mesa vacía.
Esto en cierta parte me comenzaba a dar miedo.
Me trajo un vaso de agua y me colocó la carta.
—Cuando decida qué quiere tomar vendrá una de mis compañeras para atenderte— me sonrió.
Asentí todavía fuera de si, ¿eran así siempre?
Miré la carta por encima y me decanté por un café junto con un donut, alcé la vista y una de las chicas que trabajaban allí se acercó a mí cuando nuestras miradas se cruzaron.
¿Cómo explicarlo? Nunca me había pasado esto con nadie, era como si un ángel caído del cielo vestida con un uniforme demasiado sexy para mi vista, se estuviera acercando a mí. Su pelo rubio ondulado recogido en una coleta se zarandeaba a medida que avanzaba hacia mí y sus ojos grises me miraban junto con una sonrisa deslumbrante.
No quería que se acabara este momento, no quería que su imagen se esfumara de mi mente...
—¿Está bien?— me zarandeó un poco haciendo que volviese a la realidad, ahora la tenía más cerca, su cara demostraba que estaba preocupada y sus ojos grises estaban inyectados en mi.
¿Qué me estaba pasando?
—Si, si...—me rasqué la nuca— quería pedir un café solo junto con un donut— le dije mientras intentaba guardar la compostura, me estaba volviendo realmente nervioso.
—Café solo y un donut...— apuntaba en su libreta— ¿nada más?— me sonrió.
A mi corazón le dio un vuelco, pensé que me faltaba el aire.
Negué con la cabeza, puesto que las palabras no me salían.
—En un momento estará listo— me dijo aún con aquella sonrisa.
Asentí, ella hizo una pequeña reverencia y se giró para dirigirse a la cocina.
¿Qué me estaba pasando? ¿por qué estaba así? ¿qué era esto que sentía?
Me coloqué la mano donde se encontraba el corazón y noté que me estaba latiendo demasiado rápido. Respiré hondo intentando tranquilizarme, pero cuando la vi salir de nuevo a atender a otros clientes mi corazón volvió a latir con demasiada fuerza.
Me sentía realmente extraño, nunca me había pasado nada de esto frente a una chica... comenzaba a asustarme.
Un rato más tarde, la chica pelirroja que me guió hacia la mesa cuando entré, me trajo lo que había pedido con una sonrisa y lo colocó sobre la mesa.
—¡Qué aproveche!— hizo una pequeña reverencia y se giró para marcharse a otra mesa.
Respiré para calmarme un poco y cogí el donut para darle un bocado, después le di un sorbo al café y entrecerré los ojos.
Iba a darle otro bocado al donut cuando una voz me sobresaltó.
—¿Necesita algo más?— me giré de golpe y la vi, de nuevo— ¡oh!— sonrió divertida al verme— se ha manchado un poco los labios— cogió su delantal y lo colocó sobre mis labios para limpiarme.
En aquel momento pensé que se me cortaba la respiración e iba a morir.
Me miró aún con aquella sonrisa.
—¿Se encuentra bien?— frunció un poco el ceño sin dejar de sonreír.
Me había quedado sin aliento, mis cuerdas vocales decidieron hacerme una mala jugada y dejar de funcionar en aquel momento.
Decidí darle un largo trago al café, pero ella se acercó más colocándome la mano en la frente, seguramente pensando que tenía fiebre o algo, lo cual era la opción que aún no había descartado, pero, aún así, mis nervios me jugaron una mala pasada y me eché el café encima de la camiseta, ella se apartó de golpe.
—Lo siento— se disculpó realmente alarmada.
Me levanté de un golpe de la silla mientras me miraba nervioso la camiseta, por dios, ¿cómo puedo ser tan torpe?
La chica, con el delantal donde había limpiado mis labios, se intentaba acercar a mí para limpiarme la camiseta, pero si de nuevo se acercaba a mí iba a morir, así que salí corriendo como alma que lleva al diablo.
—¡OYE, SE HA IDO SIN PAGAR!— por la voz sabía que no era ella y me giré para ver a una rubia realmente molesta mirándome enfadada con sus ojos saltones.
—¡DALE LA CUENTA AL COCINERO!— contesté y seguí corriendo hasta refugiarme en el primer callejón oscuro que vi.
Me senté entre una puerta y un contenedor vacío mientras hiperventilaba intentando calmarme.
Pasaron los minutos y la puerta se abrió dejando ver de nuevo a la chica.
Tierra trágame.
—Oh, estás aquí...— se le notaba un poco desanimada.
No contesté, ni siquiera la miré, estaba realmente nervioso, su sola presencia hacía ponerme de esta manera, ¿por qué?
—Siento lo de antes de verdad, me preocupo mucho por los clientes y a veces me paso mucho...— se colocó de cuclillas frente a mi— perdóname por favor...
Finalmente decidí mirarle y me armé de valor para poder hablarle.
—No ha sido culpa tuya guapa— sonreí un poco— ha sido mía, me había puesto nervioso y los nervios me habían jugado una mala pasada, tú solo estabas haciendo tu trabajo...— me levanté del suelo y ella se levantó tras de mí.
—Ya me quedo más tranquila...— suspiró aliviada, para luego sonreír.
Nos quedamos los dos en silencio mientras nos mirábamos, en serio, esta chica me hipnotizaba.
—Soy Vilma— me tendió la mano.
Miré su mano algo sorprendido.
—Neol— le tendí de la mano para poder acariciar y notar la suavidad de su piel.
Le sonreí y ella me apartó la mano con suavidad algo avergonzada.
La puerta se abrió haciendo que ella se volviese más roja de lo que estaba y que yo la apreciara más sin importarme quien había salido por la puerta.
—¿Nos vamos?— era Ferlu.
No le contesté, sólo noté que me dio un empujón, si no fuese por aquel empujón me tiraría las horas muertas apreciando cada uno de sus rasgos y perfecciones.
—¿Nos volveremos a ver?— me digné a preguntar, ella me miró sorprendida para después sonreírme con timidez.
Asintió con la cabeza, por lo que me hizo en aquel momento el hombre más felíz.
—¡Vamos ya Neol!— me llamó la atención Ferlu.
Ella me hizo un gesto de despedida con la mano y yo se lo devolví sonriente.
—¡Hasta luego Vilma!— le gritó Ferlu cuando comenzamos a caminar hacia el coche.
—¡Hasta luego!— le contestó ella con su dulce y tímida voz.
Bueno, ¿qué os ha parecido?
Neol realmente enamorado y a primera vista... ¿quién lo diría?
Es todo tan bonito...
Por sierto, aquí os dejo un gif de cómo son las camareras del Meid Caffé.
Nami.
Marla.
Vilma.
ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO PICHONES!
NOS VEMOSSS!!!