Destruction ◇ Erik Lehnsherr

By alanastxrk

478K 44.2K 11.4K

❝Él era destrucción Ella era catástrofe Juntos eran el apocalipsis❞ Cover by: -professionalvillain ❤ ... More

I. DESTRUCTION
u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s e i s
s i e t e
o c h o
n u e v e
d i e z
o n c e
d o c e
t r e c e
c a t o r c e
Retazos del pasado
q u i n c e
e p í l o g o
II. CATASTROPHE
u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s e i s
s i e t e
o c h o
n u e v e
d i e z
o n c e
d o c e
t r e c e
c a t o r c e
q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
e p í l o g o
III. APOCALYPSE
u n o
d o s
t r e s
c u a t r o
c i n c o
s e i s
s i e t e
o c h o
n u e v e
d i e z
o n c e
d o c e
t r e c e
c a t o r c e
q u i n c e
d i e c i s é i s
d i e c i s i e t e
d i e c i o c h o
e p í l o g o
―Escena extra 2
Wattpad Cómic Con
―Escena extra 3
-Escena extra 4

―Escena extra 1

4.6K 264 79
By alanastxrk

Nueva York, 1963, un año después de los sucesos ocurridos con Sebastian Shaw.

Los poderes de Iris aparecieron durante una noche oscura, fría y lluviosa. Iris iba andando hacia su apartamento, pero hacía ya semanas que oía voces en su cabeza. Al principio, cuando empezó a escucharlas se asustó pero se justificó diciéndose a sí misma que todo aquello era producto del cansancio. Sin embargo, al ver que no cesaban comenzó a pensar que se estaba volviendo loca. Era la única respuesta con sentido que se le ocurría.

Las voces se intensificaban cuanta más gente había a su alrededor, lo cual le producía un tremendo dolor de cabeza que más de una vez estuvo cerca del desmayo. Aquello era insoportable para ella, pues sentía una tremenda presión en su cabeza que no cesaba. En ocasiones era más intensa, otras mucho más leves. Sin embargo, el hecho de escuchar las voces de los demás en su cabeza hacía que acabase agotada, pues no era capaz de controlar lo que le estaba pasando.

El resto de sus poderes llegaron aquella noche. Había mucha gente a su alrededor, todos apresurados para poder volver a casa sin mojarse demasiado. Las personas empujaban a Iris al pasar y se disculpaban, aunque ella tenía la mirada fija en el suelo intentando controlar la gran presión que se estaba instalando en su cabeza.

Por ello, cuando ésta se hizo tan fuerte que Iris sintió que desfallecería, gritó con todas sus fuerzas sin poder aguantar más y cayó al suelo de rodillas. Al hacerlo sintió una oleada de alivio que recorrió todo su cuerpo y la hizo suspirar, sintiendo cómo las voces se apagaban poco a poco y la paz reinaba su mente.

Sin embargo, cuando abrió los ojos de nuevo y miró a su alrededor, se quedó completamente inmóvil. Las personas que antes habían a su alrededor ahora se encontraban tiradas en el suelo, lejos de ella, como si algo las hubiese empujado a todas a la vez.

Temblorosa, pues sabía que ella había tenido algo que ver en todo aquello, se levantó y miró varias veces más a su alrededor para luego comenzar a correr, sin ningún rumbo fijo. Lo único que quería era alejarse de aquellas personas e intentar olvidarse de lo que acababa de pasar.

Pero sabía que aquello no sería posible. Sabía que aquel suceso le atormentaría para siempre sin dejar de preguntarse qué era lo que había pasado.

Por lo que durante bastantes días tuvo miedo de salir de su apartamento, temiendo que aquello volviese a suceder. Cuando se atrevía a salir lo hacía con cautela, intentando alejarse de todas las personas lo máximo posible y siempre intentando mantener un pensamiento en mente que hiciese que las demás voces se apagasen.

Pero nada de eso ocurría. En su lugar, la que se estaba apagando era ella misma. Se sentía perdida, desorientada, como si no perteneciese a aquel lugar. Casi había llegado a pensar que aquello que le estaba pasando era su castigo por haber abandonado a Charles y a Hank cuando la necesitaron. Por haber pensado en ella misma y no haber reparado en que ellos necesitaban estar juntos y no separados.

Así que Iris vivía sus días sintiéndose miserable... hasta que un hombre llegó.

Era alguien extraño a quien ella no había visto nunca. Sus ropas eran más parecidas a atuendos de un teatro, que a las que los hombres de aquella época llevaban.

Además, de su cuello colgaba una gran joya en forma de ojo que a Iris se le antojó deslumbrante.

La abordó una noche, cuando llegó a su apartamento. Al subir las escaleras para poder llegar a la puerta, encontró a aquel hombre apoyado en ella, esperándola.

Iris, sorprendentemente, no se asustó. Estaba confusa por la situación y por la apariencia de aquel hombre. Sin embargo, no le infundaba miedo sino, extrañamente, tranquilidad.

―¿Quién eres? ―fue lo que le preguntó ella, aún con la llave de su apartamento en sus manos. Él cogió aire y se cruzó de brazos.

―A lo largo de mi vida he recibido muchos nombres.... tantos que a veces llego incluso a olvidarlos. Pero nunca he olvidado quién he sido siempre ―se tomó unos segundo―. Soy Stephen ―él se separó de la puerta, aunque no avanzó ni retrocedió―. ¿Sabes tú quién eres, Iris?

―¿Cómo sabes quién soy? ―quiso saber ella sorprendida, ignorando su pregunta.

―Lo sé todo ―contestó Stephen―. Sé muchas cosas. Sobre ti, sobre tu vecino, sobre éste mundo y sobre los demás universos ―Iris pestañeó sorprendida por lo que estaba diciendo aquel hombre―. Sé qué te pasó y lo que te está pasando ahora. Y por ello te pregunto, ¿has olvidado quién eres?

―Yo... ―casi no podía pensar de lo confundida que se sentía―, oye, no sé qué es lo que quieres sacar de todo esto ni por qué estas hablando conmigo, pero esta situación es rara y extraña. Tú eres extraño ―agregó y él sonrió.

―Sé lo raro que puede parecer todo esto. Te comprendo. Yo estuve una vez, hace mucho tiempo, como tú. Completamente perdido, sintiéndome solo, intentando encontrar a alguien que me ayudase ―Iris estaba tan sorprendida que ni siquiera fue capaz de hablar, por lo que se mantuvo en silencio y siguió escuchando―. La gente me decía que me rindiese, que lo diese todo por perdido. Pero yo nunca lo hice. Seguí luchando hasta que encontré a quienes me ayudaron de verdad. Encontré en ellos lo que siempre había estado buscando. Y ahora queremos ayudarte a ti del mismo modo ―Iris negó con la cabeza.

―Yo no necesito ayuda. No hay nada en lo que puedas ayudarme ―intentó ir hacia su puerta, pero Stephen seguía allí parado, impidiéndoselo.

―¿Quién eres, Iris? ―volvió a repetir, pero ella no contestó―. Las voces en tu cabeza no pararán ―ella jadeó sorprendida porque supiese aquello―. Nunca lo harán. Y aunque creas que la solución es eliminarlas, estás equivocada. Tienes que controlarlas. Tienes que aprender a controlar todo el poder que hay en tu interior.

―¿Cómo sabes todo eso? ―preguntó ella con la voz temblorosa.

―Te lo he dicho antes. Sé muchas cosas ―Iris sacudió la cabeza mientras pestañeaba varias veces.

―Pero, ¿por qué apareces aquí de repente? ¿Por qué quieres ayudarme?

―Tú ayudaste al mundo impidiendo una guerra entre mutantes y humanos ―le contestó y ésta vez Iris no se molestó en sorprenderse―. Nosotros hemos estado protegiéndolo de seres místicos durante mucho tiempo, pero vosotros sois capaces de destruir el mundo que tanto nos esforzamos por proteger en unos solos segundos. Aquel día, ayudaste a que éste planeta siguiese en pie. Ayudarte con tus poderes es lo menos que podemos hacer.

―¿Seres... místicos? ―preguntó ella incrédula.

Iris realmente creía que, tras haber visto a los mutantes y de lo que eran capaz ya nada más conseguiría sorprenderla. Sin embargo, aquel hombre parecía estar dispuesto a cambiar todo en lo que siempre ella había creído.

―No solo existen los humanos y los mutantes, Iris. Hay otros seres contra los que luchamos para mantener el mundo a salvo. Si no fuese así, nosotros no existiríamos.

―¿Vosotros? ¿Hay más como tú? ―Stephen asintió―. ¿Y todos sois... mutantes? ―él negó con la cabeza.

―Digamos que soy algo parecido a un mago ―Iris abrió los ojos descolocada―. ¿Pero quién eres tú, Iris? ―ella suspiró ante la insistencia de Stephen porque le dijese quién era.

No entendía qué era lo que aquel hombre quería conseguir con ello. No conseguía verle la finalidad ni la importancia de aquella respuesta, así que resopló.

―Soy Iris ―dijo finalmente con la esperanza de que así acabase con aquella extraña conversación, a lo que él se quedó callado esperando―. Iris Jameson ―completó ella, dubitativa. Al ver que aquello no parecía complacerle, probó otra cosa―. Iris Schmidt ―intentó finalmente, usando el apellido real de Sebastian y, por lo tanto, el de ella.

―No quiero saber cómo te llamas, sino quién eres. ¿Eres humana? ―ella entrecerró los ojos.

―Sí ―contestó finalmente y Stephen hizo una mueca con la boca.

―¿Quién eres, Iris?

―Una humana ―contestó exasperada.

―¿Estás segura de ello? ―inquirió él―. ¿Sientes eso de verdad en tu interior? ¿Las voces en tu cabeza te repiten una y otra vez que eres humana? ―ella bajó la cabeza, sin poder mantenerle la mirada―. ¿Te has sentido alguna vez humana, Iris? ¿Ha habido un momento durante tu vida en la que te hayas sentido humana de verdad? ―Iris no fue capaz de contestar, por lo que se mantuvo con la mirada baja―. ¿Quién eres, Iris?

Ella se tomó un tiempo para responder. Tragó saliva, cogió aire y elevó finalmente la mirada hacia él, con ojos vidriosos.

―Soy un mutante ―dijo en un susurro y se dio cuenta de que era la primera vez que lo decía.

Después de tanto tiempo escuchando las voces en su cabeza y negándose a ver la realidad, había conseguido aceptar lo que era en realidad.

―Sí, lo eres ―le apoyó él y dio un paso hacia delante―. Y tienes un gran poder en tu interior, pero estás demasiado asustada de ti misma como para poder usarlo. Necesitas ayuda... la que nosotros podemos darte.

Pero ella todavía no estaba convencida de todo aquello, por lo que recelosa dio un paso hacia atrás.

―Yo no estoy segura de querer nada de esto, Stephen. Yo... solo quiero ser normal ―susurró, casi en un ruego.

―Nunca lo has sido, Iris. Tu destino no era ser normal, sino convertirte en lo que llegarás a ser algún día. Tu padre era un mutante, tu madre también. Tú estabas destinada a serlo en algún momento ―ella respiró hondo y le miró con el ceño fruncido, aún desconfiada. Él suspiró―. Déjame mostrarte algo. Déjame mostrarte la inmensidad del infinito y tu papel en él.

Stephen dio un paso hacia ella y estiró su mano, esperando a que ella le diese la suya también. No estaba muy segura de ello. No sabía seguro si quería ver aquello que él iba a mostrarle o no.

Pero entonces se dio cuenta de cuánto había estado sufriendo desde que decidió alejarse de la mansión y de los demás. Desde que decidió alejarse de su hogar y de lo que parecía ser su destino.

Toda su vida había estado evitándolo y toda su vida se había arrepentido por ello.

Ahora era el momento de dar un paso hacia delante y encarar todo lo que le estaba pasando.

Sin más miedos, sin más indecisión.

Así que estiró su mano y dejó que Stephen la cogiese.

En cuanto lo hizo, de las manos de él salió un humo anaranjado, que voló hasta ella y se metió en su interior. Y entonces ella comenzó a ver la inmensidad del infinito, tal y como él le había prometido.

Aquello era tan grandioso, tan interminable y tan delicado que ella no pudo evitar que sus ojos se aguasen mientras flotaba en el espacio y se movía de un lado para otro. Vio otros universos, los cuales nunca había creído posibles, otros planetas y otras vidas. Lo vio todo y sintió que era privilegiada por ello.

Y luego vio su destino. Observó su papel en él y el destrozo que ocasionaría un solo desajuste de ese.

Por lo que, cuando su mente volvió a la tierra y el humo de Stephen se disipó, ella supo lo que debía hacer.

―El mundo va a volver a necesitarte, Iris, y tendrás que estar preparada para cuando llegue ese momento ―le advirtió Stephen―. Nosotros podremos prepararte. Solo tienes que venir conmigo.

Y así lo hizo.

Sin dudarlo, agarró con fuerza la mano de Stephen y dejó que la guiase hacia mundos que creía imposibles, hacia civilizaciones propias de historias y hacia otras dimensiones.

Y, cuando Iris volvió de nuevo a la Tierra, habían pasado años, aunque para ella solo habían sido unas horas. Sentía que apenas había dejado aquel mundo, pero en su interior sabía que había pasado años junto a Stephen Strange.

---

Seep.

Bueno, puede que estéis algo desorientadas, pero os explico un poco.

Entre Destruction y Catastrophe pasan varios años. En esos Iris descubre que tiene poderes, pero como habéis visto no tiene ni idea de cómo controlarlos, por lo que le están consumiendo y se está perdiendo a sí misma.

Durante esos años aparece Stephen Strange, que la ayuda a controlar sus poderes y por ello cuando Charles le pide ayuda a Iris para sacar a Erik de la cárcel, ella sabe usar sus poderes.

Iris pasa muchos años con Stephen aprendiendo a controlar sus poderes y demás, pero cuando vuelve a la Tierra solo han pasado varios años.

Si queréis saber más cosas que pasaron durante esos años con Stephen e Iris decídmelo y podré hacer otra escena más sobre aquellos tiempos.

Sin embargo, las siguientes escenas serán más normales jajajaja.

Me gustaría mucho saber qué pensais sobre esto, así que os agradecería mucho que dejaseis vuestros comentarios.

Sé que los X-men son de Fox y Stephen no, pero es una historia así que aquí puede pasar cualquier cosa jajajaja

¿Queréis ver alguna escena en especial además de las que tengo pensadas?

Continue Reading

You'll Also Like

514K 32.9K 23
Primer Libro de "The Amazing Spider-Man [Peter y tu]" de tres libros ____ Stacy es un chica tímida, una chica invisible que no muchos se dan cuenta d...
405K 12.1K 10
ELECTRA HALE tiene una sed de venganza, una dulce, una que quemará todo a su paso. Si se ha permitido enamorar, pero, ¿Qué pasará cuando su enamorad...
135K 8.1K 36
Mi nombre es tn strange y soy hija de doctor strange y también tengo poderes igual que mi padre ... Bueno esta es mi primera vez en una escuela y pu...